Milei: “Vamos a ser el país más libre del planeta y al que no esté de acuerdo lo enviaremos a otro”
“Quieren romper todo”, dijo el presidente Javier Milei refiriéndose a los gobernadores como si fueran La Pesada de Billy Bond en el ya mítico recital, señalándolos como unos quejosos que piden más dinero para eternizarse en el poder cuando “recibieron como 7% más que antes”. Ante la aclaración de que reclaman la deuda que tiene Nación con las cajas de jubilaciones provinciales y los fondos del impuesto al combustible, el libertario se exacerbó gritando “¡Ven, quieren todo! ¡Que les aumente y al mismo tiempo les pague lo que les debo! ¡Falta que me reclamen les arregle las rutas que cruzan sus provincias porque a ellos no se les cae una idea de cómo hacerlo!”.
“Están dispuestos a hacer sufrir a los argentinos”, cerró intempestivamente. Y debe ser así, nomás, porque el gobierno nacional nunca te pide que sufras, sólo que te esfuerces para salir de perdedor y claramente sos vos el que no estaría entendiendo cómo. Igualito que los gobernadores.
“Que el presidente se sulfure cuando sus aliados dicen algo que lo incomoda, lo entendemos, pero también tiene que comprender que está repartiendo como Neurus, una para nosotros y cinco para él. Y nosotros no somos Pucho ni Serrucho”, me comenta Mauro I. Carli que responden por lo bajo desde el sector de los mandatarios dialoguistas, tratando de sacar un tímido uppercut y parecerse un poquito al Boxitracio, mientras mantienen un pie en una vereda y otro en la de enfrente, como si estuvieran jugando sobre una rayuela dibujada en territorio del gobierno nacional.
Y si no, pregúntenle a Gisella Scaglia, vicegobernadora de la Provincia de Santa Fe, quien respondió a los ataques del presidente asegurando que “Lejos estamos de querer destruir. Nosotros entendemos que el plan económico del Presidente va en el rumbo que tiene que ir, había que acomodar la macro, bajar la inflación, eso era lo que pedía la gente”, para luego advertir “eso no quita que nosotros no reclamemos lo que creemos que nos corresponde. Pedimos que Nación se haga cargo de sus rutas, ya no se puede transitar”. “Ah, cómo ¿eran mías? Entonces ya mismo les pongo peajes”, habría sido la reacción de Milei.
“Si me preguntás si está bien que un jubilado gane 300 mil pesos, te digo que no. Tampoco está bien que aumenten las retenciones y no haya un retorno a las provincias. Ese es el reclamo de los gobernadores”, cerró su queja la vicegobernadora, que podría traducirse en algo así como "estamos de acuerdo con que ‘no hay plata’, desarmar el estado nacional y de esa forma bajar la inflación como pide la gente, pero le exigimos al estado nacional que encuentre la forma de cumplir sus compromisos con los estados provinciales aún entendiendo que no pueda porque, para que haya plata, cerró las dependencias que podían cumplir con nuestros pedidos en pos de bajar la inflación, que al fin y al cabo era lo que quería la gente”. "No sé, quizás están pensando en otras formas de cobro… capaz que con esclavos, para poder ponerlos a reparar las rutas o a trabajar en el campo para compensar la suba de retenciones", me sugiere mi fiel ladero Gregor. Por ahora, la única salida que encontraron fue poner carteles avisando que la ruta que estás por transitar la "mantiene" el gobierno nacional. Eso y un agente que le obsequia una botella de agua bendita al que se anime aventurarse igual.
Para colmo, y haciendo oídos preservativos a las amenazas del libertario, los senadores avanzaron en el Congreso con proyectos claves como los de movilidad jubilatoria, moratoria y emergencia en discapacidad, entre otras, mientras se rechazó por unanimidad el veto presidencial a la ley que destina fondos de asistencia a Bahía Blanca. Cinco en total. Como dice el dicho, entró una y entraron todas.
Y eso que el día empezó con una gran discusión de si valía o no la sesión, inclusive quisieron que Villaruel decidiera sobre el tema, a lo que Mayans le marcó, en un lenguaje que los libertarios pudieran comprender, que eso era “lo mismo que vaya el árbitro y patee el penal”. Y si bien ganas había, esa explicación hasta Mauricio Macri la entendía.
Pero su actuación no terminó ahí, ya que le tuvo que avisar al oficialismo que devolvieran el fusible que le sacaron al VAR… digo, al sistema de votación, y explicarle a Abdala que no podía presidir la sesión si quería votar. A esa altura, parecía Paredes cortando y distribuyendo… bueno, como tres Paredes juntos a lo ancho. Sé que Boquita no está para ser ejemplo, pero eso no quita que por un momento me volviera a ilusionar. Más ahora que (por fin) están queriendo apuntarle al DNU.
El gobierno nacional nunca te pide que sufras, sólo que te esfuerces para salir de perdedor y claramente sos vos el que no estaría entendiendo cómo.
“Lo de Mayans es increíble, es inexplicable”, salió al cruce el jefe de gabinete Guillermo Francos. “Trata de desquiciado a Milei y cuando fui al Senado, dijo que este gobierno aumentó 150 mil millones de dólares la deuda. ¿De dónde saca eso? Se ampara en los fueros para decir cualquier cosa, hay desconocimiento psiquiátrico”, concluyó. “Defender atacando”, dicen algunos, pero me parece que a Francos se le fue la mano o no era por ahí.
