“Milei no piensa realmente que los diputados son genocidas, si lo fueran los tendría que defender”
Al gobierno no se le escapó la tortuga pero sí el dólar que rozó el techo de una banda que hacía muy pocos meses había puesto, apostando que se rompa hacia abajo al grito de “si está barato ¡comprá campeón, no te la pierdas!”… y parece que había más campeones de lo que creyeron. Me fui hacia Casa Rosada para tratar de ver cómo se ponía paños fríos a la situación y me recibieron con una olla de agua hirviendo.
“La traidora dio lugar a una sesión ilegal para que nos rompan el equilibrio fiscal, eso generó ruido y habilitó una corrida”, me aseguró Javier Milei apuntándole a la vicepresidenta Victoria Villaruel, para luego agregar que “Roma no paga traidores” y que “nosotros tenemos un jefe, se llama pueblo argentino. Yo me comprometí a bajar la inflación, los impuestos y hacer crecer la economía”. Lástima que no avisó que era a fuerza de destruir salarios, eliminar derechos, hacer crecer la economía de las tarjetas de crédito y rompernos el equilibrio fiscal, tatuadas esas palabras una en cada cachete. Roma no pagará traidores, pero no por convicción, sino porque con esa plata tiene que comprar decisiones. Y fíjense que fui fino y no dije radicales ni gobernadores dialoguistas. ¡Ah! y no sé si a Karina le va a gustar enterarse que llamó “jefe” al pueblo y no a ella. Ojo ahí.
“El 60% de la deuda es de los kukas”, cerró el presidente. O Luis Caputo es un kirchnerista camuflado o volvió a ver algo que nosotros no vemos. Y esta vez no fueron sus perros. Así de hábil es “el único presidente que resiste un archivo”. El ministro de Finanzas tampoco se quedó atrás y al grito de “si él tira agua hirviendo, yo tiro agua hirviendo” salió a explicar la corrida adjudicando la suba de 14% en un mes (4% en un día) al “riesgo kuka”. Tranqui.
“Lo importante es que la gente entienda que el tipo de cambio flota; puede subir o puede bajar”. No estoy seguro, pero me pareció escucharle agregar por lo bajo “cuando van a comprar mis amigos baja, el resto del tiempo sólo sube”. “Nada que no hayamos vivido en este gobierno”. Y ahí le doy la razón a Toto, el problema es que se parece mucho a lo que hemos vivido en el otro gobierno, ese en el que también fue ministro y firmó un papelito sin importancia “a 100 años” por el que estamos pagando y vamos a pagar un montón.
Las encuestadoras, antes de salir a medir el voto para octubre, tendrían que hacer algo más palpable como averiguar cuánto creen los argentinos que falta para que veamos las fotos de Caputo tomando sol en el Caribe, después del esfuerzo realizado en la lucha contra “la inflación, que no sobre un peso y que la demanda de dinero esté lo más ajustada posible”, derrotado, pero sin guardarse nada. Y no me van a decir que no está consiguiendo que no nos sobre un peso y que estemos lo más ajustados posible. Por algo es el Messi de las finanzas. Y si les parece que me equivoco, ahí tienen su declaración jurada para corroborarlo. Si después de ver cómo y con qué su patrimonio se incrementó un 137% siguen pensando lo mismo, yo les prometo que el ministro les regala el gomón que declaró. La versión libertaria de los botes salvadidas del Titanic, pero más chic, papá.
Como si fuera poco, Milei se fue hasta lo de su amigo Alejandro Fantino y firmó el decreto en vivo para voltear las leyes que hace pocos días habían votado los congresales a favor de los jubilados y los chicos con discapacidad, los grandes destructores del equilibrio fiscal. Pero el presidente no fue sólo, sino que fue acompañado por un muñeco llamado “Termín” que se largó un discurso anarcocapitalista sin repetir y sin soplar… y sin asidero en la realidad, algo que tendría que tener quien enviste el cargo más alto de nuestra nación. “Y sí, qué mejor lugar para presentar este delirio que en el programa de alguien que se filma volando sobre algo que cree un dragón o le da la bendición de Leónidas, casco y espada en mano, al técnico de la selección de fútbol”, me confiesa Mauro I. Carli, siempre tan atinado con sus observaciones.
