Sobre Bergoglio, Verbitsky y Duzdevich
En estos días, recibí más de un correo comentándome que yo había sido citado en una nota de Aldo Duzdevich (AD) en Agencia Paco Urondo, referida a Horacio Verbitsky y a Jorge Mario Bergoglio – Papa Francisco. Allí, luego de leer el texto, en lo personal, no me queda claro si AD se dedica a “defender” al Papa (o, mejor, al provincial de los jesuitas, luego arzobispo de Buenos Aires y más tarde obispo de Roma), de “condenar” a Horacio Verbitsky o de autoelogiarse o perdonarse…
He leído algunas cosas de AD y suele parecerme bastante insustancial, donde mezcla datos, con medio datos, interpretaciones, falaces muchas de ellas, y supuestos datos que no son tales. Esto vuelve muy difícil cualquier comentario o respuesta porque, en esos casos, habitualmente, no basta con una opinión en contrario, sino que frecuentemente hay que desdecir, desmontar, corregir, etc.
No seré yo el que “defienda” a Horacio Verbitsky, aunque, creo recordar que más de una vez ha desmontado no sé si todo, pero sí buena parte de los dichos de AD en este texto. Solo a modo de ejemplo: afirma que él colaboró en un libro del comodoro retirado Juan José Güiraldes (cosa que, creo recordar, el mismo Verbitsky reconoce), pero haber colaborado en un libro no lo transforma, me parece, en un “agente de la Fuerza Aérea”. Pero, como digo, no me parece sensato “entrar en la interna” AD – HV, por más que si de análisis de los textos y de la información brindada se tratara, ya he dicho que AD me resulta insustancial cosa que no suele ocurrir con la información que HV aporta.
Con una actitud que parece estar en todo tiempo, momento y texto pidiendo perdón por su pasado montonero, AD no parece perder ocasión para responsabilizar a la Organización de todos los males. Cualquier militante de los 70 sabe, por ejemplo, que la llamada “tendencia revolucionaria” tenía una enorme participación social en distintos ámbitos sociales, laborales o educativos en la JP, UES, JTP, JUP, MVP, MIP, etc. y, más tarde (diciembre de 1975) en los llamados “Cristianos para la Liberación”.
Pero, cualquiera sabe, que un acercamiento a la tendencia revolucionaria en algunos de estos grupos, de ningún modo significa participación en la organización armada. Acá otra pobre lectura de AD sobre los dichos de HV: éste afirma que “toda la fuerza política vinculada con la Juventud Peronista, con Montoneros, era de millones de personas”, pero AD afirma que “Montoneros no era una fuerza de millones de personas” (¿qué parte de “toda la fuerza política...” no entiende?). Y pongo un ejemplo personal: yo, a principios de 1976, participé en una misa de Cristianos para la Liberación (CPL), con Pablo Gazzarri; nos dijeron que también participaría Jorge Adur, al que yo conocía bastante, pero finalmente no estuvo. Creo que fue en la Isla Maciel, pero no estoy seguro… Fuimos, un par de seminaristas, con un grupo y no presté atención al lugar. Pero, sin embargo, la única vez en mi vida que tomé un arma en mi mano fue con el papá de un amigo, que era militar, y tenía que practicar tiro y nos invitó a disparar, creo que en el 74 o 75 (aunque en el secundario nos llevaron una vez al tiro federal). ¿Fui un peligroso militante montonero? Creo que no. ¿Quiénes participaban en CPL? Obviamente Norberto Habbeger, su mujer Flora Castro, Carlos Bustos, Pablo Gazzarri, Jorge Adur, pero que algunos otros hayan participado de alguna reunión, o se hayan acercado al grupo no necesariamente los transforma en miembros del espacio. Pero la obsesión “anti” de AD transforma a todos los cercanos, amigables o amablemente críticos en peligrosos delincuentes armados, como lo afirma, por ejemplo, de Mónica Quinteiro: “quien había ingresado a Montoneros y lideraba un frente de superficie de la organización, llamado Cristianos para la Liberación, del cual participaban los otros siete [sic] jóvenes secuestrados y desaparecidos que trabajaban con los dos jesuitas”.
