"Estamos decidiendo si vamos a tener un Estado amigo de los trabajadores o uno hostil con ellos"

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"Estamos decidiendo si vamos a tener un Estado amigo de los trabajadores o uno hostil con ellos"

24 Octubre 2014

Por Laura Lacaze y Santiago Gómez – Desde Porto Alegre

Claudir Nespolo es presidente de la Central Única de Rio Grande do Sul (CUT-RS), desde 2012. Militante de la Juventud Operaria Católica desde 1977, fue durante tres mandatos presidente del sindicato de metalúrgicos de Porto Alegre. La entrevista fue realizada luego de finalizado un acto del ex Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en apoyo a la reelección del gobernador local, Tarso Genro. Claudir nos recibió en su oficina de la sede de la CUT, en el centro de la ciudad, donde junto  a la bandera roja de la CUT cuelga la bandera Palestina y sobre un mueble puede verse a Claudir con el Presidente palestino Mahmud Abás. “Fui en representaciónn de la CUT a Palestina, a invitarlo a un acto por una Palestina libre, pero coincidió con un importante evento de Naciones Unidas al que Abás no podía faltar y no pudimos realizarlo”.

Antes de comenzar con la entrevista Nespolo nos explica que “el sindicalismo en Brasil no es como en Argentina. Acá tenemos sindicatos por municipios. Los convenios colectivos de trabajo los negocian los sindicatos municipales, no la dirección nacional del sindicato, por lo que hay diferencias entre los arreglos que pueden realizar los metalúrgicos de São Paulo con un municipio de Rio Grande do Sul. Claro que aquel nos sirve de referencia y uno con ese dato en la mano negocia”.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo ve el sindicalismo en Brasil?

Claurdir Nesposio: Las elecciones presidenciales se realizan en un período en que la clase trabajadora está en ascenso, con expansión de empleo, de derechos e inclusión de los pobres, un período de conquistas, no todas las que nos gustaría ya que la gestión de un Estado capitalista está llena de contradicciones. Nosotros entendemos lo siguiente: entre los trabajadores y la clase empresarial, está el Estado. Estamos decidiendo qué Estado tendremos en los próximos cuatro años, si un Estado amigo de los trabajadores o uno hostil con ellos. Por eso la CUT orientó a su militancia a no ser ingenuos. Tenemos razones suficientes para criticar al gobierno de Dilma, por demandas que nos gustaría que hubiesen sido implementadas. Por ejemplo, no conseguimos reducir la jornada de trabajo a 40 horas semanales. Pero por otro lado, conseguimos una extraordinaria recuperación del salario mínimo nacional, que hoy está arriba de los 300 dólares, cuando estaba menos de 100 en el 2002.  Conseguimos un avance muy importante en relación al empleo, porque hacer sindicalismo con trabajo es una cosa y hacer sindicalismo en tiempos de desempleo es completamente diferente.

APU: Al igual que en Argentina, el sindicalismo en Brasil está dividido en diferentes centrales. ¿Cuántas centrales sindicales tienen?

CN: Tenemos seis centrales reconocidas legalmente. La CUT, la primera central sindical, es la única que nace de abajo hacia arriba, la CUT no nació por interés de un partido (N.E: la CUT nace tres años después que el PT, en la ciudad de San Bernardo do Campo, donde Lula comenzó su militancia sindical y su carrera política, a dos años de que volviese la democracia en Brasil). Hay otras opciones, pero la CUT no se quebró, a diferencia de lo que sucedió con la CTA. Se fueron yendo, primero salió el sector de la extrema izquierda, después los comunistas, porque decidieron crear una central llamada Central de los Trabajadores y Trabajadoras de Brasil (CTB), por una decisión del partido, aunque tenemos una agenda en común.

