Chicas perdidas: la incansable búsqueda de una madre entre más de 20 femicidios sin resolver

  • Imagen

Chicas perdidas: la incansable búsqueda de una madre entre más de 20 femicidios sin resolver

27 Marzo 2020

Por Diego Moneta

Chicas perdidas es una de las películas más vistas de Netflix desde su estreno en la plataforma, el pasado 13 de marzo. Enmarcada en el género True Crime, basada en hechos reales y con actuaciones a la altura, el film tiene todo para conseguir gran cantidad de visualizaciones. 

Basada en el libro “Lost Girls: An Unsolved American Mystery” de Robert Kolker, que su vez retoma una historia real escrita en la revista del New York Times, la película sigue la vida de una madre que presiona a la policía para encontrar a su hija desaparecida. 

Cuando la madre logra que se inicie la investigación, se descubre que hay un asesino en serie que se enfoca en víctimas de trata o trabajadoras sexuales. Se cree que está detrás de la muerte de más de 20 mujeres, cuyos cuerpos fueron encontrados en diferentes puntos de Ocean Parkway, un bulevar ubicado en Brooklyn, Estados Unidos. Desde el inicio, la historia nos advierte que no deberíamos esperar que la obra arroje demasiadas respuestas, con un subtítulo que dice "un misterio americano no resuelto".

La productora Archer Gray apuesta por una directora con vasta experiencia en temas sociopolíticos, relacionados a la mujer y a las clases más desfavorecidas, como lo es Liz Garbus (nominada al Oscar por ¿What happened, Miss Simone?). Garbus mantiene elementos de su paso como documentalista, como las imágenes de archivo, pero le agrega planos sutiles y bien pensados que contribuyen a la narración, sin olvidar que lo importante sigue siendo la carga social del film.

Chicas perdidas no pretende provocar en el espectador un deseo de clarificación y búsqueda de culpables. Es un producto bien distinto, más complejo y mucho más interesante: aborda las grietas del sistema y los problemas de la clase trabajadora estadounidense, sumado a cuestiones de salud (sobre todo mental), aislamiento de las elites, y maternidad, entre muchas otras aristas. 

La mirada está puesta sobre la desaparición de Shanan, una de las hijas de Mari Gilbert (Amy Ryan), a la que nadie parecía buscar —empezando por las fuerzas policiales—, debido a su condición de marginalidad social; una realidad presente en donde sea que se mire. Al seguir de cerca la búsqueda que hace la madre y observar el resto de su vida, nos sumergimos en una familia desestructurada que busca sobrevivir en un mundo laboral cada vez más precarizado. Hablamos de la feminización de la pobreza. Una mujer pobre, madre soltera joven y sin ayuda de ningún tipo.

Al notable trabajo de Garbus y el magnífico papel de Amy Ryan se le agregan las interpretaciones de Thomasin McKenzie (parte del elenco de Jojo Rabbit), como otra de las hijas de Mari, y de Gabriel Byrne (Dean en Los sospechosos de siempre) como el descreído policía. 

El éxito del film reside en el buen ritmo de la narración, a pesar de la dureza del relato, y en la metáfora del título. “Chicas perdidas” no sólo como sinónimo de desaparecidas, sino también de aquellas mujeres que no cumplen la regla que impone la “normalidad” del sistema, y se las da por perdidas. Conmueve por la historia que revive y por la gris atmósfera en la que se mueven sus protagonistas. 

 

URL de Video remoto