A seis años del intento de asesinato de Lucas Cabello el policía condenado todavía sigue libre

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A seis años del intento de asesinato de Lucas Cabello el policía condenado todavía sigue libre

09 Noviembre 2021

Por Diego Moneta / Foto Dani Moran

El 9 de noviembre de 2015 Ricardo Ayala, oficial de la entonces Policía Metropolitana, intentó asesinar a Lucas Cabello, de 20 años, que salía de una panadería en La Boca en presencia de su mujer y su hija. El caso es paradigmático del gatillo fácil como política de Estado por los  abusos cotidianos de las fuerzas de seguridad, el encubrimiento por parte de los responsables políticos y las demoras o fallas en el proceso judicial.

Lucas quedó internado en grave estado durante varios meses, pero en la Comisaría 24 a los testigos les negaron la posibilidad de denunciar lo que había sucedido. Las autoridades porteñas salieron a respaldar el accionar policial. María Eugenia Vidal, vicejefa de Gobierno, deslizó que “en origen era un caso de violencia de género” y, a pesar de ser desmentido por la pareja del joven y por la Defensoría Pública de la Ciudad, fue compartida días más tarde por Guillermo Montenegro, ministro de Justicia y Seguridad, quien agregó que Lucas estaba armado. Fue desmentido por los abogados y por la justicia.

Tras cuestionamientos al juez de la causa y dos postergaciones, el 5 de diciembre de 2019,  por decisión del Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de la Ciudad de Buenos Aires, Ayala fue condenado en primera instancia a 16 años de prisión por intento de homicidio agravado. Sin embargo, a casi dos años, la sentencia todavía no fue ratificada por la Cámara de Casación. Durante la tarde del 17 de agosto de 2021 el ex uniformado violó la restricción de acercamiento que pesa sobre él, acercándose ilegalmente a unas cuadras del domicilio de Lucas y su familia, quienes con una cámara registraron la impunidad con la que se maneja.

A casi seis años, Cabello continúa recuperándose de las lesiones producidas por el ataque. Los abogados querellantes exigen que Casación ratifique la condena y que se implementen medidas que garanticen la seguridad del joven y sus familiares. AGENCIA PACO URONDO dialogó con Carolina Vila Llorens, madre de Lucas. 

Agencia Paco Urondo: ¿Qué análisis se puede hacer de estos seis años?

Carolina Vila Llorens: Es muy duro porque nuestra vida se convirtió en una pesadilla, que aún no termina, donde nos queda más que claro que los privilegios son para la policía y al que hay que ensuciar es el pibe de barrio víctima de sus abusos. Se cumplen seis años y el culpable sigue libre. Se pasea cerca de nuestra casa mientras nosotros luchamos por seguir adelante con mil complicaciones que él causó. No somos los mismos. El dolor y la bronca nos acompañan a diario pero también mucha gente que no nos deja caer.

APU: ¿Cuál es la situación con respecto a la Cámara de Casación y la confirmación de la sentencia?

CVL: La Cámara no tiene ningún apuro porque mi hijo no fue el que disparó. Todo sería diferente si el herido fuera policía, pero la pandemia también le vino bien y van ganando tiempo. Presentamos el video donde Ayala está violando la restricción de acercarse y para la justicia no es prueba suficiente para detenerlo. No hay contención ni respeto para las víctimas. Lo único que nos queda es seguir luchando por algo que tendríamos que tener todxs, sin diferencia de clase ni por llevar una chapa.

APU: ¿Y la investigación sobre responsabilidades políticas y civiles?

CVL: Como el juicio penal lo ganamos y el policía fue declarado culpable el civil está avanzando bien, pero la verdad es que me importa poco. Yo lo quiero ver preso y que cumpla la condena. No vamos a parar hasta lograrlo.

APU: ¿Han organizado alguna actividad por la fecha?

CVL: Los días son muy duros y no organizamos hacer nada en el barrio, pero es una fecha que no nos pasa desapercibida. No podemos evitar recordar cada detalle e imaginar si hubiéramos hecho algo diferente para que no pasara. Sentir esa angustia tan profunda que congela el alma y la impotencia de seguir mendigando algo que nos corresponde.  Queremos justicia, no pedimos venganza.