“Macri ha ido a contramano del desarrollo”

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“Macri ha ido a contramano del desarrollo”

09 Agosto 2019

Por Estefanía Cendón

AGENCIA PACO URONDO: El sábado 3 de agosto se realizó el Encuentro Nacional de Equipos Técnicos. ¿Cómo fue esta convocatoria?

Fernando Peirano: El acto del sábado fue multitudinario: participaron más de 5.000 personas en 53 comisiones. Hubo más de 280 expositores, lo que cubrió las 24 agendas que conforman los equipos técnicos. En el cierre contamos con la palabra del Alberto Fernández, dándole volumen político al encuentro. Creo que no hay ningún otro espacio o proyecto político que pueda exhibir una capacidad técnica semejante. Se han abordado todos los temas y con una perspectiva especial de hacer poco hincapié en la crítica a Macri, sino con una agenda propositiva para poner de pie a la Argentina. Una mirada más allá de los próximos cuatro años, de la Argentina que tenemos que ir construyendo.

APU: ¿Cuáles con las políticas más urgentes que surgieron del análisis de los equipos técnicos?

F.P: Sin dudas la urgencia está puesta en lo económico, lo que es transversal a todos los temas. Es donde el macrismo ha fracasado de manera más tangible. En 2016 prometieron un horizonte de gobierno para el final de su gestión que está totalmente desdibujado. Se hablaba de un dólar a $23,50, de una inflación de 6,5 al final de su mandato y la realidad marca que hay más pobreza, más desempleo, menos empresas y con un PBI per cápita que está 5 o 6 puntos abajo de cuando inició el gobierno. Este es el principal eje preocupa a los argentinos. Desde este parámetro Macri ha ido a contramano del desarrollo porque el margen de acción que deja después de cuatro años, para él o el gobierno que siga, es de lo más estrecho que hemos conocido en toda la historia. Esto viéndolo desde el nivel de endeudamiento, de pobreza, de fragilidad del mercado de trabajo y de producción, la deuda contraída. Los equipos técnicos intentan ver cómo reconstruimos el margen de acción para los argentinos.

APU: ¿Cómo se viene gestando el trabajo de los equipos técnicos y cuál es su rol al interior de ellos?

F.P: Hace dos meses empezamos con el trabajo que se organizó en 24 equipos técnicos, con más de 1700 integrantes permanentes, con un espacio virtual en la web donde se intercambiaron documentos y discusiones a modo de que el debate sea federal. Nos proponemos en la etapa que sigue abrir este espacio y generar una plataforma web en donde se puedan enviar pequeños proyectos e ideas ciudadanas, sean o no del Frente de Todos. Todo aquel que quiera pensar la Argentina está invitada a hacer llegar sus ideas. Tengo un doble rol ya que estoy en la mesa de coordinación junto a Virginia García y Nicolás Trotta, como los referentes ejecutivos, e integro esa mesa junto a ocho compañeros. Específicamente me encuentro a cargo de la coordinación del equipo técnico de Ciencia y Tecnología.

APU: Generalmente Ciencia y Tecnología se suele abordar como un conjunto. Haciendo un diagnóstico actual de nuestro país: ¿Se puede hablar de un desarrollo equiparable entre la Ciencia y la Tecnología?

F.P: No, tenemos un sistema desequilibrado en ese sentido. Argentina ha sabido conformar un sistema de Ciencia, pero cuando hablo de sistema no me refiero a una estructura gubernamental, sino a tres características o capacidades. La primera es la posibilidad de formar recursos humanos: a fines de los 90 se graduaban 200 doctores por año y a fines de 2015 llegamos a 2.200. La segunda característica es una articulación de los elementos y la tercera es que haya una orientación política que le asigne misiones a ese sistema. Así como tenemos al sistema de Ciencia que está castigado y desfinanciado, debilitado en su institucionalidad y hasta hackeado en su razón de ser, nos falta lo que es un capítulo por escribirse: vincular el conocimiento con la resolución de problemas productivos y sociales. Esto es el rasgo a destacar de Alberto Fernández: esa resolución sólo se puede dar si construimos a la par del sistema de Ciencias un sistema Tecnológico. Un sistema con capacidad también de formación de recursos humanos, capacidad de articular los elementos con los que contamos, como son los proyectos nucleares, satelitales, radares, Conectar Igualdad. Esto marca una agenda de tareas a hacer: hay que restaurar lo que teníamos al 2015 y proyectarnos más allá, reconocer los límites estructurales que habíamos alcanzado por la recuperación y puesta en valor de la Ciencia Argentina. 

