Imaginar una contra-salud mental

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    Salud Mental
    Ilustración: Gabriela Canteros
SALUD MENTAL

Imaginar una contra-salud mental

02 Julio 2023

Ansiosxs de las 7 de la tarde. Depresivxs. Anestesiadxs. Con ataques de pánico y delirios crónicos. Medicadxs hasta la médula. Extasiadxs y perplejxs. Ahogadxs, abrumadxs, en una, colapsadxs. ¡No podemos más!

Vivimos en una crisis generalizada de nuestros estados de ánimo. Nos toma un encierro trágico. Nos lleva al desespero cuándo encontramos un límite o un veto. Todo depende de nuestra individualidad. Hasta vulnerabilizarse es mandato yoico. Huyen los que pueden, se salvan solxs. Poder parar se volvió un privilegio. El trabajo sobre adaptativo produce el sin sentido que reina y nos aplasta. Y la des-erotización de nuestra vida es el comienzo de una densa niebla. Los síntomas no pueden ser sólo leídos como efectos de nuestra propia biografía. Estamos viviendo una crisis en la salud mental.

Pero frente a esta crisis no podemos responder ciegos con más salud mental, sin ningún tipo de pregunta. Porque son los guiones hegemónicos de salud los que empujan al trabajo forzoso y revictimizante de sobre adaptación a formas de vida alienante normal. ¿Qué es la normalidad? Maquinaria de equilibrio adaptativo. En este proceso hay que amoldarse a ideales o representaciones cristalizadas de lo que es estar bien. Objetivos de cura y producción. Efectos de estabilidad.

En el modelo de salud y por tanto médico-clínico hegemónico, el síntoma o la enfermedad es un exceso inadecuado. Una desviación de un cuerpo medible, cuantificable, atrapable. A lo sumo se escucha, sí, para curarlo eventualmente y después seguir. El modelo de salud mental funciona principalmente por escisión, división, opuestos y adaptación. Enfermedad vs. cura, salud vs. malestar, bien vs. mal, normal vs. anormal, vida vs. muerte. Patologizando la incomodidad y el malestar. Despojándonos de los afectos-saberes que nos habitan, como efectos del mundo.

La pregunta por la salud es por los modos de vida que producimos. Es una pregunta política, afectiva, compositiva y existencial.

Preguntarse por la salud entonces, no es suscribir la pregunta por el bienestar o el malestar. Por lo que nos enferma o nos cura. Como si las cosas de la vida fueran estáticas e incambiables. La pregunta por la salud es por los modos de vida que producimos. Por nuestro modo de hacer mundo. Es una pregunta política, afectiva, compositiva y existencial.

La salud mental es un territorio múltiple. Potencias, fuerzas, intuiciones, deseos, rechazos, síntomas, hábitos, prácticas, modos de habitar y producir existencia con otrxs. Modos de afectarnos y dejarnos afectar.

¿A qué llamamos enfermedad, dolor, síntoma, trastorno, crisis, locura, angustia? ¿Por qué nos cuesta tanto habitar lo ambiguo, lo paradójico? ¿Cómo podemos imaginar una contra-salud mental?

Una contra-salud es el movimiento de reapropiación de nuestras anomalías, incomodidades, síndromes, trastornos, síntomas y malestares. Pero también de nuestras fuerzas, intuiciones, alegrías. Para convertir lo vivo, innombrable, que habita en nosotrxs, en territorios de investigación, producción e invención de quehaceres de nuestra propia vida  Una contra-salud usa la anomalía como saber del mundo. No para romantizarlo, tampoco para eliminarlo, si no para escuchar allí la constelación anímica de una revuelta.

En el modelo de salud y por tanto médico-clínico hegemónico, el síntoma o la enfermedad es un exceso inadecuado.

Una contra-salud es el movimiento de reordenamiento de los cuerpos, los flujos y las fuerzas del mundo, de tal modo que habilite la improvisación y lo insurgente. Lo que no estaba de antemano. Su potencia radica en el acto de creatividad. En el procedimiento se aloja su ética. Re-apropiación e invención. Experimentar, no obedecer. Inventar, no repetir Jugar, no morir. Dar lugar, no patologizar. La contra-salud es un modo de habitar la angustia y a veces el dolor, porque a veces no se puede estar de otra manera si se está cerca de lo vivo que brota. Ser la invención. Ser lo vivo. Lo que brota. Lxs brotadxs. 

Para inventar hay que imaginar. Hay que volver al sueño como potencia de vida. Como brújula de emancipación. Usar la intuición lúdicamente con rigurosidad y método. La vibración como procedimiento. Lo vivo como ética. Para la producción de una existencia, ni tan sana ni tan normal y sí, más vivible.

*Por decisión de la autora, el artículo contiene lenguaje inclusivo.