Brasil: Dilma pidió adelantar las elecciones

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Brasil: Dilma pidió adelantar las elecciones

17 Agosto 2016

Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis

El día en que las distintas centrales de los trabajadores se unieron en un paro para decirle al gobierno golpista de Michel Temer que no van a aceptar ni un derecho menos, menos de los que ya sacaron en los últimos dos años, la Presidenta Dilma Rousseff envió desde la residencia presidencial un mensaje al Senado, que debe decidir sobre su juicio político, para solicitarles que no cometan la injusticia de condenar a una inocente y decirles que si no la condenan, en cuanto ella vuelva a asumir el mandato, convoca a un plebiscito para que la población decida si quiere elecciones anticipadas y realizar una reforma política, el único de los cinco puntos que propuso la mandataria tras las manifestaciones de junio de 2013 y que hasta la corporación política del PT no tomó como bandera. Dilma pide volver para salir. Asumió que se terminó su gobierno.

Mientras el Partido dos Trabalhadores está abocado a la campaña a concejales e intendentes, víctimas de que se elijan candidatos y no partidos, razón por la cual la fuerza se atomiza en vez de aglutinarse, la Presidenta vuelve a impulsar la reforma política, que significaría que los militantes se encuadren detrás de una candidatura única, para que no estén preocupados por su candidatura a concejal mientras en el país dan un golpe de Estado. La clase política brasilera, que cree que el campo de la política es el de la percepción, que Lula llegó al gobierno por el marketing, no está dispuesta a ver qué lugar de la lista le toca, cuando yendo sólos se aseguran que entran. La estructura institucional de este país atenta contra la participación política y el fortalecimiento de proyectos populares.

En los actos que se realizaron ayer en Brasil por el paro de las centrales sindicadas, el discurso que primó fue el de la unidad, se señaló que la unidad sindical va a ser fundamental para resistir el 2018. Mientras algunos sindicatos pedían la vuelta de Rousseff, otras y otros decían que también querían terminar con el gobierno golpista de Temer, pero no querían que volvieran la Dilma del ajuste fiscal y las políticas neoliberales. Ayer quedó claro que la organización con mayor poder de movilización es la Central Única dos Trabalhadores, que es la base de sustentación del PT, la fuerza que lo parió. El segundo gobierno de Dilma dinamitó esa base, en un año produjo un millón y medio de desempleados registrados. Dilma comenzó el avance neoliberal en la región con la colocación de Joaquim “Manos de tijera” Levy en el ministerio de Economía.

Dilma en su discurso al Senado, leyó que entendió el mensaje. Reconoció haberse equivocado. Reconoció que “después de lo que se inició con el impeachment se acercó más al pueblo”. Nunca lo estuvo, dicen los mismos petistas. La Presidenta no tenía reconocimiento alguno de la base militante del PT. En un país en el que la Reforma del Estado de los noventa ganó el sentido común de la población, la idea de que se trataba de gestionar bien, no de hacer política, fue esa idea sobre la que se basó Lula para argumentar por qué Dilma como candidata, después que sacaron del juego a Jose “Zê” Dirceu con las denuncias del “mensalão”, el sucesor natural de Lula, el hombre que posibilitó que el PT llegue al gobierno, terminando con el infantilismo de izquierda que aún reina en el partido. Dirceu merece que le hagan un monumento en vida, hasta el PT lo esconde.

Dentro del PT Dilma tiene el apodo de “Gerentona”, una técnica, una economista con conciencia social, que cree que la administración pública no se trata más que de la administración de otra empresa. Una gestora. Cuando se anunció que sería la sucesora, los medios decían que se acababa la política y se haría un buen trabajo. Fue por la reelección detrás del slogan “Dilma Coração Valiente”, tomado del “Cristina Presidenta Coraje”. El coraje de Dilma: su resistencia a la detención por la dictadura. En cuanto ganó la elección optó por ceder a las presiones y poner un neoliberal en el ministerio de economía, lo que le generó un conflicto inmediato con la CUT. En el ministerio de Agricultura puso una gerenta de Monsanto, abrió conflicto con el Movimento Sem Terra. La de Monsanto no abandonó el barco. Al PT le sucederá lo mismo que al peronismo si no gana las próximas elecciones: por los últimos dos años de gobierno, se cuestionará la dirección de izquierda de sus políticas públicas.

