Voto electrónico: un sistema descartado en casi todo el mundo

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Voto electrónico: un sistema descartado en casi todo el mundo

21 Octubre 2017

Por María Fernanda Rezzano

El período electoral reabre la vieja insistencia del oficialismo en aplicar el Voto Electrónico (VE). Así lo hizo la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal cuando señaló en agosto que "en las últimas tres PASO, la carga de la provincia de Buenos Aires llevó muchas horas" tras lo cual culpó al kirchnerismo por no votar a favor del VE. Además, la gobernadora aventuró que esta modalidad de voto se usa “en muchas partes del mundo”, una afirmación errada.

En la actualidad, India, Brasil y Venezuela son los únicos países que utilizan el VE en todo su territorio. En estos países y EE.UU. se emplean máquinas de Grabación Electrónica Directa: los votantes marcan en una pantalla digital su preferencia y la elección queda registrada en la máquina. Luego, el votante obtiene un comprobante del voto. Argentina forma parte de los Estados como Francia, Perú, México, Canadá o Estados Unidos que utilizan este sistema solamente en algunas zonas del país. En el resto del mundo, desconfían de su implementación.

Enrique Chaparro es miembro de la Fundación Vía Libre, trabaja en sistemas de información y cuenta que la idea de utilizar máquinas para votar es “más antigua que el voto secreto”. Según el especialista, "la Boleta que se marca data de 1856”. La idea de mediar las votaciones con máquinas surgió porque "hay países que tienen sistemas electorales complejos en el recuento. Uno de esos países es EEUU, por la simultaneidad, o porque por ahí hay cuarenta cosas distintas que votar. Eso los llevó a diseñar sistemas mecánicos”, explica Chaparro. Fue recién en 1970 que se patentó en EEUU el primer sistema de VE similar al que se utiliza hoy. Sin embargo, habiendo pasado casi cincuenta años, la superpotencia mundial sólo emite un tercio de sus votos con este sistema.

¿Qué es votar electrónicamente? Chaparro explica que “es cuando un dispositivo electrónico digital media entre la voluntad del elector y la expresión de esa voluntad. Hay definiciones más amplias, no más restrictivas. Se pueden incluir más cosas como que el registro sea digital, por lo que la expresión es por acción directa, la lectura óptica donde se marca papel pero lo lee una máquina, pero es la existencia de esta mediación”.

Leandro Monk es presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo de Tecnología Innovación y Conocimiento (FACTTIC) y de la Cooperativa de Software Libre Gcoop. Para la Federación, la existencia de la mediación del voto imposibilita las garantías básicas para considerar que mediante el VE se respeta la voluntad de los votantes. “La problemática sobre el Voto Electrónico es como la discusión de la forma de la Tierra, no es posible generar un sistema de voto electrónico que no sea vulnerable. No lo discutamos más. Es la base de todo esto. Es un oscurantismo: oscurantismo sí o no son las opciones en torno a este sistema. Es algo demostrado por los científicos de la ciencia de la computación”, zanja Monk.

Según el presidente de FACTTIC hay que evitar el engaño acerca de la posible transparencia o agilidad porque podrían derivar en sacrificar el voto secreto. “Se pueden incorporar sistemas, ya están incorporados, pero no al momento de expresar la voluntad del votante”, subraya.

En Europa el VE tuvo un recorrido irregular. Algunas naciones tienen sistemas complejos de votación y fueron las primeras en intentarlo, asegura Chaparro. “Holanda y Bélgica tienen un sistema parecido, en cambio el sistema parlamentario alemán obedece a una ingeniería compleja: el número de diputados es flotante, hay un mínimo de integrantes de cámaras pero nunca en la historia de Alemania fue suficiente y se debieron agregar por votos proporcionales. Es un caso de emisión simple pero con cuenta compleja en el y se pensó que el VE agilizaría las cosas”, explica el integrante de Vía Libre.

En Alemania el sistema tuvo una vida breve: dos ciudadanos cruzaron la legalidad del VE por su afectación al carácter universal del voto. El ciudadano debe poder controlar todos los pasos esenciales de la elección sin tener conocimientos técnicos especiales, algo que no garantiza el Voto electrónico. Así lo asumió la Corte Constitucional de Alemania en 2009, al declarar inconstitucional este sistema. “En nuestro sistema electoral cualquiera que pueda leer, escribir y hacer aritmética simple puede controlar una elección”, explica Chaparro.

El presidente de FACTTIC asegura que antes de las objeciones técnicas viene la puramente constitucional: “No existe un sistema que permita control absoluto de la integridad del voto: que el deseo se plasme; se le pide que desvincule en forma absoluta e irreversible qué votó y dónde. Si el voto fuera no secreto no habría drama. En los parlamentos, como no hace falta el secreto, el sistema puede ser íntegro y verificable”, explica Monk.

Reino Unido, Suiza y Noruega son algunos de los países que intentaron y desconfiaron de este sistema que terminaron por abandonar. “Todo sistema de VE tuvo fallas. Pero además es particularmente sensible al adversario interno, quien diseña, quien implementa, quien lo despliega y quien lo opera puede garantizarse el control”, advierte Chaparro.

Es ante esto que surge la pregunta que se hace FACTTIC. ¿Cuál es el problema del sistema de hoy? “No se entiende quien planteó esto”, contesta Monk y agrega que desde la Federación “conjeturamos la posible implicación de intereses económicos, empresas que ganarían mucho pero sobre todo la posibilidad de manipular los datos para el que dirige la elección”.

Según los entrevistados, el problema no sería tan notable en un contexto de clara hegemonía de un espacio: “El sistema electoral se utiliza para elegir ganadores y convencer a los perdedores de que perdieron. En un contexto con paridades ajustadas un fraude de un punto da vuelta una elección”. Ahí es donde el VE resulta útil: “en una paridad electoral como la de Argentina, y como pasa, por dar un ejemplo opuesto, en Venezuela”, agrega Monk.

Chaparro señala que “todos los que han impulsado el sistema fueron oficialismos. Por ejemplo en Corrientes, antes de este gobernador, se impulsaba desde el gobierno del PJ y se oponía el PRO”. Pero además, el especialista considera que “la insistencia en la aplicación del VE es por esa 'lectura de la modernidad' -no inocente- como solución. Un Ciudadano que va a votar y se encuentra con el metrobus del cuarto oscuro inclina ligeramente las elecciones muy reñidas. La última propaganda en favor del oficialismo gobernante”, agrega.

La empresa Magic Software Argentina (MSA), de capitales locales es la encargada de alquilar las máquinas para el VE y asegura que logró reducir los costos de las elecciones en impresiones de boletas. “La empresa se llevó 163 millones de pesos en alquiler de maquinarias, un total de 90 pesos por voto”, concluye Chaparro y señala que “en todo caso esto tendría que ser indefectiblemente estatal”.

Por su parte, Monk insiste en que las discusiones sobre empresas no deberían ser parte del tema porque “agregar argumentos prácticos fortalece una discusión que es estéril. El problema al final es que no se sabe cuál es el problema que se busca resolver con la implementación del Voto Electrónico”, concluye el presidente de FACTTIC.