Tecnología y longevidad: "Contrarreloj, envejecer es opcional"

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    Diego Anfossi
ENTREVISTA

Tecnología y longevidad: "Contrarreloj, envejecer es opcional"

12 Octubre 2025

Agencia Paco Urondo dialogo con Diego Anfossi profesional de tecnología y especialista en difundir información sobre longevidad. Ha publicado Contrarreloj. Envejecer es opcional editado por Dunken.

Contrarreloj nos lleva a un recorrido por el estado de la investigación, los datos menos conocidos, los cambios en el estilo de vida sugeridos y las preguntas que muchos hacen sobre el sentido de perseguir una vida más larga con salud.

APU: ¿Cómo surgió este libro llamado Contrarreloj, centrado en la temática del envejecimiento?

Diego Anfossi: Trabajé toda mi vida en tecnología, pero a lo largo de estos años colaboré mucho con laboratorios de investigación. Siempre me interesaron la biología y la medicina. Con los años, empecé a participar en investigaciones biológicas. Muchas veces, en los laboratorios aprovechan a alguien que pueda ayudarlos con la parte tecnológica. Tengo un amigo, Nacho De Marco —a quien le agradezco en el libro—, que fundó una empresa con algunos socios y quería difundir temas sobre longevidad en Estados Unidos, donde están más avanzados en ese campo. Me consultó, me interesó el tema y armamos redes para difundir información sobre longevidad. Ahí fue cuando empecé a investigar más en profundidad. Me pasó algo típico: cuanto más leés, menos sabés, o te das cuenta de que necesitás leer más. Entendí que no podía difundir todo solo por redes sociales, y pensé que valía la pena llevarlo a un libro. Así, quien tenga ganas de sentarse y leerlo, puede hacerlo en otro formato y encontrar ahí mi impronta y opinión personal.

APU: ¿Sería como un libro de cabecera para quienes quieren retrasar el envejecimiento o mejorar su calidad de vida?

D.A.: El libro es inseparable del tema de la salud, pero no quería hacer un texto estrictamente médico, por respeto a quienes estudiaron años Medicina. Por eso decidí presentar los distintos aspectos de la longevidad —que son muchos— en 30 capítulos, con una cierta profundidad y con base en hechos científicos. Explico por qué las cosas son como son, pero dejo que el lector elija qué temas le interesan más y pueda investigar por su cuenta. Vivimos en una época con mucho acceso a la información. Por ejemplo, hay un capítulo sobre el ejercicio: no es un libro sobre ejercicio, pero el tema es clave. Mi idea fue presentar todos los temas, ponerlos sobre la mesa, y que cada lector elija de qué servirse.

APU: En el libro destacás que una de las claves para vivir más años y con mejor calidad es trabajar los músculos. Pero no se trata solo de ir al gimnasio, sino también de incorporar hábitos como dormir bien y controlar el estrés. En una cultura donde prima la estética, ¿cómo encontrar ese equilibrio?

D.A. : De todas las cosas que mencionamos, nadie va a hacer todo. Cuanto más puedas hacer, mejor; pero aun si hacés poco, es mejor que no hacer nada. Lo importante es entender la influencia de cada factor. Hace tiempo se sabe que el músculo es el que “se come” la glucosa del cuerpo. Todas las enfermedades metabólicas —como la diabetes, los problemas hepáticos o las grasas—, e incluso las enfermedades cognitivas como el Alzheimer, tienen relación con el exceso de glucosa y la resistencia a la insulina. La mejor manera de procesar esa glucosa es a través del músculo. Por eso hay que pensar en el músculo como una inversión en salud, no solo en estética. Es raro imaginar que tu hígado te agradezca las horas que pasás haciendo actividad física, pero realmente lo que limpia la sangre es el músculo.

APU: Entonces, no es solo verse mejor, sino sentirse mejor.

