Condenaron a Lula en primera instancia: buscan sacarlo de la elección de 2018

  • Imagen

Condenaron a Lula en primera instancia: buscan sacarlo de la elección de 2018

12 Julio 2017

Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis - Brasil

El juez de primera instancia de Curitiba que investiga la causa Lava Jato, Sérgio Moro, condenó sin pruebas, por corrupción pasiva y obtener beneficios de la empresa OAS, a Luiz Inácio Lula da Silva a 9 años y medio de prisión en suspenso, hasta que la segunda instancia confirme la sentencia. En el fallo el juez reconoció que sería traumática su detenición por lo que considera mejor que sea una decisión que tome la segunda instancia. El Tribunal Regional que deberá decidir sobre el futuro de Lula, que si es condenado no podría participar de la próxima elección presidencial, a fin de junio liberó a João Vaccari, tesorero del PT, también condenado por Moro.

El fallo de Sérgio Moro son 238 páginas en las que se dedicó a despotricar contra la defensa del ex presidente, que caracteriza la actuación del juez como "lawfare", es decir, que un sector del poder financiero aplica técnicas de guerra en su estrategia legal para obtener a través de sentencia judiciales o trabas burocrácticas, lo que no puede conseguir a través de las urnas. Moro se ocupó en reiteradas oportunidades en señalar que lo realizado no responde a ninguna "guerra judicial". "Tampoco tiene cualquier relevancia sus eventuales pretenciones futuras de participar de nuevas elecciones o asumir cargos públicos", sentenció el juez, siendo que en caso de que la sentencia quede firme, Lula quedará inhabilitado para presentare a elecciones y ocupar cargos públicos.

"Los cuestionamientos sobre la imparcialidad de este juez constituyen mera diversión y, así sean comprensibles como estrategia de la defensa, no dejan de ser lamentables ya que no encuentran cualquier base fáctica y también no tienen base en argumentos mínimamente constistentes", afirmó Moro, lo que se choca de trompa con la realidad. El juez tomó delaciones como prueba para condenar al ex presidente, siendo que conforme la ley brasilera las mismas no tienen validad como tal. Sin tener prueba alguna de que el triplex fue entregado a Luiz Inácio Lula da Silva y sin más que una delación en la que dicen, que dijeron, que Lula habría sido el dueño de una unidad construida por la constructora OAS, durante el juicio no se presentó una sola prueba que diera cuenta de ello.

Según diversos abogados consultados, Moro cayó en el delito de prevaricato al reconocer los requisitos de la prisión y dejar de actuar por la calidad del reo, así como al afirmar "registrese que la presente condena no trae satisfacción personal alguna al juzgador, por el contrario. Es del todo lamentable que un ex Presidente de la República sea condenado criminalmente, pero la causa de eso son los crímenes cometidos y la culpa no es de la aplicación regular de la ley. Prevalece, en fin, el dictado "no importa qué tan alto estés, la ley aún está por encima suyo (una adaptación libre de "be you never so high the law is above you")".

Moro se refirió a la detención forzada a la que fue sometido el ex Presidente, al ser sacado de su domicilio a las siete de la mañana por la Policía Federal, con el objetivo de llevarlo al aeropuerto para trasladarlo a Curitiva, lo que no fue posible por la rápida reacción de los militantes y porque miembros de la fuerza aérea en el aeropuerto informaron que no permitirían que se lo llevasen. En el punto 72 de la sentencia el juez reconoció no desconocer "las controversias jurídicas en torno a la declaración forzada, sin intimación previa", pero justificó la medida en los riesgos que significaba para los agentes policiales si daban tiempo a que los militantes se organicen para evitarlo. 

"La misma convocatoria de militantes partidiarios sucedió cuando se realizó el interrogatorio judicial en la presente acción penal, habiendo tenido la necesidad de adoptar mecanismos especiales de seguridad para prevenir tumultos y conflictos. Entonces la declaración forzada fue una medida que estaba justificada en el conexto y el tiempo le dio aún más la razón", sentenció el juez, que demuestra aplicar el derecho conforme al contexto político narrado por los medios de comunicación, aunque eso no se ajuste a lo que la ley estipula. "Aunque se puedea eventualmente no estar de acuerd con la medida, hay que convenir que detener a alguien por unas horas, para prestar declaración, con la presencia del abogado, resguardo absoluto de su integridad fíica y el derecho al silencio, no es equivalente a una prisión cautelar, ni transformó al ex Presidente en un 'preso político'. Nada similiar a una guerra jurídica", justificó el juez.

Además de la falta de pruebas para condenarlo, llevar al ex Presidente a declarar por la fuerza sin nunca haber sido citado, la defensa de Lula también cuestionó el hecho de que Moro filtrara a la prensa conversacione privadas entre la esposa de Lula, Doña Marisa, recientemente fallecida, y sus hijos, lo cual sirvió para alimentar el odio de la población que protestaba con cacerolas contra Dilma Rousseff, ya que fue posible escuchar a la compañera de Lula mandarlos a guardarse las cacerolas. Lejos de reconocer lo innecesario de la medida, Moro levantó la apuesta, en lo que no puede leerse de otra forma que como una extorsión: "Hay mucho más diálogos interceptados además de aquellos que ganaron publicidad, pero que, por no ser relecantes para la investigación, fueron preservados y así permanecerán hasta el momento en soportes archivados durante el juicio".

Sobre el hecho de haber ordenado que pincharan una línea telefónica del estudio de abogados de Roberto Teixeira, responsable junto a su hija Valeska Teixeira Martins y su yerno Cristiano Martins de la defensa del ex presidente, Moro lo justificó en el hecho de que tenía la sospecha de que Teixeira tenía participación en el esquema de lavado de dinero del que el ex Presidente habría formado parte. Moro reconoció que el fallecido relator de la causa Lava Jato en el Supremo Tribunal de Justicia, Teori Zavascki, tuvo duras palabras contra él en su fallo, por haber levantado el secreto judicial en la causa y haber difundido audios.

Por su parte, el Partido de los Trabajadores reconoció no haberse sorprendido con la medida, recordó que para que Lula sea efectivamente preso necesita que la segunda instancia ratifique la condena y recordó que esa misma segunda instancia fue la que absolvió a Vaccari, también sentenciado por Sérgio Moro, recordando que ese tipo de medidas llevan un año y medio para ser tomadas.

En el día de ayer, además de votarse la reforma laboral que quitará derechos laborales una vez que Michel Temer la sancione, también se difundió el trailer de la película sobre el Lava Jato.