APU: Argentina cuenta con recursos naturales, pero la productividad hoy se encuentra castigada y existe un desequilibrio, según su análisis, entre la innovación en tecnología y el desarrollo de la Ciencia. ¿Cómo se puede generar una mayor comunicación entre estos factores de cara a incrementar la productividad?

F.P: Lo primero a hacer es una buena lectura de qué es Argentina: un país que tiene recursos naturales, pero no somos ricos en cuestiones de capital natural. Estamos a mitad de tabla ya que no somos Australia o Nueva Zelanda, pero tampoco somos Japón que no tiene recursos naturales. En términos industriales somos un país con un entramado denso y con una experiencia rica en su trayectoria industrial. En relación al PBI per cápita industrial estamos en el techo de América Latina, a la par de México y un poco por arriba de Brasil, a pesar de estos años de enorme recesión y retroceso. Somos también un país con un sistema científico destacado y curioso para ser un país de desarrollo intermedio, un indicador de esto es la cantidad de investigadores cada 1.000 habitantes de la Población Económicamente Activa: tenemos 3 cada 1.000. Brasil está en 1, 5 o 1,7, no llega los niveles de Argentina, y un país europeo de desarrollo menor está en 3,5 o 4. Nos falta una visión estratégica que sepa combinar esta singularidad que tiene Argentina, estas fichas de rompecabezas por armarse.

APU: ¿A qué restricciones nos enfrentamos entonces?

F.P: La primera restricción es de visión estratégica, luego de recursos. Necesitamos saber aprovechar y combinar estos tres elementos que no muchas sociedades los reúnen, ese es el desafío para escapar a “la trampa de los ingresos medios”. Los países van subiendo en la escalera del desarrollo, pero llega un punto en que no pueden subir más sólo por el crecimiento, deben transformarse. Ningún país llega a ser desarrollado por una acumulación o continuidad en los mismos términos: tiene que haber una trasformación en ese camino. Esto le falta a Argentina: sumar valor agregado a los recursos de la tierra, tener fábricas más porosas al intercambio de conocimiento, tener un sistema científico y tecnológico con las instituciones y los perfiles profesionales que permitan vincular y apuntalar a la industria existente. Hacer del conocimiento la semilla de nuevas industrias, sectores y empleos. Ojalá con esta mirada uno repiense cómo va a llevar adelante Vaca Muerta, no con crecimiento sino con trasformación; cómo se va aprovechar el litio, no con más volúmenes sino con transformación de valor agregado. Argentina hoy no es sólo  frágil en términos macroeconómicos, financieramente, también lo es en términos productivos: exportamos leche y consumimos quesos importados. No tenemos la capacidad o el dominio de tener una industria de alimentos propios.

APU: El sector Pyme fue uno de los más afectados en la gestión actual. ¿Cómo se puede generar un vínculo permeable entre las pymes y la gestión de la innovación tecnológica que permita fortalecer el sector?

F.P: Se necesitan más  instituciones con visiones específicas y perfiles profesionales. Hasta 2015 realizamos una experiencia interesante que son los Vinculadores Tecnológicos o Gerentes Tecnológicos. Esta fue una política de formación de posgrado en Argentina donde 1200 personas se graduaron con ese perfil: tener habilidades de vinculación y traducción, hacer un diagnóstico sobre qué le falta a la empresa, qué oportunidades no están aprovechando y a partir de eso estructurar un problema o desafío que será planteado al sistema científico y tecnológico. De esta forma puede generar un proyecto que atienda a ese desafío y se transforme en una solución para esa PYME. A veces se piensa que el camino más corto entre el conocimiento y la producción es poner en una misma habitación a un científico y un empresario, pero así no funciona. El nexo entre ambos es necesario, ese perfil que ayude a la definición del problema que a veces excede a la capacidad del empresario Pyme. Puede no verlo, o no lo sabe plantear. La gestación de la solución también excede, quizás, al trabajo de un investigador porque son cuestiones sistémicas. Hay todo un territorio a poblar con más instituciones, es algo que no está en Argentina. Ese intermedio hará más fluidas y ricas las relaciones. El INTI y el INTA son instituciones que podrían ser los embriones de este desarrollo, pero les falta mucho en términos de recursos, capacitación e incentivos. Eso se combina con usar distinto al Estado: hay que potenciar las compras públicas, las visiones estratégicas en sectores claves como Vaca Muerta. 

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