Buscando al Capitán Pelusa: De Fiorito a Paternal

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Buscando al Capitán Pelusa: De Fiorito a Paternal

29 Octubre 2021

Por Jorge Hardmeier | Fotos: Jorge Boido

Con un par de lienzos crotos, esperando por el bondi de Fiorito a Paternal

Las pisadas, las rabonas, son los chiches que los viejos no te podían regalar

Y en la villa se juntaban los pendejos para verte gambetear.

(“Para verte gambetear”, La Guardia Hereje)

 

Mañana de sábado. Con Jorge Boido acordamos un lugar de encuentro: estación San Pedrito, Subte A. Auto y llegamos a Fiorito. Nuestra primera parada es un lugar de reunión de cartoneros, La Cava. Hay un mural de Diego. Tienen piletas para mojar el cartón pues eso redunda en una mejor recaudación monetaria. El recorrido prosigue y nos internamos en lo que se conoce como Los Quinientos Metros. Se realizaron, con apoyo municipal, una serie de murales en un complejo habitacional. Es obra de Muro Sur: Mala Fama, Gilda, Charly, Frida Kahlo, El Chavo del Ocho, Cerati, Diego, por supuesto. Y murales de pibxs del barrio víctimas del gatillo fácil. Las calles son angostas. Hay murales de Diego realizados por Waden Graffitis: también pintaron uno en una cancha ubicada sobre Avenida Directorio, en Mataderos y otro en Villa Palito.
 


 

Vamos hacia la zona donde Pelusa gambeteaba de pibito. Jugaba en Estrella Roja y estaban las Siete Canchitas que luego fueron achicándose. Estrella Roja ahora es Estrella Unidos de Fiorito pero para la gente del barrio sigue llamándose Estrella Roja. Transitamos una zona que en la época del Diego niño era un descampado. El nombre del club está tomado del Estrella Roja de Belgrado, actual Serbia, un equipo de Europa del Este. Aún existía el comunismo. Era uno de los equipos del momento. Y vino a jugar un amistoso con Racing en Avellaneda. Ese es el origen del nombre del equipo de Fiorito en el cual jugaba quien luego sería el Pibe de Oro.
 


 

Pasamos frente a la casa de la familia Maradona. Azamor 523. ¿Qué o quién será Azamor? Estación Fiorito. Hay un mural sobre una pared de la esquina. Fiorito pertenece a Lomas de Zamora y limita con Caraza, partido de Lanús. Manuel Azamor fue obispo de Buenos Aires a fines del mil setecientos. Hay preparativos de asado en el Club Estrella Unidos. Tati es el secretario e intenta, con esfuerzo, que la institución resurja. Cuenta, en referencia a la casa natal de Diego, que queda allí, a la vuelta: “Está ocupada por el hijo de Mari Gaytán, una amiga a la que Doña Tota le dejó la propiedad cuando se mudaron a La Paternal. El tipo es conocido como Camba. Un tipo áspero. El día de la muerte de Diego se logró hacer un mural que estuvo a cargo de El Bondi Cultural. Los mismos que hicieron un mural cercano a Puente Alsina que tiene una figura de Diego y una de sus frases: Cruzar el puente Alsina era como ir a Manhattan”. Tati nació en el barrio, a seis cuadras de donde estamos conversando, es periodista y en diagonal a su casa vivía la hermana de la Tota, Doña Sara. “Acá había baldíos, lagunas. Esto era un pantanal. Mi tío era de la generación del Diego, iban a una escuela que se llama Remedios de Escalada, cerca de la vía, la única escuela primara de Fiorito. A esa casa de Doña Sara iba un pibe de rulitos y se ponía a patear contra la pared  y después salía por el fondo y se juntaban unos pibes y jugaban ahí. Acá cerca había una empresa que se llamaba Tritumol, una fábrica en la que hacían sebo. Ahí trabajaba Don Diego.  Atrás de la casa de los Maradona pasaba un arroyo que ahora está entubado; ahora hay una calle. En ese arroyo, bastante pronunciado, se construían puentes de madera y Don Diego cruzaba por ahí para ir a trabajar. Y Doña Tota, con sus hijos, se iba para lo de Doña Sara. Don Diego, cuando su hijo jugaba en el equipo de Estrella, lo acompañaba a todos lados. Diego jugó acá hasta los dieciséis años”. Hablamos sobre el video en el cual Pelusa dice: Yo quiero jugar un mundial y ser campeón. “Eso lo dice en las Siete Canchitas, en la cancha de Estrella, Plumerillo y Chivilcoy. Ese video más que editado está manipulado porque Diego sigue: ser campeón con la octava de Argentinos Juniors”. Las Siete Canchitas ya no están, comenzaban en Plumerillo y terminaban en Hornos, la avenida que divide a Lomas de Zamora de Lanús. Esperamos a José, uno de entrenadores de Estrella Roja, equipo en el cual Diego jugaba ya estando en las inferiores de Argentinos Juniors. Para el barrio el tema de que a Pelusa lo haya descubierto Francis Cornejo es falso: lo descubrió José. Marcos, otro de los comensales, que comparte un programa de radio sobre Diego con Tati, aclara: “Diego y Goyo – Carrizo, compañero de Diego en Los Cebollitas -  pasaban por ahí, tomaban el 28 en la Ribera. O iban hasta Olazábal en Caraza para tomar el 9 hasta Pompeya o el tren. En Hornos y Chivilcoy hay otro club que se llama Los Gauchitos. Y un día Diego fue, habrá sido 1997 y les armó una cancha. Les hizo dos tribunas de cemento”. Boido agrega: “En el club 22 de Febrero Diego puso guita”.
 


