Arenas de sangre

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Arenas de sangre

03 Noviembre 2023

El conflicto entre Israel y los palestinos es un conflicto de larga data y muy complejo que involucra cuestiones políticas, territoriales y religiosas. La región ha sido escenario de tensiones y violencia recurrentes, lo que ha resultado en un ciclo interminable de hostilidades. Sin embargo, el atroz ataque terrorista -y nadie lo puede negar- del 7 de octubre llevó la situación a un nivel de peligro nunca alcanzado.

Los numerosos episodios de enfrentamiento implican a menudo ataques de grupos palestinos, como Hamás, en Gaza, y represalias del ejército israelí. Como vemos a diario, estos enfrentamientos tienen consecuencias devastadoras para las poblaciones civiles, provocando muertes y desplazamientos de personas. La comunidad internacional ha estado buscando, desde el principio, soluciones al conflicto, como acuerdos de alto el fuego y negociaciones de paz, pero hasta la fecha, una resolución duradera sigue siendo un desafío y, hoy en día, de alcance improbable dadas las emociones y la “racionalidad” de los actores.

Sin embargo, la postura desproporcionada del gobierno de derecha israelí, ante el vil ataque sufrido, ha cobrado gran relevancia, ya que está provocando una unión, hasta entonces, inimaginable entre musulmanes sunitas y musulmanes chiítas en todo el mundo y esta emoción impulsa a acciones como las recientes en Daguestán. ¿Podemos darnos el lujo de enemistarnos con más del 20% de la población mundial, como millones de personas que viven en Europa, África y Asia?

El bombardeo incesante de la Franja de Gaza y la invasión terrestre causan enormes pérdidas y sufrimiento a civiles y personas inocentes, lo que representa un verdadero castigo colectivo y la percepción de aplicar sanciones a todo un grupo, en respuesta al comportamiento de una minoría dentro de ese grupo. La tensión entre los musulmanes en todo el mundo está aumentando y el Occidente no está interesado en un conflicto Creciente-Cruz. La cuestión ética es importante, ya que las acciones del Estado no deben ser injustas y causar daño a personas que no están involucradas en el comportamiento problemático. La Gaza de hoy es la Dresde de ayer. Y el mundo musulmán unido es un riesgo existencial para Israel, especialmente si hay intervención turca.

Por mucho que declaren, con billones de dólares de déficit y la actual capacidad productiva de la industria bélica occidental, dudo que Estados Unidos pueda financiar o afrontar conflictos en tantos frentes: Ucrania, Oriente Medio e, incluso, armamento de Taiwán, que podría liderar la debacle de Bretton-Woods y enormes dificultades en la economía mundial.

Si lo que estamos viendo continúa: una cuestión tan delicada y polarizada, con diversas perspectivas y opiniones sobre cómo podría resolverse, sin el ejercicio del autocontrol y la racionalidad, por parte de todos, el mundo musulmán podría rebelarse contra el Occidente.

La convivencia pacífica y la paz en la región son esenciales para que, desde el desierto, el aliento de los dioses de la guerra no disperse sus arenas de sangre, llevando el peso de la historia, por la inmensidad del mundo.


*Abogado