Novedad literaria: “Turistas perdidos”, de Gustavo Yuste

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    Gustavo Yuste
INFORME DE UN DÍA

Novedad literaria: “Turistas perdidos”, de Gustavo Yuste

19 Febrero 2023

Turistas perdidos es una historia de amor, una novela sobre las mudanzas, los cambios y ese movimiento que naturalizamos pero que nos modifica para siempre.

El joven narrador llega por primera vez a su departamento, luego de una separación. Se encuentra solo en un lugar nuevo que aun no considera propio. Entre objetos apilados que se vuelven recuerdos sin sentido adentro de un conjunto de cajas. En las ruinas de una relación que no funcionó. Donde todo lo que lo rodea le habla y lo interpela. Antes de desembarcar del todo, de adaptarse él y sus pertenencias reflexiona sobre el amor, la vida y los vínculos.  

 “— ¿Cómo reconocés cuando una relación está a punto de terminar? —insistí.

—Cuando te preguntás cuántas cajas vas a necesitar para mover tu vida a otro lugar”.

La experiencia de traslado, de embolsar y desembolsar recuerdos es una acción tangible pero atravesada por la abstracción emocional. ¿Acaso, el hogar está compuesto por ese conjunto de cajas amontonadas? ¿Abrir las cajas es afrontar una vida nueva sin ella? ¿Dejarlas cerradas podría mantener el amor intacto entre las cosas?

“El silencio es una caja cerrada que es lo mismo que decir purgatorio”. “Mi casa es un proyecto sin terminar”. “Cada caja es un museo de la nostalgia en miniatura”. “Lo contrario del amor no es el odio es la apatía”. “¿Cuánto puede parecerse una primera y una última cita?”

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Turistas perdidos

La mudanza contada por un poeta pareciera ser algo más que un traslado, cada detalle u objeto son un acontecimiento, un hallazgo que requiere de un detenimiento en el tiempo que a veces va hacia la evocación; otras, a proyecciones futuras. La obra es un gesto de ese estado, un hecho estético de prosa poética donde el dolor, la tristeza y la soledad  se narran con belleza.

Turistas perdidos describe un momento de transición, el vacío que surge luego de dejar un lugar e ingresar en otro, la revisión del pasado a través de las cosas, la pausa necesaria para encontrarse y saberse en la decisión correcta, el desasosiego de la partida y la llegada, la culminación y el comienzo. La advertencia del futuro desde un universo lleno de recuerdos amontonados en cajas sin rótulo.

“Dos vidas en pausa: la mía y la de las cosas”.

Un estado de reconocimiento donde todo parece inclasificable y la persona se encuentra con sus objetos pero no a si misma aun, en ese espacio sin habitar.

Turistas perdidos describe un momento de transición, el vacío que surge luego de dejar un lugar e ingresar en otro, la revisión del pasado a través de las cosas, la pausa necesaria para encontrarse y saberse en la decisión correcta, el desasosiego de la partida y la llegada, la culminación y el comienzo. La advertencia del futuro desde un universo lleno de recuerdos amontonados en cajas sin rótulo.

La novela está divida en tres capítulos, en el primero el protagonista mirando la escena de las cajas, una suerte de extrañamiento que le permite analizar su propia desventura. En el segundo, el duelo de la ruptura, los destellos que anticipan una separación, el proceso previo en que la persona más importante de la vida se convierte en un desconocido.  El tercero, es el comienzo de la relación, la nostalgia de la primera cita que deja un instante de felicidad en el momento del caos.

 “¿Cuántas desincronizaciones puede soportar una pareja? Con Martina sabíamos que no era conveniente amar a una persona muy parecida a lo que uno es; o al menos a lo que uno piensa que es. Pero eso puede tener un límite y no justificar una oposición total. El enamoramiento como un truco de cámara que nunca se agota: lo que parecía completamente armónico solo dependía de un enfoque preciso en el momento exacto. Cuando se muestra otra toma, todos los errores quedan en evidencia”.

Leo a Gustavo y me acuerdo del Diario de duelo, no por la muerte sino por la manera en que Barthes cuenta el final, de ponerle palabras a la melancolía, esa forma fragmentada de revivir una ausencia como una instantánea de detalles cotidianos.

También me acordé de una clase de fotografía en la que el profesor nos dijo: traigan una caja de zapatos que vamos a hacer algo lindo y la convertimos en una cámara oscura capaz de recrear colores y sombras. Un juego de luces entre los ojos y el sol. La proyección  invertida de las cosas. Pienso qué forma de caja tendría el amor y me quedo con esa.

Me gusta que Turistas perdidos termine con un comienzo, se me viene la figura de Eliot y luego llego a la contratapa de Fabián Casas, un gran maestro para contar la nostalgia, que dice así: “Como escribió Eliot en los Cuatro cuartetos: en el principio está mi fin. Conozco una chica que se tatuó este verso en un brazo. La novela de Gustavo Yuste es de una melancolía hermosa. Y también es implacable”.