Lula no se entregó

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Lula no se entregó

09 Abril 2018

Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis

Tras la noticia de la orden librada por el juez de primera instancia, Sérgio Moro, de que el ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva debía presentarse el viernes 6 antes de las 17 hs en la ciudad de Curitiba, la AGENCIA PACO URONDO envió a este cronista a la ciudad de San Pablo, donde el ex mandatario se había reunido con los principales dirigentes del Partido de los Trabajadores en el Sindicato de Metalúrgicos, lugar que lo parió como dirigente político. Allí se acercó una multitud a rodear el edificio, buscando impedir que lo detuvieran. No hubo caso, Lula es un hombre de la democracia y cumplió con lo establecido por la ley, sin antes denunciar la injusticia y enviarle un mensaje a la militancia.

El jueves tras la noticia, las diversas fuerzas políticas que integran el Frente Brasil Popular convocaron a su militancia a dirigirse a la sede del Sindicato. Según algunos de los dirigentes con los que APU pudo conversar, esa noche no se juntaron mucho más que cinco mil personas. Las imágenes del acto en que hablaron Gleisi Hoffman, senadora y presidenta del PT, Dilma Rousseff, ex Presidenta de la república, Guilherme Boulos, líder del Movimiento de Trabajadores sin Techo y candidato a presidente por el PSOL, muestran que la extensión de gente presente no llegaba a estar a cien metros de distancia del carro de sonido que funcionaba de palco.

APU llegó de madrugada, cuando el acto había finalizado y en las dos calles sobre las que está el sindicato, ubicado en una esquina, no había más de doscientas personas, la mayoría formaba parte del MTST. Unas cincuenta dormían en el acampe, el resto circulaba por el lugar, compañeros y compañeras del MTST alegraban el mal momento con una ronda de samba, en la que el ritmo lo marcaban con un tacho de pintura y una botella de vidrio, para que las voces y la danza que caracteriza este país mostraran toda su belleza.

Lula se encontraba en el segundo piso del edificio que tiene cuatro. Allí pasó el tiempo entre el jueves y el sábado, cuando salió caminando para subirse al auto que lo llevó hasta un edificio donde lo aguardaba la Policía Federal para ser trasladado hasta Curitiba. Fue en ese segundo piso donde APU, junto con otros medios militantes, como Brasil de Fato, Jornalistas Livres, la TVT, pudo acompañar los últimos momentos vividos en libertad por el ex Presidente, quien recibía a amigos y compañeros que pasaban a saludarlo y desearle fuerzas.

Así como el jueves se convocó a la militancia para rodear el sindicato, el PT también llamó a la militancia de las provincias del sur, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul, para movilizarse a Curitiba, lo que hacía pensar que el viernes Lula cumpliría con la voluntad de Moro, pero no. El viernes a quince minutos de las 17hs, el noticiero Band News, de la poderosa cadena Bandeirantes, informó que un grupo de choque de la policía estaba yendo hacia el sindicato, lo que después se comprobó falso.

El anuncio se realizó también a pocos minutos de que la senadora Gleisi Hoffman informara que Lula no viajaría hasta Curitiba, que se quedaría hasta el sábado en la sede del sindicato para acompañar la misa que se realizaría en el lugar en homenaje a su esposa, fallecida por un Accidente Cerebro Vascular durante el proceso de la Operación Lava Jato. Tanto Lula, como familiares y seres cercanos a ellos, señalan que la presión y persecución que sufrieron los hijos del matrimonio la afectó demasiado.

Tras las palabras de Hoffman a la prensa, APU dialogó con Paulo Teixeira, diputado del PT, quien señaló que si querían detenerlo debían ir a buscarlo, que él no se iría a resistir. Minutos después Folha de São Paulo titulaba en su portal que la Policía Federal informó que no iría a detenerlo porque no estaban dadas las condiciones de seguridad. Para ese momento había unas diez mil personas en los alrededores del sindicato. A medida que el sol caía aumentaba la cantidad de personas que se acercaban al lugar.

Ni jueves ni viernes Lula salió a hablar con los manifestantes. El jueves a la noche se asomó por la ventana para saludar y se abrazó con la militancia que estaba autorizada a ingresar al segundo piso, donde se habían colocado unas vallas para evitar el ingreso a las oficinas y salas donde se encontraban reunidos los diferentes dirigentes, senadores y diputados. Lula les daba fuerzas a las personas que le pedían llorando un abrazo y les transmitía tranquilidad, diciéndoles que todo saldría bien, vestido con un saco negro con cuello mao y tiras de colores que le regaló el presidente Evo Morales.

Entrada la noche comenzó a circular que tras la misa Lula cumpliría a derecho y se presentaría ante la Policía Federal. Las dudas sobre la veracidad de la versión se acabaron cuando este cronista vio salir a un grupo de veteranos dirigentes petroleros, vestidos con la camisa naranja de PETROBRAS, con tantos o más años que Lula, con las caras llenas de tristeza. Un hombre de pelo blanco y los surcos de la cara mojados me miró y me dijo “no puedo seguir llorando, pero qué tristeza”.

Durante la misa en homenaje a Doña Marisa, en el carro de sonido estaban los principales dirigentes del PT, la Central Única de Trabajadores, así como Guilherme Boulos y Manuela D’Avila, candidata a presidenta por el PCdoB. Dilma Rousseff también estaba presente, así como Celso Amorim y otros funcionarios del gobierno de Lula. Durante su discurso Lula no sólo se ocupó de llamar a la unidad de la izquierda, cuanto señaló quiénes son sus candidatos en diversas provincias.