La CUT nació de los grandes movimientos en la calle enfrentando la dictadura. Este es el período democrático más largo de los 514 años de Brasil. Los primeros 380 son de esclavitud en relación al trabajo. El 1 de Mayo de 1886 en Chicago ya tenían trabajo asalariado y acá en Brasil era trabajo servil, esclavitud (N.E: la abolición de la esclavitud en Brasil fue en 1888). Después se creó la República y fueron pequeños períodos de democracia intercalados por largos períodos de dictadura. Esa es la historia de Brasil, este es el período de democracia continua mayor y nosotros ayudamos a abrir las puertas cuando fundamos la CUT, el PT, el Movimiento Sin Tierra (MST), construyendo herramientas fundamentales que ayudaron a crear las condiciones para llegar a hoy, a partir del 2002, a hacer lo que se llama: la nueva política. La nueva política es cuando se comienza a incluir pobres, hasta ese momento son las oligarquías gobernando. Le podés poner el nombre que quieras, pero las elites no son nuevas. Disculpá la comparación, pero en estos doce años fueron incluidas una Argentina y un Uruguay enteros en el padrón de consumo. Era un sector que se levantaba a la mañana y su mayor preocupación durante el día era como organizarse para conseguir la próxima comida.

APU: ¿Cuántos afiliados tiene la CUT?

CN: La CUT representa el 36% de los trabajadores sindicalizados, después está la Fuerza Sindical con 13% y después están las otras.

APU: ¿Y del total de trabajadores brasileños cuántos están sindicalizados?

CN: La media de sindicalización en Brasil es baja. Los mayores niveles de sindicalización están en el sector público, ya que tienen estabilidad laboral. Los sindicatos más combativos tienen un promedio de 25% a 35% de afiliados, es muy raro un sindicato que tenga más que eso. El promedio de sindicalización en Brasil creció, pero está en 18%.

APU: Los medios en Argentina crearon el mito que el empresariado brasilero es nacionalista, que primero van a pensar en el país. ¿Qué piensa al respecto?

CN: El empresariado brasilero que está disputando las elecciones tomó posición, se puso del lado del conservadurismo que quiere terminar con el MERCOSUR. Y el MERCOSUR es una unión aduanera, no es un mercado común, es más que un mercado común. Y efectivamente, el empresariado nacional sólo quiere un intercambio comercial y pasar por encima cualquier posibilidad de política industrial en Argentina. La CUT ha disputado por una integración complementaria a nivel regional. Todos tienen que tener un padrón industrial e inclusivo. Tenemos experiencias de economías solidaria en la cadena productiva de PET (N.E: material con que se producen las botellas de plástico) que se desarrolla entre Brasil y Uruguay, con cooperativas y empresas recuperadas que están produciendo de forma complementaria. Esa es nuestra visión de integración, donde todos se tienen que llevar bien. Lula tiene una expresión muy acertada al respecto: “la peor cosa que hay es tener un vecino nervioso. Si comenzás a crecer y crecer y tus vecinos se quedan mirando, es malo”.

APU: En el contexto de salida del neoliberalismo y el gran crecimiento de los países de la región, había riquezas para compartir, elevado crecimiento y creación de empleo en todos los países. En el contexto actual, con una disminución en la actividad de ciertas producciones industriales ¿Cómo ve el sindicalismo brasilero los conflictos que comienzan a aparecer entre sindicatos, disputando por la pérdida de puestos de trabajo?  ¿Tienen pensada una articulación política con el sindicalismo de América Latina?

CN: En relación a la defensa del empleo y lazos de solidaridad, no tenemos mucha construcción regional al respecto. Qué tiene América Latina que es fundamental dentro del Mercosur, la Coordinación de Centrales Sindicales. Ahí dentro hay veintipico de sectores que articulan entre sí, pero todo es muy frágil, no hay sustento financiero, todo lo sostienen las entidades. Diferente de la Unión Europea, que existe financiamiento para varios sectores, inclusive para las organizaciones de los trabajadores, que permite realizar estudios, punto de partida de un análisis coherente, profundo.

Hay un factor fundamental acá que es crecer y distribuir, que esa es nuestra diferencia por ejemplo con India y China, allá se está creciendo y concentrando. Si tenés un PBI grande o chico, si no distribuís no tiene lógica. En el ´73 crecíamos al 11%, en plena dictadura militar, y no por eso se distribuía, sino que se concentraba, generando miseria. No tenemos una perspectiva de mirar al futuro para saber cuál va a ser la intensidad de la crisis y cuándo es que va a golpear en los empleos. Tenemos situaciones estacionales, en este momento estamos con un conflicto con la multinacional John Deere, aunque conseguimos asegurar los empleos. Es un problema estacional, tenés mejores zafras, peores, pero no es un problema de política interna.