Lo peor de todo es que la transmisión perdió feo contra el streaming del momento, el cual llegó a tener a 80 mil personas prendidas al mismo tiempo y no es otro que el que están llevando adelante científicos del CONICET en las profundidades del Mar Argentino, frente a Mar del Plata. Los trolls no tardaron en salir a bardearlo, pero sólo consiguieron que lo vea más gente. Sin embargo, creo que hay que darle revancha a “Termín” y es deber institucional armar una mesa debate en la que también estén presente la estrella culona, el pez telescopio y, sobretodo, Batatita, el pepino de mar violeta que no tiene cerebro y se defiende tirando los intestinos por el equilibrio fiscal. Va a estar parejo, el asunto. Y pensar que los genios que este gobierno puso en el directorio, una de las primeras cosas que eliminaron fue el subsidio a la investigación marina porque "no era algo importante para la gente".
Lo cierto que semejante zafarrancho de combate al grito de “veto a veto, me enamoré de mí”, obligó a los gobernadores “dialoguistas” a tomar una decisión y fue la de bachear la ancha avenida del medio, armando un frente político nuevo que nació bajo el nombre de “Un grito federal”, para luego pasarlo a “Provincias Unidas”. Algunos dicen que el cambio se debió a que este último es más representativo porque recuerda la lucha de los federales contra unitarios, pero todos sabemos que lo cambiaron porque el anterior estaba a ésto de cantar “un grito de corazón” y el único peronista es Llayora.
"Vamos a trabajar para tener un bloque legislativo que pretenda defender el equilibrio fiscal, pero también defender a las provincias. Los recursos que son de las provincias y, a veces, no vienen”, afirmó Pullaro que no sé por qué dijo a veces. Pobre Pullaro, tiene más posibilidades de ver primero a Mascherano campeón como técnico o las actas de las últimas elecciones de Venezuela antes de ver que le den bola a su ministro de Obras Públicas, Lisandro Enrico, que ya ha ido como una veintena de veces a Buenos Aires a hablar con Nación por las rutas y siempre lo dejan de garpe. “En el gobierno nacional le echan la culpa a él de romperlas, de tanto ir y venir al cuete”, agrega Gregor, mi fiel ladero, y yo no me animo a contradecir esa lógica.
Es que en Santa Fe, el tema de la seguridad vial es importante, pero no tanto como la seguridad policial. Quizás por eso que antes de ponerla en las rutas, el gobierno provincial anunció una recompensa de un total suma 300 millones de pesos a aquellos que puedan “aportar datos certeros que lleven a la detención” de lo que consideran los diez delincuentes más buscados. Algunos se frotan las manos y ya preguntan si vivo o muerto. “Y bueno, si Rosario era ya como el salvaje oeste”, se rumorea en la Casa Gris.
Para que no queden dudas, el ministro de Seguridad Pablo Cococcioni advirtió que “tiene que ser un dato que lleve a la captura, no cualquier evidencia”, para luego completar que se asegura plena reserva de aquellos que aporten la información y que “se le da un bolso lleno de plata y se terminó, no tiene que hacer nada, el que nos ayuda le damos la plata en un bolso y se va tranquilo a su casa”. ¡Oiga! ¿Cómo así nomás? Parece que la seguridad fiscal no les estaría preocupando tanto. Ni monotributo tienen que abrir.
Esto es algo que no le preocupa tanto a Milei (las provincias, digo) como sí desplegar “sus ideas” en la batalla cultural. “Voy a dejar de usar insultos”, propuso en el evento propagandístico de la Fundación Faro, algo que dijo tras cartón de haber tratado de parásitos mentales al colectivismo y a la izquierda. Algo así como agarrarse una buena curda antes de decidir volverse abstemio.
