Friedrich Nietzsche: la verdad y el legado

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Friedrich Nietzsche: la verdad y el legado

16 Septiembre 2018

Por Ariel Toledo

Desde la potencia narrativa desde la que se posó, Friedrich Nietzsche construyó su obra. Quizás espantado por lo eterno, quizás siendo consecuente con esa eternidad, que hoy lo tiene como una referencia ineludible en la historia del pensamiento. Y es que Nietzsche utilizó la palabra como un arma, como la herramienta feroz que le permitió cultivar y edificar un universo personal más allá del pensamiento filosófico. Incluso mucho más allá del mundo de las ideas que tan bien ha sabido cultivar.

Porque puede uno involucrarse con la obra y el pensamiento de Nietzsche, y es lógico y hasta sano que esto suceda, pero no puede por ello dejar de reconocer el valor literario de su fina y exigente prosa. Supo entonces utilizar la palabra como elemento de la razón para el decir, para el declararse frente al mundo que observaba siempre crítico y distante. Pero no por eso desconoce el poder de una prosa que cautiva y enaltece las expresiones más profundas. Por el contrario, es ahí donde radica quizás la raíz madre de la obra del pensador, en la palabra. Palabra como señal de partida, palabra como elemento formador, palabra que es la razón misma de todo lo que contiene.

Basta con leer el inicio del primero de los tres textos que se reúnen en este volumen editado por Rara avis, para entender que Friedrich Nietzsche construye una fina y cuidada prosa, y lo hace desde la conciencia de quien se impone frente a lo absurdo de la lengua, frente al vacío del cual se es presa cuando se combate no más que con palabras como único estandarte posible, para darle al mundo su visión de la tragedia, porque es eso lo que nos dice Nietzsche todo el tiempo. Esto es una tragedia y alguien tiene que dejar testimonio de su existencia.

Comienza Nietzsche declarando en Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, el primero de los textos, el que abre esta edición: “en algún rincón alejado del universo centelleante, perdido entre incontables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Ese fue el minuto mas soberbio y falaz de la historia universal; pero en definitiva, fue tan solo un minuto. Tras unos pocos suspiros de la naturaleza, el astro se congeló y los animales inteligentes debieron perecer. Alguien podría inventar semejante fabula y, sin embargo, no ilustraría cabalmente de qué manera lamentable, indefinida y superficial, cuan inútil y arbitrariamente el intelecto humano se enajenó de la naturaleza. Hubo eternidades en las que este no existía; y cuando nuevamente todo se acabe para él, nada habrá sucedido”.

Resultado de imagen para Rara avis “Contra la verdad, ensayos tempranos¿Quién puede entonces negar que esa potencia narrativa sea una clara consecuencia de lo meditado y nunca jamás de la casualidad? Porque no es solo el pensamiento profundo el que se plasma y nace como texto. No es solo el decir de las profundidades. Es también, el resultado más eficaz de la pluma de un narrador brillante. Es el cómo y la forma. Es la construcción de una trama y de sus matices. Es la necesidad de construir una fábula, porque de fabulas se construye la vida del hombre que es observado y observa.

Tres son los textos que se reúnen en esta maravillosa y cuidada edición bilingüe que la editorial Rara avis da a conocer. Tres textos que dan muestra de las inquietudes a las que Friedrich Nietzsche se enfrentó en más de una oportunidad a lo largo de su vida y su obra y que lo llevó a ser reconocido como uno de los grandes pensadores de la humanidad. Un “demoledor de muchas de nuestras certezas, ídolos e ideales”, como bien apunta Virginia Cano, responsable de la introducción del libro. Tres textos que conforman parte de la producción temprana de la obra de Nietzsche, que comprenden los textos producidos entre 1872 y 1876, y que incluyen escritos como, El nacimiento de la tragedia o las Consideraciones tempranas. Tres escritos tempranos, que fueron publicados póstumamente, en los que Nietzsche aborda temas que serán claves en su producción futura.

“¿qué es entonces la verdad? Un ejército en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en suma, un cúmulo de relaciones humanas que han sido realzadas, trasladadas y adornadas, poética y retóricamente, y que, después de un uso prolongado, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes…” , declara Nietzsche en un pasaje de Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Y es que desde ahí se construye su pensamiento, desde ahí es que eleva su voz y hace saber al mundo que la farsa en la que nos hemos convertido ha sido descubierta. Inventamos nuestras verdades porque tenemos la necesidad de volver nuestro mundo “calculable y previsible”. Y no conforme con eso agrega: “Las verdades son pues ilusiones de las que se ha olvidado que lo son, metáforas gastadas de han perdido su fuerza sensual, monedas que han perdido su troquelado y que ya no pueden ser consideradas como monedas, sino como mero metal”.

Comprender la lengua como el máximo deseo de representación es un ejercicio que se construye desde la conciencia. Y es en ese ejercicio que se da cuenta de la calidad y el carácter de lo expresado y de las cualidades de quien lo expresa. Existe entonces, en la obra de Nietzsche, sobradas razones para comprender, la idea de un cuerpo narrativo sólido. Que toma fuerza y se acerca a lo literario, tanto, que es casi una condición ineludible para sostener sus pensamientos. Un cuerpo que narra desde los tonos y los matices. Que declama desde las estructuras que la prosa le ofrece.

Friedrich Nietzsche construye desde la palabra, y no utiliza la palabra solo como una herramienta para plasmar su pensamiento, la utiliza también como elemento de ficción para mostrarnos el mundo desde los ojos que parecen haberlo visto ya todo. Ácido y crítico con su época. Ha vuelto una y otra vez sobre sus pasos y su pensamiento. La moral, la religión, la verdad y hasta la propia filosofía han caído presas de su mirada inquietante. Pero quizás sea necesario rescatar, no solo el aporte de Nietzsche como uno de los pensadores más grandes de la humanidad, sino el más. Es también necesario detenerse a pensar, observar, leer e interpretar su prosa. Una prosa trabajada y pensada. Una prosa que se constituye en una pieza clave en la producción del pensador. Una herramienta necesaria y útil para la elaboración de sus trabajos. La construcción de sus textos no son casuales ni juegan con la voluntad de la espontaneidad, por el contrario, son meditados y trabajados. Juegan con las formas y los tiempos, con el fondo y las tramas. Porque la literatura vive en la obra de Friedrich Nietzsche, porque así él lo ha querido, consciente del valor que esto le sumaba a su exquisita e inevitable obra.