D.A. : Exactamente. Es una excelente inversión en salud dedicar tiempo a la actividad física. Hoy está claro que mantener cierta masa muscular es necesario para estar saludable. El libro invita a mirar el ejercicio, el descanso y otros factores desde ese enfoque integral. La ciencia descubrió mucho en los últimos años: por ejemplo, que durante el sueño el cerebro repara conexiones neuronales. O que el ácido láctico, que antes se creía solo responsable del dolor muscular, también sirve como combustible para el cerebro. Todo está conectado: descanso, ejercicio, alimentación y estado emocional. Si no estás bien emocionalmente, si no tenés buenas relaciones o no podés manejar el estrés, eso te afecta físicamente. Son como las patas de una mesa: algunas pueden ser más cortas, pero no puede faltar ninguna.

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Tapa Contrarreloj

APU: ¿El contexto, el entorno o el estrés también pueden acelerar o frenar el envejecimiento?

D.A.: Sí, absolutamente. Por suerte hoy se habla más de salud mental. Hay que entender que la cabeza es un órgano más. El manejo del estrés es central. Nuestro cuerpo reacciona positivamente ante “estrés controlado”. Por ejemplo, cuando entrás a un sauna, el calor extremo hace que el cuerpo entre en modo de reparación: detiene funciones no esenciales y usa energía para arreglar lo que está mal. Uno sale del sauna y se siente bien. El mismo principio se aplica al ayuno intermitente, al ejercicio o incluso a comer un poco menos. Son formas de decirle al cuerpo: “Repará lo que no anda bien”.

APU: ¿El cuerpo entra en un modo de reparación?

D.A.: Exacto. Nuestro cuerpo tiene dos modos: crecimiento y reparación. Cuando somos chicos, todo es crecimiento. Pero llega un momento en el que tenemos que activar el modo de reparación. Eso se logra con pequeños “engaños”: hacer ejercicio, exponerse al frío o al calor, ayunar. El cuerpo interpreta esas señales como una amenaza y responde reparando tejidos y células dañadas. Luego, libera endorfinas y uno se siente mejor. Es una forma natural de regenerarse.

APU: ¿Qué rol cumplen los suplementos, como el magnesio, el colágeno o la vitamina D?

D.A.: Con el tiempo, nuestro cuerpo se vuelve menos eficiente para procesar lo que comemos. La microbiota intestinal, el estrés o los antibióticos afectan la absorción de nutrientes. Además, nadie tiene una dieta perfecta. El magnesio, por ejemplo, participa en más de 300 funciones corporales. Podés obtenerlo de los alimentos, pero habría que comer muchas hojas verdes, pescado, etc., y no siempre lo hacemos. En ese caso, un suplemento puede ser una buena opción. Lo mismo con la vitamina D, que depende de la exposición solar y la ubicación geográfica. Lo primero es hacerse análisis completos. Pedir al médico que incluya vitamina D, magnesio, y otros marcadores. Si hay deficiencias, se pueden corregir fácilmente. Yo, por ejemplo, tomo una pastilla mensual de vitamina D.

El libro propone tres pasos: entender por qué algo es importante, medir los valores personales y corregir lo que falte. Muchas enfermedades modernas se relacionan con carencias simples que podrían prevenirse.

APU: Entonces, ¿se podría decir que  reeducar e informar sobre el proceso del envejecimiento?

D.A.: Sí. Hay que reconocer al envejecimiento como un problema. Huirle lo más posible, porque es el origen de la mayoría de las enfermedades graves: diabetes, cardiovasculares, cognitivas, metabólicas, cáncer. Todas aparecen con la edad. El envejecimiento es el factor común. En vez de esperar que se declare una enfermedad, debemos mantener el envejecimiento a raya. En el futuro, los médicos podrán prescribir tratamientos no solo para evitar enfermedades, sino para frenar el envejecimiento. En muchos países ya existen institutos antienvejecimiento que no se enfocan en una dolencia específica, sino en reducir el impacto del paso del tiempo. No vamos a evitar envejecer, pero sí podemos retrasarlo. Si me dan 10 o 20 años más de buena salud, me doy por satisfecho. Y quizás la próxima generación esté más cerca de evitarlo. Por ahora, lo importante es vivir más años, pero sobre todo vivirlos con salud y calidad.