El partido detrás

Apenas comenzó su discurso, detrás se vio pasar al ex gobernador de Bahia y jefe de gabinete de Dilma Rousseff, Jaques Wagner. En un país en el que el campo de la disputa política es mediática, donde el PT corre detrás de la agenda de los medios y donde ordena a su militancia actuar en las redes sociales, la aparición de Wagner no es casual. Mostró que el partido respalda esa posición, la situación es insostenible, también es insostenible la continuidad de Michel Temer en el gobierno. Los medios no van a tener cómo explicar que todas las denuncias que hubo en las comisiones del “Lava Jato” contra Michel Temer, no servirán para hacerle un juicio político por corrupción, porque son hechos realizados antes del inicio del mandato y los presidentes sólo pueden ser enjuiciados por los hechos cometidos durante su mandato. Los anteriores serán resueltos una vez que termine el período presidencial. Folha anticipó: ni Dilma ni Temer.

¿Será Lula el candidato? ¿O será Ciro Gomes, ex gobernador de Ceara, ex Ministro de Integración Nacional del primer gobierno de Lula, pero del Partido Democrático Trabalhista (PDT)? Gomes es el único político además del ex presidente que representa a los petistas. El PT lo visualiza, lo difunde a través de las redes sociales. En un país en el que se dice que “brasileiro não briga de frente”, los dos políticos con representación entre la militancia son personas que se caracterizan por pelear de frente, decir las cosas sin vueltas, en una cultura donde la elite dominante exige que se siga sosteniendo la hipocrecía esclavista. Intentaron hacerle un cacerolazo a Ciro Gomes en la esquina de su casa, y el alto y delgado político, los mandó a dormir como un padre a un grupo de adolescentes que hacen ruido al frente de su casa. Se viralizó, se ganó el respeto de la población. En una mayoría sumisa, esas confrontaciones son reconocidas.

Bendita sea la lista sábana

En caso de que el PT consiga que su historia quede limpia y Dilma salga de la presidencia porque perdió el apoyo popular y no porque es una delincuente, resta saber si conseguirá además imponer que en el plebiscito también figure la reforma política. Ante toda la sociedad quedó expuesto que si la ley establece que la financiación de la política debe ser privada, es inevitable que se financien los partidos políticos a través de las licitaciones públicas. Es inevitable que si se votan candidatos y no partidos, mientras el país atraviesa un golpe de Estado, hasta los militantes del PT estén preocupados en candidaturas individuales y destinar su tiempo a acciones de campaña en vez de subir a los morros y explicar a la población lo que está sucediendo.

Lula lleva más de tres años repitiéndolo, APU también hace más de tres años que lo viene reproduciendo, pero cerca de los núcleos de poder donde se considera que el campo de la política es la percepción, aparecen un grupo de jóvenes profesionales que dicen saber cómo ganar votos con las redes sociales. Vienen perdiendo, la mitad de este país no tiene acceso a internet y el 65% viven en hogares que suman arriba de cinco salarios mínimos. Este viernes Lula hablará en el evento que el PT organizó para la militancia en las redes sociales. Mientras Lula dice a la calle, el partido quiere a los jóvenes en las computadoras. Arriesgamos a que el viernes se los dice otra vez, la política se hace en la calle.

Brasil está viviendo lo que García Linera, siguiendo a Lenin y Gramsci, llama empate catastrófico o punto de bifurcación. Ya lo pasó Bolivia cuando quisieron destituir a Evo y él llamó a elecciones. Ya le sucedió a Cristina en el 2008, llamó a elecciones parlamentarias y ganó el voto no positivo. Ahora le tocó a Brasil su punto de bifurcación. ¿La población sigue confiando en Lula y sigue o también se sale del Estado en Brasil? Define Linera: "El empate catastrófico es una etapa de la crisis de Estado, si ustedes quieren, un segundo momento estructural que se caracteriza por tres cosas: confrontación de dos proyectos políticos nacionales de país, dos horizontes de país con capacidad de movilización, de atracción y de seducción de fuerzas sociales; confrontación en el ámbito institucional –puede ser en el ámbito parlamentario y también en el social– de dos bloques sociales conformados con voluntad y ambición de poder, el bloque dominante y el social ascendente; y, en tercer lugar, una parálisis del mando estatal y la irresolución de la parálisis. Este empate puede durar semanas, meses, años; pero llega un momento en que tiene que producirse un desempate, una salida".