¿Que exagero? “Traidora, demagoga, bruta, patética, cerebro lleno de parásitos” son los términos que Milei utilizó por estos días en la red X a pesar de que un fiscal dictaminó que su cuenta no era sólo personal sino que lo representa como funcionario público (el más alto), para agraviar de dicha forma desde la vicepresidenta Villaruel hasta la historiadora Camila Perochena, en la batalla diaria que libra el presidente… y no, no estoy hablando de la cripto, que de esa lo redimen otros. Perochena le contestó que los historiadores no avalan mitos y Victoria algo así como "Ustedes lo votaron, háganse cargo".
Menos mal que el fiscal aclaró que eran la misma persona, porque a lo mejor Francos pensaba que el que tuiteaba era uno, el presidente otro y que eso era normal, no como el inexplicable desquiciado de Mayans. Ahora, analizando el tema, si el que tuiteaba no era el presidente ¿Ahí no hay fuero que valga, no? Se la dejo a los juristas para que lo trabajen… y a los psiquiatras.
Con el 5 a 0 consumado, Milei prometió “militar el veto” al mismo tiempo que calificó al Congreso como una “madriguera inmunda habitada por degenerados fiscales” a lo que agregó, haciendo gala de su capacidad metafórica, “están desesperados porque saben que en octubre ‘la Libertad arrasa’”.
El senador Marcelo Lewandowski le contestó que “el oficialismo quiere ponerle llave al Congreso hasta diciembre y pasar por debajo del radar” y que “si el plan económico depende de que no se le aumente a los jubilados, no estaría siendo un plan. La verdad es que no quieren que la bicicleta se quede sin pedales". Juro que las citas encomilladas son textuales. Los muchachos me están dejando poco margen para meter un bocadillo.
Luego, Lewandowski (que no es el delantero polaco) se preguntó “¿Dónde está el dinero que se ‘ahorraron’ con los despidos, los recortes y los ajustes? No se pagan obras, ni salud, ni educación, ni jubilaciones, ni discapacidad. ¿Dónde está todo eso?”. Los pesos no sé, pero parece que los dólares contestaron “cuando no sepan dónde estamos, no diremos nada, pero dejaremos pistas”.
Es que a Milei lo invitaron a ser el principal orador (claro, si profesa como tres religiones) en un congreso de la Iglesia Cristiana donde inauguraban la sede de Chaco que se llama “Portal del Cielo”. Y parece que por ahí pasaron algo más que sus fuerzas ya que el hijo de Jorge Ledesma, el líder religioso del imponente templo, confesó que para construirlo obró un milagro ya que los pesos argentinos guardados en una caja de seguridad que tenía el pastor se habían transformado en dólares. Y que sean capaces de convertir un peso en un dólar conozco sólo dos: Dios y Carlos Saúl Menem, esté donde esté. Sin embargo, esto no convenció a Patricio Sabadini, el fiscal federal de Resistencia, a quien no le quedó otra que abrir una investigación. Esto sucede por pasar este tipo de milagros a través del Portal del Cielo y no por el banco del Vaticano.
Encima no sería el único, ya que el Señor se habría manifestado de manera insólita en otras ocasiones. Incluso, con las pruebas recaudadas (nunca mejor dicho), algunos fiscales estarían inquiriendo que fue Dios quien transfirió los 500 mil dólares tras su reunión con Milei y no Hayden Davis, que también fue él quien interfirió para que no se revisaran las valijas del escándalo (suena más creíble a que fue un maestro Jedi en pleno uso de la Fuerza, la otra opción que barajaba la Justicia), y que fue el altísimo quien convirtió a un montón de candidatos del Pro en candidatos de La Libertad Avanza en provincia de Buenos Aires. Los caminos del Señor serán inescrutables, pero acá, en la tierra, esperamos que por lo menos sean investigables. Excepto lo último, eso ni falta hace, por qué lo hacen, ya lo sabemos.
“Si se ponen en práctica las leyes que votó el Senado se revertiría la baja en la pobreza que logró Milei”, advirtió Federico Sturzenegger retomando el enojo con los gobernadores, “eso crearía cuatro o cinco millones de niños pobres en la Argentina”. Ufff, menos mal que el ministro de Desregulación y Transformación del Estado lo aclaró, porque pensé que los datos surgidos en los últimos días con el número actualizado de 1.1 millones de desocupados, 300 mil más que en diciembre del 2023, marcaban que era otra cosa lo que estaba llevando a las infancias para ese lado.
Rara forma de medir tienen estos muchachos que la pobreza baja mientras aumenta el desempleo, me lleva tanto trabajo entenderlo como salir a festejar que la inflación es de 1,6 % cuando a mi sueldo no lo dejan actualizarse más de un punto, amenaza de no homologación mediante.
“Ahí tienen los que me demonizan diciendo que soy antiestado, fíjense cómo cuando puede ser eficiente, cuando sirve para algo, lo pongo a funcionar contra los abusadores que quieren destruir el equilibrio fiscal”, me contesta Javier Milei, mientras me saluda al grito de “¡Llora, Mandrilandia!”, dando muestra de esa imaginación productiva que tienen estos muchachos, gracia que debe haber nacido de preguntarse “¿de qué forma les podemos llamar para contrarrestar el que nos digan gorilas?” y fue lo más lejos que llegaron. Rápidos, son. Es más, diría que una muestra constante de precocidad.
“Groncho, te repito lo que dije en la Bolsa de Comercio: vamos a ser el país más libre del planeta”, asegura el presidente, muy risueño, en su camino hacia el vehículo que se lo lleva a Olivos (no, no se fue en la ambulancia). Y juro que me pareció escuchar que agregó socarronamente “y al que no esté de acuerdo, lo enviaremos a otro en el que quiera estar”.