#MurióElVotoElectrónico: ¿Por qué todos los especialistas rechazamos la reforma?

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#MurióElVotoElectrónico: ¿Por qué todos los especialistas rechazamos la reforma?

25 Noviembre 2016

 

Por Vladimir Di Fiore

Finalmente, el bloque de senadores del PJ-FpV emitió un comunicado de prensa donde explicaban los motivos por los cuales les resulta imposible apoyar el proyecto de reforma electoral. El comunicado hace especial mención a las objeciones que las y los expertos presentaron ante los Senadores, demostrándoles las vulnerabilidades y los riesgos que encierra un sistema de voto electrónico.

En resumen, los peligros señalados tienen que ver con la posibilidad de que el sistema (o mejor, quien lo controle) pueda conocer cómo votó cada ciudadano, lo que terminaría con el voto secreto. Además, surgen problemas ligados a la fiscalización, que necesariamente debe quedar en manos de los "expertos". ¿Qué pasa si una máquina falla? El sistema no propone ninguna mejora al esquema electoral en el país que no pueda lograrse de otra manera. Los sufragios en Estados Unidos demostraron que, además, las máquinas no necesariamente agilizan la elección, como pasó en todos los distritos donde el sistema falló y debió ser reemplazado por la boleta de papel, con demoras de muchas horas.

Nunca antes pasó con un debate que toda la comunidad formada por especialistas en el tema coincidiera en el rechazo a un sistema que por otro lado es cuestionado por expertos en casi todos los países del mundo. No se trató, como dijo el macrismo, de una oposición de "la política feudal". Todos los que tenemos algún conocimiento sobre el tema nos opusimos, porque vemos con claridad el peligro que conlleva para la democracia. Muchos senadores de Cambiemos eso no lo saben, porque decidieron ausentarse de muchas reuniones donde expusimos especialistas en informática.

Sin dudas se trata de una victoria de la democracia argentina, cuyo sistema electoral cuenta con el respaldo de sus ciudadanos (que votan masivamente cada elección) y que no tiene denuncias graves de irregularidades. Que puede y debe mejorarse, pero sin que una máquina medie entre el votante y su decisión.