“Creo que discuten las formas porque carecen de nivel intelectual suficiente para discutir las ideas”, dice alguien que, indefectiblemente, cuando un opositor emite una opinión negativa sobre su plan económico lo trata de terrorista y si es de sus filas, de traidor. Capaz que discutir las ideas sea eso de ponerse a analizar que “si nos estuviéramos muriendo de hambre, las calles tendrían que estar llenas de cadáveres”. “Nadie se puso a pensar en serio esa pelotudez”, concluyó ante un público que no sabía si inclinarse por pensar que el presidente no podía estar hablando en serio o que directamente era una pelotudez. Se supera día tras día. Será genuino como dicen algunos, pero casi que me atrevo a decir que su autenticidad cabe entera dentro de un Sabor 15.
Lo cambiaron porque el anterior estaba a ésto de cantar “un grito de corazón” y el único peronista es Llayora.
“Si el Javo hace parásitos mentales, yo hago parásitos mentales”, afirmó Luis Caputo, lejos de buscar ser genuino y en la misma cena utilizó el mismo insulto para referirse a la misma gente (“Milei dijo que él no iba a hacerlo más, no dijo que nosotros no podíamos”, le escucharon susurrar por lo bajo), para luego agregar que “gobernando, la izquierda es horrible. Hay sobrada evidencia empírica de que lo único que genera la izquierda es pobreza, miseria, muerte, desigualdad. Es realmente increíble que puedan sobrevivir a tantos fracasos”. Si uno no supiera que tanto él como el ministro de Desregulación y Transformación del Estado Federico Sturzenegger no comulgan con esas ideas, podría afirmar que Toto está hablando de ellos dos. Increíble. ¿Qué sigan apareciendo en cada gobierno de derecha? No, que logre meter el mismo chiste repetidas veces y nadie, por eso, me considere genuino.
Lo cierto es que el miércoles, la oposición consiguió quórum en Diputados y votó la media sanción de la ley de financiamiento universitario y la emergencia en salud pediátrica. La cuenta X de Milei estuvo al rojo vivo y repartió epítetos descalificativos a siniestra y siniestra, ya que para eso es diestro. O lo de no utilizar más insultos era una ironía o nuestro presidente piensa que dejar de hacerlo es no decir teta, culo, pito, caca.
Guillermo Francos, quien a esta altura ya se ha convertido en un traductor de lo que vocifera el Javo, salió a contrarrestar esta opinión asegurando que “el presidente se comunicó directamente con la RAE y desde esa institución le aseguraron que mandril, basura y parásitos, por sí solos, no eran insultos”, para luego agregar “siempre se sobredimensiona los dichos de Milei, él no piensa realmente que los diputados son genocidas, si lo fueran los tendría que defender”. Bueno, la fotito de egresados que se reencuentra 40 años después con el mismo buzo con el que fueron a Bariloche y una bandera banalizando el Nunca Más no estaría ayudando mucho a las explicaciones del jefe de Gabinete.
Le pregunté cómo vio la sesión en Diputados. “Nosotros nos preparamos tratando de persuadir a aquellos que les gusta ser persuadidos para que no dieran quórum, pero si eso fallaba teníamos los discursos preparados por los más capaces de nuestra fuerza cuyo poder de convencimiento sabíamos que iba a estar a la altura de la situación”. Ahora entiendo por qué perdieron en las 12 votaciones que se llevaron a cabo. “Perdimos todas, Groncho, pero no por eso, sino porque todos los radicales, la Coalición Cívica y algunas fuerzas provinciales votaron con el kirchnerismo”. Se ve que esta vez no sólo no alcanzó el poder de convencimiento sino que tampoco el de persuasión y se tuvieron que guardar verdes. Digo, los verdes.
Les queda a mano el poder del veto, ya que Grayskull se halla cada vez más lejos para los amos del universo desde que los gobernadores dialoguistas están haciendo todo lo posible para que la gente no se acuerde que, gracias a su acompañamiento, el presidente tiene las facultades delegadas. Les queda eso, y que Macri agachó la cabeza y aceptó todas las imposiciones de Karina Milei para cerrar un acuerdo en Ciudad de Buenos Aires. Lo dejaron sin senadores y pudo meter sólo dos diputados. Primera vez sin el sello PRO y boleta amarilla en 20 años. Y eso que había dicho que iba a cerrar “un acuerdo digno”. Decí que el CONICET ya terminó con la expedición porque si le daban un día más, seguro que encontraban la dignidad de Mufaza a 4000 metros, en el fondo del mar.