 

El asado amaina pero no la charla, llega José con la Pelu, su compañera. “Yo cuando llegué a Fiorito tenía ocho años. Cuando tenía unos diez años se empezó a armar el equipo de Estrella Roja. Don Diego y Doña Tota son como yo, de Corrientes. Alguien trajo algunas camisetas. Eran celestes, pero con el tiempo de tanto lavarlas se empezaron a decolorar. Y entonces los muchachos compraron anilina y las tiñeron. Había que pintarle una estrella roja. Uno fue a su casa, le robó la pintura para uñas a la señora y con eso pintó de rojo la estrella. Se pintaron una por una. El Diego, hasta los catorce jugaba acá”. La esposa de José muestra una foto donde está su marido junto al Diez en una quinta, cuando Diego ya jugaba en el Barcelona. “Yo agarré Estrella Roja a los veintidós años, me había jodido el tobillo”. José cuenta que su apellido es Salazar pero que todos lo conocen como Estrella. “A Diego lo iba a levantar, era remolón, pero le llevabas una pelota y era loco por jugar al fútbol. Ya de chiquito hacía unas cosas que se diferenciaba de los otros. Y acá había jugadores que eran uno mejor que el otro. Fue Goyo el que lo llevó a Argentinos. Goyo tuvo una lesión en la rodilla y no pudo jugar más, se lesionó en un partido contra la tercera de Vélez”. José se dispone a contar la experiencia de su visita a la quinta de Diego: “Yo venía de trabajar. Bajo del colectivo y estaba en la esquina el hombre que hacia conmigo el equipo de Estrella Roja, un hombre mayor, que ya no está. Estaba él con el primo de Maradona, Beto. Falleció, también. La madre de este chico era hermana de Doña Tota. Beto no tenía el mismo apellido pero todos lo conocían como Beto Maradona. Le regaló a Dieguito la primera pelota de cuero, una número 1. Pensé que había un partido. Se jugaba por plata, por mucha plata. Y les pregunto qué pasa y me dicen: te estamos esperando a vos. Y Beto: Dice Diego que lleve mañana a los muchachos a la quinta. Era como las siete y media de la tarde. Era julio. Estoy hablando de 1982. Bueno, les digo, dejo la ropa de laburo en casa y tenemos que ir a buscar un micro. Era viernes y teníamos que salir de la estación al otro día a las siete y media de la mañana. Conseguimos un micro a dos o tres cuadras de la estación Lanús. El primo ya me había dicho: dijo Diego que lleven equipo de fútbol, las camisetas, los botines. Teníamos que pasar a buscar a todos. Había muchos que trabajaban los sábados, ¿vos te pensás que fueron a trabajar? Cuando íbamos llegando Beto me dice: mirá, ahí está la quinta del Diego. Él no estaba, llegó a las diez, diez y media, con Claudia. El que le cuidaba la quinta era el hermano de Beto que nos abre y nos lleva al salón de juegos: pool, metegol, ping pong. Éramos unos veinte los que fuimos. Jugamos un partido y empatamos”. El Diego abrazó a todos los muchachos de Estrella Roja. Estaban Don Diego y  Doña Tota. “Y Diego – narra José - nos dice: ¿cómo andan muchachos? Y viene y me hace así”. José representa la típica escena de alguien sentado y otro detrás, en este caso Maradona, haciéndole masajes en los hombros. “¿Y, Josecito, cómo va?", pregunta Diego. Como cinco minutos estuvo así.
 


 

Después estuvimos hablando. Y a la tarde me dice: José, vamos al fondo. ¿Qué nos trajo? Masas y whisky. Salimos de allá como a las siete y media de la tarde. Y llegamos a Fiorito. "A Segurola y Habana fui cuatro o cinco veces, comíamos churrascos mano a mano”. ¿Qué pasó en Fiorito el día que murió Diego? Responde Marcos: “Se llenó, pintaron la casa del Diego, vino un compañero a organizar porque estaban todos locos, estaba medio loquito Camba, y este compañero le dijo: dejá que pinten el frente de la casa porque si no te van a sacar. Después este señor volvió a estar ahí, a atrincherarse y los que vienen de afuera pagan peaje”. En Azamor se cortó el tránsito, había mucha gente. Continúa la algarabía de la reunión con asado y vino tinto. José sigue con anécdotas: “Cuando jugaban Diego y los otros pibes, en Villa Fiorito no había agua potable, venia un aguatero. Había una canilla pública en la calle Baradero. El agua que había era de pozo y no se podía tomar. En cada manzana se hacía una laguna donde los pibes se bañaban. Había patos. Doña Tota caminaba unas cuadras para buscar agua para los pibes que jugaban en el potrero que estaba atrás de la casa de Diego. Pelusa jugaba en el equipo de Estrella Roja, pero no en la cancha que ahora es del club Estrella Roja”. Tati refiere: “Teníamos una olla popular y Diego se enteró de esa situación. Ya dirigía Gimnasia. Diego informa que va a mandar cosas  y llegaron tres camionetas de la Cruz Roja. Después hizo Diez de Diez que era repetir esa acción en otros lugares. La idea era, en el cumpleaños de Diego, que cumplía sesenta, hacer alguna actividad, pero era plena pandemia y cuando falleció Diego nos desubicó a todos”. Partimos del club. Abandonamos Fiorito, la Nueva Belén.