Lorenzetti: “Si obedecemos a la CIDH se cae el sistema judicial”

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Lorenzetti: “Si obedecemos a la CIDH se cae el sistema judicial”

17 Febrero 2017

Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis - Brasil


El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, fue invitado a Brasil por el Supremo Tribunal de Justicia, por iniciativa del ministro Edison Fachín, relator de la causa Lava Jato. En su exposición sobre “Audiencias públicas, participación social e implementación de derechos fundamentales”, Lorenzetti se refirió al reciente fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, afirmando que si revocaran el fallo de la Corte, se caería el sistema judicial. El juez supremo estableció que la función de la Corte es transmitir valores, teniendo la posibilidad de ordenar políticas públicas, ya que las personas cuando se pierden miran para arriba para guiarse por las estrellas. El Supremo afirmó que es necesario debatir sobre las posiciones ideológicas en el poder judicial como lo hacen en Estados Unidos. “Quien es proteccionista decidirá de forma diferente a quien está preocupado por las consecuencias económicas”, señaló. Afirmó que no hay sistema más regulado que el financiero y aún así no se pueden predecir las crisis. Explicó que las audiencias públicas por la Ley de Medios se debió a que le acercaron la idea de hacer un debate tipo televisivo: “Si el tribunal solamente hubiera tomado una decisión, cada uno de nosotros hubiera recibido presiones muy graves”.

El predicador

Días después de declarar la independencia de la Corte Suprema respecto al Estado y el fallo de la CIDH, Lorenzetti comenzó su intervención en portugués reconociendo el liderazgo del Supremo Tribunal de Justicia brasilero, en tiempos en que el sistema financiero muestra su desesperación a través de los medios de comunicación, presionando abiertamente al STJ para que falle en la causa Lava Jato, así sea cuestionable el procedimiento jurídico de la sentencia. Lorenzetti aprovechó su exposición para afirmar que es función del poder judicial colaborar con la armonía social y que para ello es necesario que los jueces conciban la realidad como un sistema y recomendó que en las facultades se fomente una lectura sistémica del mundo. Muy lejos se mostró de la lectura del sistema mundo hecha por Immanuel Wallerstein y su crítica al sistema financiero. Destacó que si los jueces intervienen sin tener en consideración que sus sentencias afectaran al conjunto de la sociedad, pueden romper el equilibrio del sistema y el caos emerge con la función de recuperar la estabilidad del mismo.

Lorenzetti leyó en portugués un texto que tenía preparado para la ocasión, en el que destacó la semejanza entre los procesos que viven los poderes judiciales a nivel global. Señaló que el judicial es un sistema que tiene mucha discrecionalidad del juez, un poder que puede alterar la economía y que los jueces pueden ordenar mandatos a otros poderes que van más allá de la autocontención judicial tradicional. Para dar un ejemplo de ello utilizó el proceso de limpieza del Riachuelo, las audiencias públicas convocadas, y el ordenamiento dado a los otros poderes del Estado en términos de legislación y aplicación de políticas. “Un sector de la doctrina dice que esto es activismo judicial, pero hay muchos países que tienen muchas protecciones, como Brasil y Argentina, que están en la norma jurídica, por lo que los tribunales simplemente tienen que declarar la violación”, señaló.

El presidente de la Corte consideró que el dictado de mandatos al Congreso para que legisle sobre la protección de la Independencia judicial, promueve el debate, por lo que cambian las expectativas sociales respecto al Congreso en su relación con el poder judicial. Destacó que el poder judicial no sólo tiene la potestad de ordenar políticas públicas a los poderes ejecutivos, sino también definir los medios adecuados de implementación de las mismas, circunscribiendo la discreción del Estado en ciertos aspectos técnicos u otras áreas muy delimitadas. Advirtió que esto “puede ser una buena medida en casos específicos pero no debe tomarse como una norma general”.

La estrella que nos guía al futuro

Durante su exposición ante un auditorio que no superó las cuarenta personas, entre ministros del STJ, profesores de universidades nacionales, funcionarios del poder judicial o el Ministerio Público, entre ellos de Paraná, donde está en curso la causa del Lava Jato, Lorenzetti destacó que la obligación de las supremas cortes es transmitir valores con sus sentencias, porque vivimos una época en que las personas están perdidas. “Cuando tenemos confusiones, nos perdemos, sólo miramos para arriba, como en la selva del Amazonas o el campo argentino, donde miramos a las estrellas, y las estrellas son los valores. Los tribunales tienen que marcar valores”, afirmó.  Señaló que para ello es clave un poder judicial fuerte y legítimo, relacionado con el futuro del mundo. “El importante rol que tiene el poder judicial en la decisión de cuestiones de relevancia presenta el riesgo de que el juez imponga sus concepciones, paradigmas o ideologías a un sector importante de la sociedad”, expresó.

Un día después a que Clarín titulara “Zaffaroni criticó a sus ex compañeros de la Corte”, por el análisis que el juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos compartió en APU, Lorenzetti explicó que: “en el campo jurídico el fenómeno que tenemos es que en estas cuestiones de relevancia, frente a los mismos hechos y las misma legislación los jueces, aún dentro de un mismo tribunal, tienen visiones diferentes, eso no es por la ley, los hechos o las pruebas, es por la concepciones. Esto es una discusión política en el mundo actual y tenemos que hablar de esto. En Estados Unidos dicen  sobre los miembros de la Corte, es conservador o progresista. El problema es cómo integrar los tribunales con jueces de una ideología. Los tribunales tienen mucha relevancia política y tenemos que hablar de eso”, propuso Lorenzetti.

