Acusarnos de nazis es negar el nazismo

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Acusarnos de nazis es negar el nazismo

11 Julio 2014

Por Santiago Gómez

Creo en la palabra. En su poder. En su poder sanador y en su poder de fuego. En su poder amparar y condenar, develar y ocultar, construir y destruir. Creo que con la palabra se puede cambiar el mundo, aunque primero fue el verbo, una acción. Creo que una palabra nos puede hacer actuar distinto. Creo que una palabra nos puede sacar de donde estamos, hasta nos puede sacar de quicio, perder el juicio sería la traducción. Eso acaba de pasarme y escribo acá y lo comparto con ustedes para recuperarlo.

Por twitter supe que Tenembaum le hizo una nota a un compañero de La Paco Urondo por una nota que publicamos titulada "Superioridad física e ideológica de un pueblo" y me enteré que fuimos acusados de nazi por la misma. Sé que el título es provocador y creo que ese es el valor superior de la palabra, la provocación, su capacidad de producirnos vivencias, sentimientos, hasta de producirnos a nosotros mismos, todos somos hijos de ella. Por eso le tengo tanto respeto, por eso se lo falto tanto, pero lo que no puedo permitir es que nos acusen de nazis.

El discurso que los medios promueven es de una homogenización insoportable donde no son respetadas las diferencias y quienes las reconocemos somos acusados de criminales. Produce estas cosas. Podemos decir que un equipo pasó por arriba al otro, pero no que hubo superioridad física. Podemos decir que el partido fue un partido de ajedrez, pero no que hubo superioridad mental, porque señores, nunca se olviden, al ajedrez se juega con las manos.

De las cosas que más disfruto de Brasil es que acá se dice negro, judío, italiano, alemán, gaúcho, se nombran las diferencias sin por eso condenar a quien lo hace. Pocas cosas más insoportables que lo políticamente correcto o al menos para mí, que tanto padezco a la hora de escribir, pensando en que alguno pudieses llegar a molestarse.

Vine acá a escribir, a compartir, a descargar la bronca de haber sido acusado de nazi y cuando al primero que me acusó, el pobre tipo de Gustavo Noriega, ex panelista de Duro de Domar, le pregunté si tendría el valor de decirnos nazi frente a Jack Fuchs, una de las decenas de millones de víctima del nazismo, me dijo que usaba a una víctima. ¿Cómo es posible que una persona pueda decir eso?

Muchas veces me han dicho, pero Santi, sos psicólogo, deberías saber, pero no, no puedo entender ciertos procesos y reconozco, no quiero. Temo distanciarme de mi prójimo de modo tal que pierda la fe en que mi palabra pueda hacerle ver el mundo de otra manera, que pueda contribuir a que tenga más respeto por la historia, por los hechos, por las víctimas y por todo el horror que necesita ser escuchado y que sus palabras silencian.

Porque ser acusados de nazis, es negar el nazismo. Ser acusados de nazis mientras Israel está bombardeando Gaza, es invisibilzar a los muertos, a sus familias, a sus seres amados, a los que precisan que en las palabras esas vidas vivan y sigan sonando. Acusarnos de estar contra los judíos, por no apoyar el Estado de Israel, es negar que en Israel no están todos con el gobierno, que el judaismo es una religión, que reverencia el valor de la palabra y la verdad y al menos quienes se dicen judíos deberían hacerlo, por respeto a todo lo que suena al decir judío.

Pero no, así no es, así no fue y así nos va. Ayer mientras veíamos con Lau TeleSUR recordé que el primer intento de un cuento que tuve fue a los catorce años para una clase de literatura. Fue después de que murió mi abuelo Enrique. El cuento contaba la historia de dos adolescentes enamorados, que habían marcado un encuentro, interrumpido por los bombazos. Esta mañana mientras caminaba al trabajo, pensaba en los sueños que la guerra le habrá interrumpido a mis abuelos, todos llegaron acá por culpa de la segunda.

Pero mientras algunos se quieren apropiar de la historia, estamos los otros que vamos a seguir escribiendo para compartirla, para que se escuche lo que quieren silenciar, para que más sueños no queden truncos y para que el mundo sea mucho más lindo. Y como todo esto empezó por una nota de Joe Cornejo sobre la selección argentina (ver nota), les digo que sí, nuestro pueblo es superior física e ideológicamente al pueblo holandés. Somos democráticos, no tenemos reina. No colonizamos a nadie ni le impedimos ser. Y cuando sale del país no va para África a conquistar, sino que viene a Brasil a bancar a los propios. No somos todos iguales, muchachos. Eso es lo que los colonizadores hacen, vernos a todos iguales. Y el empleo que Tenembaum tiene en los medios no es más que eso, una muestra de para qué lo emplean.