César Sodero: “Al escribir hay algo que te va llevando a mirar el otro lado de lo real”
Por Boris Katunaric
APU: ¿Cómo pensás el pase entre la narración realista y el género fantástico? ¿Está dentro de tu narrativa?
CS: La verdad no lo pienso en esos términos, para mí la realidad tiene algo de fantástico si uno mira con detalle. Leyendo una nota del diario “El País” de España, la cual narraba que a raíz del coronavirus muchos marroquíes y argelinos ilegales pagaban a las mismas barcazas que los llevaron a Europa para ser devueltos a África, en ese pequeño quiebre, hace unos meses, eso podría haber sido una historia fantástica. A mí la apertura hacia lo fantástico no es algo que pienso, es algo que se aparece en las historias, la propia dinámica de la narrativa me lleva a “fisurar” lo real para que aparezca el otro lado, lo fantástico es lo que no se media pero está presente en lo real, voy dejando que la escritura me devele el otro lado de lo real que para mí está presente, no es nada sólo imaginario.
APU: Es a lo que te lleva el mismo ritmo del texto, de la escritura.
CS: Para mí la realidad tiene algo de fantástico, si uno presta atención está lleno de detalles. La escritura es un momento más reflexivo y uno tiene tiempo de pensar en esos detalles que te llaman la atención y no sabes por qué, pero al escribir hay algo que te va llevando a mirar el otro lado de lo real, eso me encanta, eso es la literatura. Es como una maquinaria, medio difícil de poder inspeccionar y decir cómo funciona la propia mecánica de la escritura, sé que hay escritores que son más analíticos y encaran la ficción desde otro lugar, para mi es algo como más integral.
APU: ¿Podrías considerarte un escritor de género fantástico?
CS: No, la verdad que no, entiendo por qué lo preguntas, puede ser que tome algunos elementos pero no encaro la escritura o me considero un escritor de lo fantástico, la verdad que no.
APU: ¿Qué te ordena para escribir? ¿Cuáles son las lecturas que vos tenés más presentes o estás leyendo actualmente que ordena la escritura?
CS: Depende lo que esté escribiendo, siempre trato de leer algo afín a lo que estoy escribiendo o algo que tenga más que ver con pensamiento lateral, puedo ver videos, documentales, millones de entrevistas, leer libros sobre el mismo tema, voy investigando. Para el cuento "Unos pescadores" leí bastante sobre pesca, sobre barcos, entrevisté a pescadores, hice todo un trabajo alrededor de esa historia para plasmarle mayor entidad y que sea más vivo lo que uno está contando. Me gusta investigar sobre lo que escribo aunque después no lo use, ahora por ejemplo, estoy en una colaboración con un guión de una directora que tiene que ver con gente impactada por rayos, entonces estoy leyendo bastante manuales de electricidad y esas cosas.
APU: ¿El proceso de escritura de narrativa cómo lo encaras?
CS: Siempre según la sensación, una imagen, algo que leo por ahí, alguien me cuenta algo. Por lo general escucho mucho, estoy atento a lo que me cuentan y no sé por qué, es medio misterioso eso, siento que ahí hay una historia, no es que se me ocurre completa, es un momento que empiezo a desarrollar o a desenvolver y la historia va apareciendo ahí, la historia que yo pensaba tenía una forma, que la voy a descubriendo a medida que la voy escribiendo. Si no escribiera no se me ocurriría nada. La ficción me aparece sólo con la escritura, anterior a eso lo que hay es una apreciación o una intuición de algo, pero no mucho más que eso.
APU: Estudiaste cine y filosofía y esas son dos formas de encarar géneros narrativos distintos, la filosofía como literatura, como una forma posible de la literatura y el cine como una manera de narración en la mayor parte de los casos ¿Cómo ha influido ese estudio?
CS: Primero estudié cine, después filosofía porque cuando estudiaba cine leían a Deleuze, el libro que habla de cine, en aquel tiempo de base y movimiento. Sentía que hacer cine, que los cineastas también son filósofos, reflexionan usando imágenes. Sentía que el cine es un espacio de reflexión filosófico. Estudié filosofía por eso, es una especie de respiración porque yo no me dedico a la filosofía, pero me quedó eso en la escritura y en el cine, una reflexión existencial tomé de la filosofía, uso personajes, conjunto, percibiendo una duda existencial o cuestionamientos sobre el mundo todo el tiempo. Los personajes, sobre todo en los cuentos, están en momentos críticos en que dudan de todo, eso me quedó de la filosofía. Después mi escritura está muy ligada a los guiones, una cosa más lacónica, bastante visual, tratando de generar imágenes claras. Eso es muy de la escritura de guión y de alguna manera trasladé eso a la literatura, tratar de generar imágenes pero que los adjetivos los ponga el lector, se pueda armar la imagen en su cabeza, se termine de armar la imagen con la mirada del lector.