Pero también el dirigente mandó un mensaje a la militancia, mensaje que viene repitiendo desde hace varios años, pero como informamos en diversas oportunidades en APU, parece no tener mucho eco en el Partido. Lula alertó que no pueden tener más importancia ni más poder quienes dentro del partido quienes ocupan cargo de gobiernos que quienes son militantes de base. Esto se debe a que el PT se alejó de las bases, no tiene presencia territorial, porque la mayoría de sus dirigentes pasan la mayor parte del tiempo en reuniones bajo techo. “El PT se transformó en un partido de gabinete”, me dijo un histórico dirigente de base.

Lula afirmó que le ofrecieron irse a otro país, que si fuera por él no se haría detener, pero que después dirían que es un forajido, razón que tuvo peso al momento de decir presentarse. Si seguía estirando el tiempo corría el riesgo de que le armaran una nueva causa. Así que tras el masivo acto, cuando la mayoría de los presentes se desmovilizó, intentó dirigirse a donde la Policía Federal lo estaba aguardando, pero los cientos de militantes que aún permanecían, le impidieron la salida, poniéndose delante del portón.

Para saltear este inconveniente, Lula salió caminando, se subió a un auto que lo aguardaba y de ahí se dirigió al edificio donde las autoridades policiales lo esperaban para trasladarlo hasta el aeropuerto de Guarulhos, donde un avión de la policía lo llevó a Curitiba. Según audios que se filtraron, una persona que aún no fue identificada, le dijo al piloto del avión “llevalo y no lo traigas nunca más”. Durante el vuelo en el helicóptero que lo trasladó del aeropuerto de Curitiba a la sede de la Policía Federal, una nueva persona se dirigió al piloto de la nave para decirle “autorizado a abrir la puerta y tirar la basura afuera”.

Frente a la puerta de la sede policial unas dos mil personas aguardaban la llegada de su líder injustamente preso, ya que no sólo no se probó un sólo hecho de corrupción cometido por él, cuanto fue embargado el departamento del cual lo acusaban ser propietario, para pagar cuentas pendientes de la OAS, constructora que sí figura como dueña de la propiedad. A una cuadra de distancia, se agrupaban quienes estaban a favor de la detención de Lula, quienes comenzaron a lanzar fuegos artificiales cuando vieron el helicóptero llegar. Antes de que la nave posara en el techo, la Policía Federal comenzó a reprimir a quienes estaban vestidos de rojo.

A fuerza de gases lacrimógenos y balas de goma la policía logró alejar doscientos metros a la militancia de la sede policial, hasta que fueron detenidos por un grupo de mujeres que se sentó en el piso frente a los uniformados para que dejaran de reprimir. La tensión duró hasta que llegó el presidente del PT de Paraná, el Dr. Rozinha, e informó que la Policía Federal había violado el acuerdo establecido y la hizo responsable de la represión. “Generalmente es la Policía Militar la que reprime, pero esta vez comenzó la Policía Federal”, señaló ante los periodistas. La PM también hizo lo suyo, una vez que la PF hizo el primer disparo.

Cerca de las doce de la noche se hicieron presentes Gleisi Hoffman y Linderberg Farias, senador y líder de la bancada en el Senado. Hoffman ingresó a hablar con la policía, mientras Linderberg hablaba a la cámara que el fotógrafo de Lula, Ricardo Stucker, sostenía para la transmisión en vivo de Facebook, a través de la cual se mostraron las imágenes que llegaban de las personas hospitalizadas por las heridas de bala de gomas, así como también el cuerpo de uno  de los manifestantes presentes, quien había sido herido en la espalda y una de las piernas. Linderberg anunció que Curitiba sería la capital de la resistencia y que hasta que no suelten a Lula no se irán, llamando a la militancia de todos los cantos del país a trasladarse hasta el lugar para sumarse al campamento que se montó en los alrededores de la sede policial.

En el día de ayer uno de los abogados del ex Presidente, Cristiano Zanin Martins, lo visitó en la sede policial. Dijo que Lula está bien, aunque molesto por la injusta detención, ya que no sólo no se presentó prueba alguna contra él, cuanto que el artículo V dela Constitución Nacional establece que ninguna persona podrá ser detenida hasta que no se termine el proceso en juzgado, lo que aún no aconteció. Moro ordenó la detención del ex Presidente cuando el mismo tenía derecho a presentar recursos no solo ante la segunda instancia, cuanto al Superior Tribunal de Justicia y el Supremo Tribunal Federal, para que los mismos se manifiesten no solo respecto a las violaciones al debido proceso cometidas por el juez Sérgio Moro, cuanto a violaciones constitucionales, como fue haber ordenado pinchar los teléfonos del estudio de abogados del ex Presidente.

En tiempos en que la democracia es atacada desde los medios de comunciación, a través de diversos artilugios para engañar a la población, cabe destacar que Lula cumplió a derecho, se entregan los prófugos, que tienen orden de captura y se niegan a hacerlo. Lo mismo respecto a afirmar que los militares recientemente amenazaron con un golpe o que la democracia en Brasil pende de un hilo. El golpe se dio cuando destituyeron a Dilma Rousseff y desde ese momento en este país no vivimos más en democracia, por más que el PT haya decidido no dejar vacíos los espacios de las instituciones democráticas.