Perseguido sin pruebas: Lula puede ser detenido

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Perseguido sin pruebas: Lula puede ser detenido

05 Abril 2018

Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis

Por 6 votos a 5 el Supremo Tribunal Federal negó el pedido de hábeas corpus presentado por la defensa del ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Los abogados del ex mandatario entendieron que la denegatoria del recurso presentado ante el Superior Tribunal de Justicia significó una ilegalidad y un abuso de poder, lo que el Supremo no compartió. Una vez publicada la sentencia el juez Sérgio Moro puede ordenar la detención del ex Presidente.

En una sesión que duró once horas, hasta pasada la media noche, y cuyo resultado se definió a las 19hs, con el voto de la ministra Rosa Weber, el Supremo Tribunal Federal (STF), tribunal constitucional de Brasil, negó el recurso presentado por los abogados del ex Presidente, cuyo objetivo era que Lula pudiese aguardar en libertad la finalización del juicio, amparado en el artículo V de la Constitución que establece que todo ciudadano será considerado inocente hasta la finalización del trámite en juzgado, cosa que aún no aconteció.

Lo que los ministros del STF juzgaron ayer fue el hábeas corpus presentado por la defensa de Lula, quienes argumentaron que la negativa del mismo por parte del Superior Tribunal de Justicia, ante  quienes también habían presentado el recurso, significó un abuso de poder y un hecho ilegal. La ministra Rosa Weber, quien definió la votación, sostuvo que no se podía considerar ni ilegal ni un abuso de poder el hecho de que el STJ siguiera la jurisprudencia establecida por el STF.

En el año 2016 el STF modificó una acordada anterior del año 2009, según la cual se entendía que una detención tras la condena en segunda instancia significaba una violación al principio de inocencia constitucional, porque todavía no se habían acabado todos los recursos procesales a los que un ciudadano tiene derecho. Cuando los abogados de Lula se presentaron ante el Superior Tribunal de Justicia solicitando un hábeas corpus que garantizase el derecho del ex Presidente de aguardar la finalización del juicio en libertad, los jueces entendieron, siguiendo la acordada del STF de 2016, que la detención del mismo, tras una condena de la segunda instancia, no violaría el principio de inocencia.

Hoy los jueces del Supremo se refirieron a ese recurso, el hábeas corpus, y no fallaron sobre la causa. Es por ella razón que la ministra Rosa Weber, en un discurso que recordó el voto no positivo de Cobos, afirmó que ella estaba votando contra lo que creía, que no votaba sobre la cuestión de fondo, sino que sostenía que no se podía afirmar que era una ilegalidad ni un abuso de poder que el STJ obedeciera la jurisprudencia del STF.

El voto de Weber fue el quinto y reclamó ante la presidenta del Supremo, Carmen Lucia, por ello. El primero en votar fue el relator de la Lava Jato ante el STF, el ministro Fachin era voto cantado contra el ex presidente, le siguió Gilmar Mendes, colocado en el Supremo por Fernando Henrique Cardoso, un brabucón que exagera sus intervenciones, que parece más un comentarista político indignado de un programa de la noche, que un juez del máximo órgano de justicia de Brasil, pero que votó a favor del hábeas corpus a Lula. Como advirtió Mendes, hoy es por A, mañana va a ser por B o C.

Quien siguió en la votación fue Alexandre de Moraes, quien fue ministro de justicia de Michel Temer, siendo que se dedica al derecho constitucional. El eje argumentativo de Moraes fue que si el STJ siguió la jurisprudencia brasilera respecto a que la detención en segunda instancia no viola el principio de inocencia, no se puede considerar que la misma representa una ilegalidad o un abuso de poder. Moraes señaló que el STJ simplemente se dedicó a seguir la tradición del Supremo Tribunal y fue interrumpido por el ministro Marco Aurélio, quien le recordó que en el 2009 la jurisprudencia había cambiado, hasta que en el 2016 se adoptó la vigente.

Tras Moraes fue el turno del ministro Roberto Barroso, cuya intervención es considerada “punitivismo demagógico” de parte de buena parte de los abogados penalistas, lo que significa que cualquier persona que vio Telenoche o el noticiero de O Globo durante un año seguido se podría haber sentado en la tarde de ayer en el sillón del ministro y dicho prácticamente las mismas palabras, utilizando los mismos argumentos.

Barroso comenzó reconociendo que no le era indiferente que se juzgase a un ex Presidente, que había terminado con un altísimo índice de popularidad y quien era responsable del crecimiento económico y social del país, para después señalar que no se juzgaba su legado político cuanto algunos de los delitos que más perjudican a la sociedad brasilera. Barroso apeló no al texto de la Carta Magna, no se dedicó a hacer una interpretación de la Constitución, tarea que le encomendaron, cuanto a interpretar “el sentimiento de justicia de la sociedad”.

