Carlos Martín Eguía: su nueva novela y el factor Borges

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Carlos Martín Eguía: su nueva novela y el factor Borges

26 Septiembre 2020

Por Milagros Carnevale

El punto olivina y los cordones de zapatos es un libro muy raro que escribió Carlos Martín Eguía y editó Añosluz. Dentro de este libro se podría decir que hay dos mini novelas unidas en la trama por un chico de un barrio pobre que mata a su padrastro y luego es adoptado por dos gemelos gordos que viven en La Plata y tienen una relación particular con Borges. Y con la ciencia. En realidad, con todo. Podría explotarse más la interesante fisionomía de estos personajes, porque realmente son muy interesantes.

La primera de las dos mini novelas se trata de un médico que escribe una novela que tiene la potencialidad de ponerlo en peligro en caso de ser publicada. Hay una relación del tipo mamushka entre el narrador de El punto olivina y los cordones de zapatos, el narrador que cuenta la historia del médico que escribe esta novela peligrosa y el mismo médico que escribe la novela peligrosa que toma y suelta estratégicamente las riendas del relato.

La segunda mini novela no es tan rebuscada a nivel estructural. Un tipo gana el Quini y deja su trabajo en una oficina estatal. Se la pasa pensando en qué hacer con el dinero y eventualmente se pone de novio con una rubia. Es antiperonista, claro.

Para Carlos Martín Eguía el factor Borges es bastante importante en este libro. En algún punto es cierto: hay toda una cuestión biográfica acerca de si los hermanos gemelos son o no son los nietos bastardos de Jorge Luis, unos editores de la biografía del escritor que quizás le quieren encontrar una pata amarillista con fines marketineros. Por otro lado, la intrincada estructura de la novela no deja de ser un poco borgiana. Hasta ahí llega la implicación del factor Borges. En este libro todo es tan bizarro que nada termina por hacer cuerpo a tierra (o cuerpo a hoja). Es muy divertido leer El punto olivina y los cordones de zapatos. Tiene un ritmo excelente que exige una atención alta y juega de manera muy acertada con los límites de lo que llamamos, por lo menos por ahora, “novela”.