No estamos preocupados, el empleo en Brasil está blindado. No crece tanto, el índice de empleo no es tan fuerte como fue, hoy es más bajo pero seguimos teniendo saldo positivo de empleo. Claro que comenzamos a ser “chik”, a mirar la calidad del empleo, porque estar en blanco no quiere decir empleo de calidad. Retomando, con relación a la crisis, hay posibilidades de que golpee aquí, pero por el momento hay expansión del mercado, últimamente créditos con interés más elevado para combatir la inflación,  con lo que el crédito se restringió, pero no los programas de distribución de renta, la política pública. Estamos consiguiendo acuerdos colectivos con aumento real de 1,8%, 2,5%.

APU: Escuchamos tanto dentro del PT, como a Lula, decir que el PT dejó las calles. Hay una campaña muy fuerte contra la política en los medios, asociando política a corrupción. ¿Cuál es su sensación al respecto?

CN: Es causa de ese goteo diario de los grandes medios y sus ramificaciones, primero no informando sobre las políticas de inclusión social. Hasta hoy no hubo un solo especial de Globo Reporter sobre el Bolsa familia. Hoy los trabajadores, salvo que tengan una relación directa con el sindicato, creen que ser del PT es ser ladrón. Esa fue una victoria de nuestros adversarios, ser PT, ser CUT, es muy parecido. Entonces, la sensación de que hay más corrupción fue absorbida por los trabajadores, tanto, que la elección está 50-50. El yacaré comienza a abrir la boca para el lado de Dilma, pero hay que trabajar mucho hasta el domingo (N.E: la entrevista fue realizada el miércoles anterior a la elección). Nosotros estamos extrayendo algunos aprendizajes, entre ellos, actuar de otra manera con el sistema de medios. Definitivamente la democratización de las comunicaciones no se va a conseguir. El Congreso electo en la última elección es más conservador del que teníamos, hay más empresarios, más ruralistas y menos trabajadores, menos sindicalistas. La democratización de los medios es una pauta de cuño utópico, importante, pero utópico. Vamos a tener que crear una alternativa de comunicación, que no sea un instrumento del Estado, del Gobierno ni de los sindicatos, que sea un instrumento con información de calidad, para disputar mercado y consolidar un instrumento de comunicación.

APU: ¿Por qué no puede ser del sindicato?

CN: Porque tendría más aceptación si fuese un mecanismo independiente. No estamos empezando de cero, ya tenemos a Rede Brasil  Atual, que es un primer esbozo, tiene un sito, una revista mensual y un canal de televisión abierto. Eso crea las condiciones para empezar, vamos a pasar la elección con Dilma electa y tendremos una buena charla respecto al financiamiento de medios que estén más cerca de los hechos, bajo pena de no resistir otros cuatro años. No resiste, con este goteo de los medios cuatro años más y se acabó.

APU: Para ir finalizando y retomando la asociación PT-CUT, muchas de las cosas que decían del peronismo y los sindicatos peronistas, hoy las dicen del PT y la CUT. La izquierda históricamente criticó el vínculo entre el sindicalismo peronista y la CGT con el Estado. ¿Cómo cree que tiene que ser esa relación de tensión entre una Central de Trabajadores que apoya al gobierno y el Estado?

CN: Todo cutista no es petista, muchos están afiliados a otros partidos y muchos a ninguno. Pero todo sindicalista petista es cutista. Entonces, hay una complicidad de proyecto. La CUT y el PT tienen una visión de sociedad parecida. El Presidente de la CUT para tomar una decisión no llama al Presidente del partido, se mantiene una autonomía, no quiere decir que no conversamos. Es una ecuación difícil porque obviamente termina causando en el sentido común “no, ustedes son del gobierno”. Gobierno no, hacemos política. En relación con cualquier gobierno que haya, inclusive desarrollista, si hace alguna cosa acertada para los trabajadores lo vamos a decir y aplaudir. Creo que no llegamos al límite que llegó el sindicalismo peronista, que fue efectivamente una correa de transmisión.

APU: Por último, aquí en Brasil la policía se puede sindicalizar. ¿Está en la CUT?

CN: No, pero no por falta de invitación. Durante mucho tiempo estuvo afiliado el sindicato de inspectores de policía. Si tuviésemos un sindicato de policía afiliado a la CUT, tendríamos más facilidad de administrar una serie de conflictos que suceden en la puerta de la fábrica. Con todo el límite de la estructura de poder, pero tendríamos canales de diálogo.