“Francisco recupera a la política como servicio”

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“Francisco recupera a la política como servicio”

23 Junio 2018

Por Diego Kenis

“Soy, como decíamos en los años ’60 y ’70, un hijo de la ‘Libertadora’. Vengo de una familia muy de la ‘Libertadora’, y en esa época decíamos: ‘los hijos de la Libertadora’ somos todos peronistas”. Así se define, abriendo la charla con la AGENCIA PACO URONDO, Alejandro Larriera (fotos 2 y 3).

Abogado, mediador, docente universitario y analista internacional, Larriera cursó sus estudios de abogacía en la Universidad del Salvador, donde el padre Carlos Mugica dictaba Teología I y III y Jorge Bergoglio, el actual Papa Francisco, era rector.

A Mugica lo recuerda como “una personalidad impactante, con un convencimiento que transmitía y contagiaba”. Aparecen entonces en la charla imágenes de clases desbordadas de alumnos y reuniones políticas pequeñas, de diez o quince personas, donde se discutía de política y la claridad de Mugica emergía en toda su presencia.

Con Bergoglio, en cambio, Larriera no recuerda haber compartido clases ni encuentros. Medio siglo después, sin embargo, se dedicó a estudiar su pensamiento. Aquel joven rector se había convertido ya en el Papa Francisco, uno de los líderes mundiales de esta época.

Hace ya tres años que Larriera dicta, en la Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca, el seminario extracurricular “Pensamiento Estratégico del Papa Francisco: aspectos teológicos, sociales y geopolíticos”. Una propuesta que ha pasado por los claustros académicos, pero también por los sindicatos obreros bahienses y organizaciones de la región sudoeste bonaerense (la foto 2 muestra a Larriera durante su dictado en Coronel Pringles).

Desde el próximo sábado, AGENCIA PACO URONDO publicará una serie de notas en las que Larriera analizará y repasará los principales puntos que subrayó en su estudio de discursos, escritos y documentos oficiales vaticanos suscriptos por el pontífice.

“Ya en los ’70, lo que formaba parte del pensamiento o de las explicaciones que llegaban de Jorge Bergoglio, muchas cosas que incluso anticipaban las que fue diciendo ahora, eran un comentario común de la época. Y más tarde, en los ’90, fueron sus nuevos escritos u homilías. Siempre lo tuve como una lectura interesante”, refiere Larriera, que resalta la importancia del entonces cardenal en la redacción del documento final del sínodo de Aparecida, en 2007, que marcó un punto de inflexión en la historia reciente de la Iglesia católica. “No se puede separar su elección como Papa de su éxito allí”, concluye al respecto.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Por qué es importante estudiar el pensamiento del Papa Francisco en el mundo actual?

Alejandro Larriera: Por varios motivos. Primero, porque es un mundo definitivamente carente de liderazgos mundiales. A principios de la década del ‘50, un politólogo norteamericano llamado Joseph Nye definió al poder como “duro” o “blando”. El duro era el militar o el de presión económica. El blando era el poder ideológico, cultural, de opinión pública. En esa categoría, el Papa Francisco es el poder blando más cautivador, más escuchado y quizá más importante del mundo. Y no cabe duda de que él quiere ampliar ese poder.

Por otra parte, los dramas más acuciantes de la realidad actual se dan en las grandes urbes, las megalópolis. Francisco es el primer Papa y un animal político de una megalópolis. Es un Papa casi del fin del mundo, que distingue la visión desde el centro del poder mundial y la periferia. Constantemente dice que la realidad se ve mejor desde la periferia. Por ejemplo, desde Latinoamérica. Es un desafío humano e intelectual de primer nivel. Desde el punto de vista de las ideas, es casi escandaloso.

APU: ¿Qué es, en este sentido, el poliedro del Papa Francisco?

