Elvis Presley: la tensión entre el artista y la estrella

  • Imagen

Elvis Presley: la tensión entre el artista y la estrella

26 Junio 2021

Por Marina Jiménez Conde

Netflix subió a su plataforma el documental Elvis Presley: el rey del rock and roll, que se encuentra dividido en dos episodios. Narra la historia del cantante, desde su infancia en la pobreza hasta sus últimos días en Graceland, la mansión que le había comprado a sus padres y que usaba como refugio personal, en la que murió a los 42 años. Luego de su rápido ascenso como estrella en la escena norteamericana, la carrera de Elvis tuvo momentos de total sumisión a las reglas de la industria musical y otros de reinversión donde el artista volvía a resurgir.

La serie documental fue producida y estrenada por HBO en 2018 y ahora fue incluida en el catálogo de la competidora. El título en inglés es Elvis Presley: the searcher y, como suele suceder con la traducción al español, se pierde parte del sentido original. Si bien “el buscador” no suena bien en castellano, representa mucho mejor la idea de complejizar a un Elvis que, todo el tiempo, intentaba encontrar la manera de ser un mediador entre el público y los sentimientos propios que nos hacen ser humanos. De esa manera, desde su calidad artística, lo que buscaba era poder expresarse y que otros se pudieran identificar con ese modo

Aunque haya sido conocido como el rey del rock and roll, por ser uno de sus precursores,  se deja en claro que Elvis no se sentía del todo cómodo con el género. Sobre todo cuando a partir de los 60, al volver de un parate de dos años por servir al ejército, encuentra que la escena musical había cambiado, lo que lo lleva a volcarse más hacia las baladas. Por otro lado, también se muestra la gran influencia que la música góspel, el blues y, en menor medida, la música country tuvieron en él y lo difícil que se vuelve encasillarlo en un único género. Más bien, todo lo que cantaba lo volvía “Elvis”, por lo que su apodo como el rey del rock and roll no hace más que borrar toda esa amplitud y variedad musical.

Para reconstruir su carrera van apareciendo distintos testimonios de amigos, productores, especialistas y músicos. Entre esas voces, se destaca la de su ex mujer, Priscilla Presley. Se nota que entre ella y la producción de la serie hubo un acuerdo sobre qué cosas mostrar del artista, porque la historia toma bastante la versión de los hechos de la mujer. Ella explica que Elvis consumía pastillas para dormir pero no otras drogas, no se habla de infidelidades del cantante aunque sí de la separación del matrimonio. Apenas se comenta la muerte del ícono popular, sin mencionar las causas que nunca quedaron demasiado claras y que, inclusive, dieron lugar a teorías conspirativas.

En esta versión, las miradas también acusan a Tom “el Coronel” Parker, representante de Elvis y quien fuera el encargado de volverlo una estrella nacional tras firmar con una de las discográficas más grandes: RCA Víctor. El Coronel no hacía otra cosa más que tomar decisiones sobre la carrera del intérprete teniendo en cuenta únicamente lo económico. De esta manera, a lo largo de su vida, Elvis filmó 31 películas, grabó 784 canciones y se presentó en 1684 conciertos.

Esos números dan cuenta de cómo el artista fue exprimido por la industria discográfica, que hizo que durante siete años se pasara actuando en películas musicales, ya que eran más redituables que los shows en vivo. Cuando la taquilla empezó a declinar, luego de trece años Elvis volvió a salir de gira. Ese aire de libertad, del intérprete conectando otra vez con su público, volvió a desaparecer cuando las presentaciones se convirtieron en otra máquina de producir dinero.

La mirada que se intenta dar es la de un rey manipulado por su representante. Sin embargo, tal como dice en un momento Tom Parker, Elvis podía decirle que no. Aunque es cierto que las discográficas tienen el poder de silenciar a quienes quieran, más con un contrato incumplido, no es menos cierto que Presley nunca terminó por rebelarse. La razón principal, como se deja entrever, parece responder menos a un efecto de inocente engaño que al deseo de ser un ídolo de masas. La contraparte de tener masividad era entregar al artista.