Oesterheld, el autor del Eternauta, era un cuadro de Montoneros
Hace algunos días que se viene hablando mucho de El Eternauta y del martirio de la Familia Oesterheld.
Adelanto que de lo poco que vengo viendo de la serie me parece realmente muy buena. Muy bien adaptada a nuestro tiempo y excelentes interpretaciones de Ricardo Darin, Carla Peterson y todo el elenco. Un gran trabajo del Director Bruno Stagnaro, quizás el mejor que haya realizado.
También ha sido pública la masacre de los Oesterheld. El guionista fue secuestrado, torturado y desaparecido. Igual que sus cuatro hijas, dos de ellas embarazadas, y tres yernos. Algunos testimonios dan cuenta que a Héctor sus captores le exhibieron fotos de dos de sus hijas caídas y le decían que estaban buscando a las otras dos.
El recuerdo público y publicado de ese martirio ha tomado distancia de una realidad concreta que se escatima y que daña la verdadera Memoria Histórica. Me refiero a la lucha, la militancia y el sacrificio revoluciónario de todos los integrantes de la familia Oesterheld. Desde el fin de la Dictadura, tanto desde el primer Gobierno elegido, como desde la mayoría de los organismos de DDHH (y en muchos casos de organizaciones políticas) se nos ha impuesto una figura : la del desaparecido o caído sin identidad política. Nos impusieron unas siluetas vacías, con nombres a quienes no se identificaba con el proyecto político al que pertenecían. Nos mostraron la Historia -sobre todo a partir del golpe del 76- como algo desconectado de la Historia Argentina. Nos mostraron los hechos como una cosa de buenos y malos. Cómo si de pronto aparecieran unos hombres malos, unos monstruos, que empezaron a matar gente buena. Víctimas y victimarios. Cómo si los "malos" no fueran una continuidad histórica de "otros malos" que no es otra cosa que un proyecto de dominación, miseria y entrega. Respecto de "los buenos", tampoco se explicaba de donde salían. Cómo si no fueran los continuadores de gestas libertadores, revolucionarias y de resistencia de más de cien años antes. Prácticamente todos los gobiernos elegidos hasta Milei nos mostraron esa película tergiversada.
Entonces nos dicen y hacen creer que lo ocurrido en 1976 fue un enfrentamiento entre "dos demonios", uno la dictadura militar y otro las organizaciones Revolucionarias que, con su accionar, los provocaron para que los malos sean más malos. Y así, en el medio de ambas maldades quedaron 30.000 víctimas inocentes, sin identidad política, ni historia de lucha, ni proyectos colectivos de vida.
Con ésta visión Rodolfo Walsh fue un buen escritor y gran periodista. Escondiendo a sabiendas que además fue un importante oficial de la Organización Montoneros. Que además resistió a balazos la detención cayendo así en combate. Paco Urondo fue un gran poeta, escondiendo que además era también un oficial Montonero con responsabilidades, que cayó combatiendo y que ingirió cianuro para no ser apresado vivo y permitir que sus compañeros pudieran fugarse. Al escatimar las identidades y los proyectos políticos de los caídos favorecemos a quienes quieren (y logran) que la memoria histórica se corte, se pierdan datos determinantes y se "vuelva a empezar" para citar palabras de Walsh.
Esas lecturas que difundieron durante tres décadas se la dejó picando en la puerta del arco a un gobierno liberal, sionista y fascista como el de Milei para recrear directamente la versión de la Dictadura y las clases dominantes. Esa tergiversación de la Historia (en definitiva un acuerdo entre los partidos mayoritarios en 1983 y los que se iban), hizo posible que el gobierno de ese año no sólo mantuviera presos políticos de la Dictadura sino que emitiera decretos para capturar y encarcelar a los dirigentes Montoneros sobrevivientes. Así, los pobres chicos desaparecidos o muertos no fueron combatientes del PRT o Montoneros, caídos en combate, sino simples víctimas sin identidad política. O peregiles usados por sus jefes. Y sus Conducciones siguieron siendo perseguidas, encarceladas y, en algunos casos, asesinadas.
Héctor Oesterheld, el autor del Eternauta, era también un cuadro de Montoneros. Cómo lo eran sus cuatro hijas y sus yernos. Con diferentes niveles de encuadramiento y responsabilidades. Don Héctor no solo escribió en el periódico Noticias, dónde justamente se publicaron las viñetas de El Eternauta que mi generación leía día a día con ansías. Además, escribió en el Evita Montonera, que era la publicación oficial de la estructura de cuadros de Montoneros. Acá, agrego una nota del querido José Rey del Movimiento Peronista Auténtico dónde explica con detalles ésto último:
"En definitiva esto que escribo me sale del alma, más de la buena fe y la sinceridad que de un resentimiento o bronca por lo que debería ser y no es. En todo caso será tarea de algunos de nosotros por lo que nos resta de vida restaurar la Memoria a partir de intentar una y otra vez construir el proyecto por el que lucharon los Oesterheld. Lo escribo en nombre propio también, sin invocar ninguna pertenencia actual en este caso, por el inmenso cariño y respeto que siempre llevo para con los compañeros y compañeras con los que militamos, combatimos, sangramos y vivimos con alegría en una misma organización y un mismo proyecto de Poder para construir una Argentina sin explotadores ni explotados. Sean cuales fueran los encuadramientos organizativos que cada uno haya tenido en Montoneros. Escribo esto sin considerar los lugares o proyectos donde hoy milita cada uno. A todos el mismo respeto por todas sus luchas y sacrificios. Salvo, obviamente, los que ya están abiertamente con los enemigos de la Clase trabajadora y el Pueblo".
Quizás conociendo toda la verdad, sea más factible que Juan Salvo y la Humanidad que resiste la ocupación de la Tierra por los alienígenas, y sobre todo la juventud, pueda hacer realidad eso de que "nadie se salva solo".