AL: Él es muy afecto a utilizar figuras geométricas para explicar determinados conceptos. El poliedro es una figura que tiene infinidad de lados, pintados además de distintos colores. Francisco lo contrapone con la esfera, y dice que el modelo de proyecto mundial que hay que defender e impulsar es el del poliedro. O sea, infinidad de culturas de distintos orígenes, que no sólo convivan en paz sino que compartan el deseo de conocerse y caminar juntos. Contiene a todas las culturas y religiones, y por supuesto a los no creyentes. La esfera, en cambio, es un mundo homogeneizado en una cadena de consumidores, presionado por las grandes corporaciones de producción masiva, uniformado en una visión absolutamente materialista, con consumidores consumiendo todos lo mismo, sin importar las culturas, tradiciones e identidades. Su pensamiento pone mucho énfasis en el conocimiento entre los pueblos, palabra que subraya especialmente. También aspira a una Iglesia y una Argentina poliédricas.

Al mismo tiempo, también con una imagen geométrica define a la estructura católica del clero: como una pirámide, y ha enunciado que debe avanzar hacia una pirámide invertida.

APU: ¿Qué nos podría anticipar respecto de los mensajes del Papa Francisco, en particular de aquellos que tomaron forma de documentos como la encíclica Laudato si y la exhortación La alegría del Evangelio?

 AL: La alegría del Evangelio es una convocatoria a los creyentes para recuperar lo mejor de las grandes asambleas de obispos latinoamericanos en la historia, desde la década del ‘60, con la Opción Preferencial por los Pobres que recuperara entonces el mensaje fundador de Cristo desde sus inicios y las etapas heroicas de defensa de los humildes, los pobres, los perseguidos y los más vulnerables. “Los pobres son la esencia del Evangelio”, repitió hace algunas semanas. Una Iglesia pobre, para los pobres. Y alejada de los mecanismos de poder. En el mismo sentido, en La alegría del Evangelio dice que la acción política es una obligación del laico. No una opción, sino una obligación. Recupera un concepto, la política como servicio, y convoca a los jóvenes a ese servicio. En un texto reciente nos pide, a los más grandes, que empujemos. Con lo que nos quiere decir que nos quedemos detrás de las nuevas generaciones.

Laudato si toma como eje el cuidado de la Madre Tierra, inclusive con terminología de los pueblos originarios en América. Indica allí que el cuidado debe ser integral, no sólo de la naturaleza, sino también de las relaciones en la sociedad y de las culturas e identidades de los pueblos. Subraya que siempre que cada vez que hay un daño ambiental hay un daño social, que lo que más lo sufren son los sectores más vulnerables. Por lo que todo problema económico es social y, por ende, político. Denuncia allí a los grandes poderes internacionales y poderes económicos y financieros fuera de control, que han declarado una guerra a la Madre Tierra y a la humanidad misma.  Por lo que, con este proyecto esférico, el hombre está construyendo su propio suicidio. Una crítica con un lenguaje casi feroz al sistema financiero actual, que repite en sus escritos y especialmente en sus discursos a los movimientos populares, donde también enfatiza que el sistema democrático encuentra límites, alertando que está muy manipulada por los grandes grupos mediáticos y de poder del mundo. 

APU: ¿Por qué hablamos de Francisco como un “Papa de símbolos”?

AL: Creo que forma parte de su formación. La eclesiástica, pero también su formación histórica y de temas sociales y políticos. Él aprecia, y lo habrá descubierto en su experiencia personal, el impacto que el símbolo bien elegido y utilizado en el momento oportuno puede tener para facilitar la comprensión de conceptos. Creo que está dentro de su personalidad. No da grandes discursos, pero ofrece gestos de todo tipo. Hay algunos muy evidentes, que han dado lugar a muchísimo espacio mediático. La cara que pone, sus gestos o sonrisas.

Es el caso de una grabación que mandó hace pocas semanas a un encuentro de jóvenes en Rosario. Allí puso como contrapunto la humildad a la que él convoca a los jóvenes frente a los “grupitos de pitucones” a los que les recomendaba no parecerse. Las redes cercanas a ese tipo de encuentros ardieron, concluyendo que el Papa Francisco se estaba refiriendo al funcionariado argentino como “grupitos de pitucones”. No lo dijo directamente, pero fue una conclusión que muestra el poder de los símbolos que utiliza como vehículos de comunicación.

(Foto 2: diario El Orden, de Coronel Pringles. Foto 3: Senado de la Nación)