Neymar: una vida caóticamente mediatizada y mercantilizada

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Neymar: una vida caóticamente mediatizada y mercantilizada

10 Septiembre 2022

Futbolistas promesas, vigentes, retirados y superestrellas. Producciones documentales, en serie o biopics. Sus producciones han colmado las plataformas de streaming. También las hay sobre equipos y el seguimiento de sus campañas. La manía a su vez se expande a otras categorías. De Roberto Baggio a la ficción sobre la vida de Carlos Tévez, la lista es infinita. El mundo del deporte ya es un subgénero consolidado dentro del entretenimiento. A ese grupo se sumó en los últimos meses Neymar: El caos perfecto, estrenada a fines de enero del corriente año en Netflix, con el objetivo de definir la carrera del astro brasilero.

La miniserie, de tres capítulos en total, fue dirigida por David Charles Rodrigues y apuesta a un lado más personal de Neymar mientras explora su trayectoria, desde sus inicios y su ascenso con el Santos, pasando por su consagración en Barcelona, hasta sus altibajos en la Selección y sus conflictos en el Paris Saint Germain (PSG). La trama se propone abordar a uno de los futbolistas más mediáticos, que decide, bajo sus condiciones— ya que participó de la producción— , exponer su vida dentro y fuera de la cancha, casi a modo de Reality show.

Neymar da Silva Santos Júnior, más conocido como Neymar Jr., es de esos jugadores que generan una dualidad de sentimientos en los fanáticos. La imagen y los firuletes del crack en el campo de juego se distorsionan por efecto de las críticas y problemas. La vida privada es una de las claves, según plantea David Beckham, uno de los tantos testimonios que se presentan, junto a compañeros como Lionel Messi y Kylian Mbappé, entre otros. Casi en su totalidad elogian las capacidades de “Ney”, a modo de contrapunto a las actitudes que le cuestionan. Un ida y vuelta en el que Neymar interviene a través de su voz en off.

Otra de las claves de Neymar: El caos perfecto es la relación de Neymar con su padre, quien también es su representante. El futbolista reclama que muy poca gente lo conoce de verdad, pero sobre él y a su alrededor hay toda una estructura marketinera como negocio lucrativo. Su progenitor, que llegó a amateur, le sirvió de espejo a “Ney” y éste siguió casi a rajatabla sus sugerencias, al punto de evitar algunas conversaciones para no discutir. Da Silva Santos, quizás el personaje más relevante, maneja a su hijo como un producto del mercado del que sólo importa la imagen, y lo reconoce a lo largo de los tres episodios, incluso cuando hay una denuncia por violación de por medio— finalmente desestimada, aunque la producción se la saque de encima de una manera bastante brusca—.

Neymar ya había formado parte de documentales y películas, como xXx Reactivado, y había tenido apariciones en La casa de papel. Sin embargo, la presente producción falla en dos aspectos claves a la hora de abordar a estrellas deportivas. El acceso libre sobre la vida del protagonista, que en un principio parece saldado, y el enfoque, que se vuelve errático y contradictorio. El resultado es más generoso que otros casos autocelebratorios— como el de Pelé, también en Netflix—, pero se cierra en una lógica empresarial en la que el deporte, más allá de algún que otro detrás de escena, es meramente anecdótico.

El principal problema es que se vuelve superficial y muy monótono, postulando al crack brasilero como víctima, al que la fama le ha llegado sin buscarla, con la cual se puede llegar a empatizar, pero sin profundizar en la influencia del padre y del entorno. Una historia de superación para salir de la favela para encontrarse rodeado de acusaciones de teatrero y fiestero, frente a lo cual Neymar intenta mostrar que, si bien hay un poco de ambos, también hay sacrificio; pero el documental rápidamente nos pone en escena la relación con empresas, fundaciones y agencias de publicidad y deja en claro que es parte de la imagen humana y contradictoria que buscan vender.     

Neymar es ese “caos perfecto” de talento, esfuerzo, diversión y conflictos mientras todo se mediatiza. Por momentos parece hartarse de ser manejado como una mercancía y, en consecuencia, boicotea su imagen, pero sabiendo que, sin eso, no sería quien es. En ese sentido, Neymar: El caos perfecto se asemeja al personaje que presenta. Una producción que se muestra como diferente pero que no introduce nada novedoso y es igual de promocional que la mayoría. De todas maneras, por detrás de la fama y el marketing sigue habiendo un hombre que sonríe cada vez que juega a la pelota, que abraza a sus amigos a pesar de perder y que aún está a tiempo de aprovechar todo su potencial al máximo.

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