Voto cantado

“Los factores de poder tratan de presionar a los tribunales para que los jueces que tienen una ideología cambien o cambiar a los jueces. Este es un problema global”, afirmó y señaló que están los que se basan en la primacía del contexto, por sobre la norma. “El problema es que frente al mismo caso los juristas tienen distintos enfoques, modelos. Por ejemplo, quien es progresista es diferente de quien es conservador, quien es proteccionista decidirá de forma diferente a quien está preocupado por las consecuencias económicas”, dijo, dejando de manifiesto su desconocimiento sobre economía. Sin duda alguna, el llamado proteccionismo está preocupado por las consecuencias económicas, por eso se opone a la apertura irrestricta de las importaciones que afecta a la industria nacional, como consecuencia lógica de que la matriz industrial argentina también es parte de un sistema, por lo que al verse una parte afectada, se afecta al conjunto.

Para argumentar la necesidad de una visión sistémica dentro del derecho, Lorenzetti retomó la referencia al sistema económico, haciendo afirmaciones contradictorias. Por un lado señaló que a pesar de que “el sistema financiero es uno de los más controlados del mundo nadie puede prevenir un quiebre del sistema”, por otro lado sostuvo que la falta de regulación fue la causa de la crisis financiera porque “autorizaron los instrumentos financieros derivados, esto produce una flexibilidad, esa flexibilidad produce ausencia de control, y esa ausencia lleva a que crezcan los incentivos”.

La armonía gracias a su justa medida

La invitación brasilera y la transmisión en vivo de la misma permitieron que cualquiera que entendiera portuñol pudiera observar con claridad cuál cree Lorenzetti que es su rol en la sociedad. Según sus palabras desde el poder judicial tiene el poder de armonizar la sociedad, ser un puente para el diálogo entre las partes en conflicto, porque tiene una visión sistémica y es lo suficientemente responsable para no dictar sentencias que colaboren a romper la estabilidad del sistema. Señaló que no tiene sentido alguno dictar sentencias judiciales de imposible cumplimiento, porque la vía de resolución de conflictos es el diálogo entre las partes que lleve al consenso.

“Tuvimos el caso de la ley de medios que los grupos estaban en contra del gobierno. Si el tribunal sólo hubiera tomado una decisión, cada uno de nosotros hubiera recibido presiones muy graves. ¿Qué hicimos?  Una audiencia pública. Convocamos amicus curiae para que cada uno sostenga su paradigma”, compartió Lorenzetti en un país en el que ni se discutió la regulación de los medios. “La idea de ellos era un debate como acontece en el debate televisivo uno expone una posición que no va a cambiar nunca y cada uno lleva la hinchada, un juego de presiones, pero el debate democrático ahora no puede ser así”, manifestó, sin aclarar quién le acercó la idea de crear la instancia del debate televiso en medio de un proceso judicial. Luego agregó: “Los jueces son los guardianes de las instituciones y los derechos individuales. Su actuación no debe estar direccionada a sustituir las voluntades de las mayorías o minoría, pero sí a asegurar el procedimiento para que ellas se expresen”.

La CIDH quiebra el sistema

Al finalizar su exposición y dar inicio al espacio de preguntas, uno de los asistentes interrogó a Lorenzetti respecto al reciente fallo sobre la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde la Corte Suprema de Justicia estableció que la misma no es una cuarta instancia que pueda revocar los fallos que la corte local dicta, considerando que habían dictado sentencias de referencia para América Latina, como el fallo Simón, donde declararon la inconstitucionalidad de la leyes de obediencia debida y punto final. Lorenzetti no ocultó la incomodidad, se rió y trató de “querido amigo” a quien hizo la pregunta.  “El problema es encontrar un equilibrio, porque nosotros siempre establecimos que la Corte Suprema respeta el sistema jurídico Interamericano y que la Corte Interamericana debe ser respetada y sus decisiones son obligatorias”, afirmó Lorenzetti. Es necesario recordar que no es la Corte la que reconoce la normativa constitucional y exige no sólo el respeto sino la obligatoriedad de reconocer sus decisiones, sino que es la Constitución quien lo establece.
“El prooblema es si la Corte es una cuarta instancia o es subsidiaria. El problema es que en Argentina se generan muchos caso que todo el mundo va a la Corte y después a la CIDH. El otro problema es si la CIDH tiene facultad de revocar una sentencia de la Corte Suprema que tiene cosa juzgada. Son principios que nosotros dijimos no son posibles, no se puede, si quebrás la cosa juzgada, se cae el sistema”.

Otros temas sobre los que se expresó:

Echale la culpa al agua

“Ahora en Buenos Aires hay una inundación y dicen que el problema es que llovió mucho. El problema es que edificaron donde no debían, tuvieron una posición pasiva en el campo político nacional e internacional respecto del cambio climático, una serie de cuestiones previas que son alarmas y fueron ignoradas. Si ignorás las pequeñas alarmas que el sistema va desequilibrando y en algún momento produce una corrección que es catastrófica, esto acontece en todos los campos”, ejemplicó Lorenzetti.

Prohibir o no prohibir, no es la cuestión

“El problema de la drogadicción no es sólo prohibir o no prohibir, tenés que pensar el sistema educativo, integrar a esos chicos a la educación, valores, un sistema que tiene que funcionar bien”.
 
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