APU: Veo una conexión en la forma de abordar la literatura y el trabajo de guionista. Lo veo en los diálogos sobre todo, si se quiere en lo técnico esto de no usar guiones, aunque parezca el guionista que no usa guiones en la narrativa. Como que dentro del cuento o de la narrativa misma los diálogos están muy insertos en este trabajo de narración, algo rítmico si se quiere.
CS: Para mí el texto también es algo visual: la marca de diálogo siempre me molestó, el autor señalándome que hablan, yo creo que si uno construye bien el texto no se necesita esa marca de diálogo. Hace que fluya mejor la lectura, entonces siempre trato de no generar marcas de diálogo porque no es necesario y, si el texto uno lo construye bien, corre mejor. Es una idea mía, me sale así, lo siento como una forma visual, se ve mucho más lindo y es más dinámica la lectura sin las líneas de diálogo, nunca lo pensé como algo relacionado al cine sino como algo más literario.
APU: ¿Lo viste más en la literatura que dentro de lo que es el oficio de guionista?
CS: Si, totalmente, considero que los diálogos que escribo, los diálogos de los cuentos engañosamente parecen cinematográficos pero si los mismos diálogos los llevas a un guión de una película no funcionan; me ha pasado con adaptar textos míos a cine y cuando lo pasaba a un guión, por una misteriosa razón, obviamente porque son dos lenguajes distintos, parece que son parecidos pero son muy distintos, si pasas ese diálogo a un guión se va a transformar un poco. Hace poco vi La flor de Mariano Llinás, tiene algo así pero al revés, uno lo escucha y dice “esto es literatura” narrada en off pero es engañoso, y después yo presté atención en algunos fragmentos de las películas de Llinás, lo pensaba en literatura y no funciona. Es demasiado banal, pero tiene una sonoridad literaria y esa es la extrañeza y la atracción de las películas de él.
APU: Me parece que donde más lo logras es en el cuento "No más que sombras", la señora que pierde el perro, la mujer hablando consigo misma como si fueran dos personajes, una cosa un poco ciclotímica. Se va hablando, contando y se va cagando a pedo a sí misma todo el tiempo, se está cuestionando cosas. Ese cuento me parece que logra un poco de lo visual, ahí pude ver a esa señora hablando sola.
CS: Si, vos lo dijiste, me parece que es un recurso muy literario. En el cine no funcionaría nunca, ese cuento lo adaptas al cine y no hay nada, es muy difícil sostenerlo. Para mi ese texto es pura literatura. Mucha gente me dice “tus cuentos son muy cinematográficos”, la verdad que no, no sé si funcionan, no son tan cinematográficos, parece que sí pero no, es muy engañoso eso.
APU: Lo que puede ser es que lo veo bastante cinematográfico porque no entiendo un pomo de cine y vos sí.
CS: (Risas) Creo que lo cinematográfico es que por ahí genera imágenes y eso está bueno que pase, pero me parece que para una película no sé si funcionaría, quizá el del barco pero no sé, hay algo ahí que es más de la trampa del lenguaje. Por ahí hay cosas que no funcionan tanto en otro lenguaje.
APU: Hablemos un poco de Emilia, la película que se estrenó en 2019.
CS: No, la filmé en 2019 y todavía no se estrenó comercialmente. La estrené en el festival de cine de Rotterdam a fines de enero. pero ahora con todo lo que está pasando se está postergando el estreno. De hecho, habíamos entrado al Bafici pero se suspendió, así que estamos en un bache metafísico viendo qué hacemos con la película. La hicimos donde yo nací, estuvimos como un mes filmándola y la estuve editando y pos produciendo todo el año pasado y la terminé en octubre.
APU: Es la historia de una mujer que vuelve a su pueblo buscando cierta paz pero se encuentra con ciertos fantasmas del pasado.
CS: A grandes rasgos esa es la película. Es la historia de una chica que vuelve a su pueblo escapando de su historia en la ciudad, habiendo terminado una relación, con la fantasía de que en el pueblo va a encontrar una historia en la que ella supo estar bien. Un pasado digamos, pero es una película que habla sobre los desencuentros de uno con uno mismo y con el mundo, de sentir que el lugar que alguna vez fue idealizado no existe más, aunque exista físicamente, y que las personas que uno quería mucho en otra época ya no son las mismas y toda esa frustración. Habla un poco, también, de esa adolescencia tardía y de ese no asumirse como adulto, pasa mucho con esos veinteañeros largos que siguen ahí dando vueltas. Hay un momento donde tenés que asumir que hay algo que se terminó. Es una peli bastante intimista, de vínculos, encuentros y desencuentros.
APU: ¿En qué estás trabajando en este momento?
CS: Ahora tengo varios proyectos, estoy tomando notas para un libro de cuentos, una novela empezada que voy retomando de a poquito, estoy trabajando en una rescritura de un guión de Lucía Puenzo, se llama Los impactados y estoy viendo si cerramos para desarrollar una serie que se va a filmar en la Patagonia, está bueno este proyecto pero estamos tratando de cerrarlo a ver si se puede producir o no.