Marcha de la Gorra: "Somos hijos del cordobazo"

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Marcha de la Gorra: "Somos hijos del cordobazo"

18 Noviembre 2015

Por Florencia Gordillo

La Marcha de la Gorra cordobesa cada año es más convocante: se incrementa la cantidad de personas porque cada vez son más los sectores afectados por las prácticas de seguridad del gobierno provincial.

El año pasado marcharon más de 20 mil personas. Hoy saldrán a las calles jóvenes y familiares, organismos de DD HH, organizaciones sociales y estudiantiles, sindicatos y partidos políticos, y al final de las columnas estarán los carreros.

“Somos hijos del Cordobazo, no entiendo de qué otra manera conseguir lo que obtuvimos en estos años sino es en la calle, cuerpo a cuerpo, es nuestro lugar de encuentro. No derogamos el Código de Faltas pero tenemos una base sólida, fuerte, de resistencia. No vamos a negociar ningún corazón que la policía va machucando”, dice Agustín del Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos, quienes encabezarán la marcha.

En mayo se presentó el primer mapa sobre el uso letal de la fuerza por parte de agentes estatales en Córdoba, ideado por el Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Córdoba. La semana pasada ya difundieron la segunda parte. Hubo 59 casos, desde el 2011 hasta abril de 2015: 35 personas murieron por ejecuciones extrajudiciales, 9 en situación de encierro, 11 por el uso de la fuerza en situaciones interpersonales (de pareja, familia o amigos), 3 por negligencia funcional y 1 desaparición.

Las prácticas policiales, respecto al diagnóstico hecho a principio de año, siguen siendo muy parecidas. Después del 3 y 4 de diciembre de 2013 -días en los que se produjo el acuartelamiento policial- la fuerza de seguridad salió fortalecida: retomó el control territorial de las calles de la ciudad. La legitimidad tanto política como social tuvo se tradujo en el aumento del uso letal de la fuerza.

“Verificamos que a partir de mayo -2015- se produce una interrupción de las muertes hasta agosto. Atribuimos esa situación a la repercusión social que tuvieron las razias policiales en el mes de mayo, como si la policía hubiera empezado a cuidarse un poco más de cometer delitos o matar a jóvenes. En agosto, el efecto de la repercusión había pasado y también habían pasado las elecciones, el clima se había tranquilizado, por eso volvieron a aparecer las prácticas cotidianas de la policía”, explica Magdalena Brocca, coordinadora del Programa “Universidad, Sociedad y Cárcel” de la Universidad Nacional de Córdoba.

De las 58 muertes producidas en manos de agentes estatales, la Policía provincial es responsable de 48 casos (83%), servicio penitenciario: 6, gendarmería nacional: 2, Ejército argentino: 1 y personal de Complejo Esperanza: 1.

“Hay un montón de sectores que se fueron sumando y la cantidad de gente que se empieza a sumar en la marcha de la gorra también tiene que ver con que cada vez más sectores se sienten interpelados por esta problemática. No es solidaridad sino que el Código de Faltas afecta a todas las personas, no solamente a los jóvenes de los sectores populares. Es contradictorio: es un avance porque se suma más gente pero porque cada vez más gente se ve afectada, ahí hay un balance claro sobre la represión”, dice Belén Ardiles, del Colectivo.

Hace pocos días la justicia condenó al comisario Pablo Márquez a 3 años de prisión por detenciones ilegales. Usaba las figuras de merodeo y escándalo en la vía pública del Código de Faltas para elevar las estadísticas de los operativos realizados por la policía.

“Que hace unos días hayan sentenciado a un comisario por hacer números con los pibes de los barrios, que se haya creado una comisión que discuta el código de faltas, que De La Sota haya tenido que salir a dar la cara, a hacerse cargo de que existe la marcha de la gorra y que estamos en contra de las políticas de su seguridad de su gobierno, lo conseguimos instalando los temas en la agenda pública”, afirma Rodrigo Oliva del Colectivo.

Antes de la sentencia, Pablo Márquez dijo: “Pedir mi cabeza no cambia nada”. Sucede que el Jefe de la Policía, Julio César Suárez está imputado por coacción. También la policía de Córdoba ha sido vinculada con el narcotráfico y el robo de armas: hace pocos días, del depósito de Armamentos y Equipos ubicado en el subsuelo de la jefatura desaparecieron al menos 67 pistolas reglamentarias. Algunas armas fueron utilizadas para cometer delitos.

Cuando le preguntaron al gobernador De La Sota qué opinaba de la condena a Márquez, dijo no estar al tanto del caso y corrió el eje de la discusión hacia la Marcha de la Gorra: “esos son todos parientes de los delincuentes”. En mayo, cuando estuvo en Animales Sueltos -programa conducido por Alejandro Fantino- dijo: “El gobierno que viene tiene que trabajar en recomponer la amistad social, estamos repodridos de la violencia”. Fue al programa a promocionar su fallida candidatura presidencial.

“Hay más policías en la calle, hay más armas, hay más móviles, más helicópteros, más cámaras de vigilancia. Un sistema que nos controla socialmente y el resultado es el conflicto social que tenemos hoy: la división tajante entre los que eligen sostener el Código de Faltas y quienes nos oponemos. La solución no es aumentarle el presupuesto al área de seguridad a costa de disminuir la inversión en salud o educación” dice Agustín.

Ni los ministerios de Justicia y Seguridad de Córdoba ni el Tribunal de Conducta Policial responden a los pedidos formales que exigen información sobre los casos de violencia estatal. Los datos se obtuvieron de medios de comunicación masiva -principalmente gráficos-.

“Lo que uno critica de la instalación que hacen los medios de los estados de inseguridad. Tiene que ver con una amplificación que se realiza de determinados hechos delictivos que suceden, son  repetidos reiteradamente y así generan una alarma que no siempre es real. Los medios reproducen el discurso de la policía sin cuestionar su forma de funcionamiento militarizada y de trabajo que se basa en la hipótesis de un enemigo interior que debe ser eliminado, y eso para nuestra  democracia es una deuda enorme. Se quedan con la versión policial y no acuden a otras fuentes. Habría que repensar la seguridad, una seguridad que nos permita salir sin miedo a la calle, sin miedo a que nos roben o nos agredan pero también sin miedo a que la policía nos mate o nos violente. Poder salir sin miedo todos”, explica Magdalena.

La calle es nuestra

La marcha permitió un proceso de desnaturalización: la gente empezó a entender que no es normal ser víctima de los abusos policiales. Todos los días en el Facebook del Colectivo de Jóvenes reciben mensajes de jóvenes denunciando golpizas, torturas o que ingresan a sus casas sin órdenes de allanamiento. Los hechos ocurren hace años pero ahora muchos entienden que que están violando sus derechos.

La marcha de la gorra es una fiesta, para muchos es el mejor día del año: es el día en que muchos sectores pueden habitar los espacios públicos. Hay una comisión artística encargada de organizar las intervenciones que se realizarán durante la marcha. El año pasado hubo breves escenas teatrales, cajones peruanos y varios artistas como Rimando Entreversos, Zona de Cuarentena y Luz de Sombra. La Municipalidad no confirmó la habilitación de la Plaza San Martín -lugar donde todos los años está el escenario al final de la marcha- hasta último momento. Sara Hebe será una de las que estará presente en el cierre.

“La calle es nuestra y vamos a cuidarla, a defenderla porque ahí está el encuentro, el abrazo, la mirada” coinciden los tres jóvenes del Colectivo. La marcha será a las 17 horas, en Colón y Cañada.