Pero quiero entrar en el tema que me incumbe. Según AD la única fuente existente para relacionar la desaparición de Jalics y Yorio durante la dictadura militar con el entonces provincial jesuita, Jorge Mario Bergoglio, es HV. Incluso – y acá es que me alude – afirma:
El sacerdote Eduardo de la Serna respondía: “Bergoglio tiene aspectos muy negativos. En el tema derechos humanos, pesa sobre él la sombra de los dos jesuitas desaparecidos en la ESMA: hay firmes sospechas de que participó activamente en eso, tal como lo detalló en notas periodísticas Horacio Verbitsky (en Página/12).”
Que yo haya hecho referencia a los textos de HV no significa que sea mi única, ni mi principal fuente. Simplemente lo señalé para ilustrar el tema. Pero parece que para AD “tal como” significa “exclusivamente”. Quizás, si fuera periodista, y se interesara seriamente en el tema, a lo mejor, me podría haber consultado y, por ejemplo, se había enterado que durante bastante tiempo compartí parroquia con Orlando Yorio con quien tuvimos una excelente relación y charlas interminables. Quizás podría haber leído no solamente el texto de Francisco Jalics una vez elegido Bergoglio como Obispo de Roma, sino varios textos anteriores donde dice algo más. Podría haber consultado otras fuentes, pero quizás no sea algo que acostumbra. Quizás se habría enterado – si lo hubiera pretendido – que un grupo de curas de Quilmes, amigos de Yorio, por cierto, nos comunicamos oportunamente con el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, para “escuchar su campana”, cosa a la que accedió, pero finalmente no concretamos (es decir, sabía nuestra mirada y opinión) no originada en HV. A esto podemos añadir todavía nuevos elementos: el libro La Verdad los hará libres dedica al tema Yorio y Jalics numerosas páginas en los tomos I y II, y no por influencia de HV, por cierto (tomo I, pp. 606-630; tomo II, pp. 138-142; Buenos Aires: Planeta 2023). En el tomo III, pp. 488-492 da su opinión AD donde vuelve a su consabido ritornello, aunque, acá no afirma (como sí en su libro Salvados por Francisco, pp. 76-78) la falsedad de que JMB salvó la vida de seminaristas de Angelelli al recibirlos en el Colegio Máximo. Es interesante que, hasta último momento, como por ejemplo en su viaje a Hungría en abril de 2023, Francisco fue consultado por el tema en su reunión con los jesuitas (Jalics, además de jesuita, era húngaro) y – como fuente – el Papa destacó los dos tomos (el tercero no había aparecido aún) de la Verdad los hará libres “hecho por el episcopado argentino”, según dijo.
Podría dar mi opinión sobre lo ocurrido con Francisco Jalics y Orlando Yorio, pero probablemente no sea importante, pero sí creo que su desaparición es algo que echa sombras sobre el pasado de JMB. Nada de eso ensombrece su pontificado, sobre el que también he dado mi opinión sin ignorar aquello ni edulcorarlo. Leer que constantemente AD habla de “nuestro papa”, siendo que reconoce no ser un católico practicante (La Verdad… III, 490) tiene, al menos en mi sensibilidad, un tufillo extraño. Pongo un ejemplo, para aclarar. En el texto recién citado, AD dice: “En el grupo de Cristianos por la Liberación, la mayoría eran jóvenes que nunca habían tocado un arma, ni eran guerrilleros…” (p. 492), sin embargo, en la nota para la Paco Urondo afirma: “la política de la organización Montoneros a la cual pertenecía HV y varios de los jóvenes secuestrados que trabajaban junto a Yorio y Jalics…” Así de serio parece AD. Y creo que esto debe, también, ser tenido en cuenta al aproximarse un nuevo aniversario del asesinato de Carlos Mugica; ya sabemos lo que AD dice al respecto: la culpa de todos los males del país la tiene la Organización Montoneros.