El ministro, en una performance que se repite a lo largo y ancho del mundo occidental, señaló que los principales delitos de Brasil y los que más daño hacen son dos: la violencia y la corrupción, y que por este último nadie está preso. “El desvío de fondos mata, la corrupción mata, las personas mueren esperando un turno en el hospital, mueren hacinadas en los trenes”, señaló el ministro, sin hacer referencia alguna al texto de la ley, cuanto se limitó a apelar a la emoción de las personas, que a fin de cuentas es lo que mueve sus elecciones, más que la racionalidad.

Barroso reconoció no haber leído ni la sentencia en primera instancia de Moro, ni la sentencia del Tribunal Regional Federal Nº4, que amplió la condena al ex Presidente, afirmando que sólo había leído la resolución del STJ que le negó el hábeas corpus a Lula. Tras Barroso, fue el turno de Rosa Weber, de quien se esperaba la definición.

La ministra comenzó su intervención reclamándole a la presidenta del tribunal que la hiciera votar en quinto lugar, cuando el tablero estaba 3 a 1, lo que hizo suponer que tras su voto no sería posible dar vuelta el resultado, porque quedaría 4 a 1, quedando Weber como la responsable del resultado. La ministra afirmó que no votaba de acuerdo a lo que creía corresponder al fondo de la cuestión, sino que no podía sostener que fuera una ilegalidad ni un abuso de poder que el STJ siguiera y respetara la jurisprudencia del STF.

Weber expresó, así como Barroso, que no se estaba tratando la condena, el debido proceso de la misma, cuanto si lo que había cometido el STJ había sido una ilegalidad o un abuso de poder, por lo que resolvió que no. Para ello argumentó que debía respetar el espíritu de colegiado y sostener la decisión anterior de la mayoría, por más que la composición de los ministros sufriera alteraciones.

Tras el voto de Weber, que definió la sesión, hubo una reunión entre los ministros que apoyaban el hábeas corpus de Lula, en que se intentó que se tratara en el plenario los recursos presentados por al defensa del ex Presidente sobre los aspectos constitucionales del proceso, entre los que debe recordarse que Moro pinchó los teléfonos del estudio de abogados de Lula, violando la garantía del secreto profesional, así como filtró a la prensa grabaciones ilegales que ordenó de comunicaciones entre Dilma Rousseff y Lula. Pero el intento de tratar las Acciones Declaratorias de la Constitucionalidad del caso no tuvieron lugar.

Le siguió el voto del ministro Fux, quien también votó contra el hábeas corpus, por lo que la sesión quedó 5 a 1, para terminar empatada 5 a 5, tras las votaciones de los ministros Toffoli, quien decidió  no leer su voto porque la sesión ya llevaba 6 horas, le siguió el ministro Lewandowski, quien comenzó su intervención afirmando que había una “relativización de la presunción de inocencia, en favor del derecho de propiedad”. El ministro señaló que la Constitución era clara respecto a que la libertad es regla y la prisión es una excepción.

Quien siguió en la votación fue el ministro Marco Aurélio, quien defendió la interpretación de la Constitución a la letra. “Mi deber mayor no es acompañar a la mayoría, sino respetar la ley mayor que es la Constitución”, señaló, en clara alusión a la intervención de Weber, quien defendió la voluntad mayoritaria del colegiado, y de Barroso, quien colocó el voto en el “sentimiento de justicia de la sociedad”.

Marco Aurélio intentó varias veces que se tratara las Acciones Declaratorias de Constitucionalidad, así como también propuso que no se publicara la decisión del tribunal hasta que las mismas no se trataran. La razón de ello es porque una vez que el Supremo presenta su decisión, la defensa tiene tiempo para presentar nuevos recursos de aclaratoria. Pero tampoco lo consiguió, la presidenta del Tribunal, Carmen Lucia, estaba decidida a votar contra el hábeas corpus a Lula.

Tras Marco Aurélio fue el turno de Celso Ramos, quien afirmó que los jueces no pueden ser presionados por las voluntades mayoritarias promovidas por los medios de comunicación. Celso defendió el derecho a la presunción de inocencia y a aguardar en libertad el fin del proceso judicial. “Es un límite constitucional al poder del Estado, a quien le corresponde probar que el acusado es culpable”, señaló el ministro.

Con la votación 5 a 5, a quien le correspondía desempatar era a Carmen Lucia, cuyo voto, como el de todos, menos Rosa Weber, se sabía de ante mano, lo que significa que Lula ya puede ser detenido una vez que el Supremo publique la sentencia. Pero vale destacar que siendo que ni el Superior Tribunal de Justicia, ni el Supremo Tribunal Federal, trataron la causa, el respeto al debido proceso, las violaciones constitucional, sino que simplemente fallaron sobre el pedido de hábeas corpus, Lula podría ser detenido y liberado, cuanto no se debe descartar la posibilidad de que antes de que sea detenido, el STF trate algunos de los recursos presentados por los abogados del ex Presidente.