Nahuel Briones: "Es fácil criticarse, pero también está bueno encontrar lugares donde uno se gusta"

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    Nahuel Briones
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Nahuel Briones: "Es fácil criticarse, pero también está bueno encontrar lugares donde uno se gusta"

08 Marzo 2023

Nahuel Briones es un obsesivo del cuidado por la calidad del audio y del material sumado a un profundo respeto por el público. Está en un momento altísimo de su carrera con mucho material por lanzar y con un álbum poderoso, Milagros inútiles, bajo el brazo, que presentará este viernes 10 de marzo en Guajira, calle 49 nro. 484 de La Plata

Agencia Paco Urondo: Me costó bastante entrar en tu música, pero una vez que lo hice me encontré con cosas muy interesantes, sobre todo en cómo trabajás las letras y temáticas.

Nahuel Briones: Me pasó en un momento, después de la seguidilla Guerrera/Soldado, algo de lo que pasó con “Sailor Moon” y con “Bailamos”. Son canciones que no sólo tienen como una pancarta sino, también, gracia. Como que en un momento me dije que no quería que mi forma de escribir sea sólo así. Yo no sé bien qué es la poesía, pero siento que hace un tiempo busco que en los espacios donde no hay arte, quiero que esté. Y en el disco nuevo, en el trabajo que hice para las letras, como que va mucho más allá de si a la gente le puede gustar, porque estoy tan contento con esos textos que no me importa tanto.

APU: Bueno, empezar por el gusto propio.

N.B.: A veces siento que hay una cosa que va más allá del gusto y del placer, que es una cosa medio estúpida que tiene que ver con el orgullo. Obvio que el gusto y el placer son fundamentales, pero hay algo que tiene que ver con disfrutarte como artista que a mí, mucho, no me venía pasando. Como poder verlo desde afuera y disfrutarlo más. Ya he escuchado a varias personas decir que “es un disco difícil”. A mi me pasa que lo escucho con las ganas con que lo hago con músicas que me gustan mucho; estoy de acuerdo con lo que está en el disco y no me pasa como con otros donde siento que habría cambiado ciertas cosas. Hay como una sensación de plenitud. Es verdad lo que decías del gusto, porque te tiene que pasar para seguir escuchándolo. Pero también te tiene que suceder, por momentos… no sé, un jugador de fútbol verse y decir “qué bueno que estuvo eso”. Es fácil latiguearse y criticarse. Sirve como exigencia, pero también está bueno encontrar lugares donde uno se gusta

APU: Lo que iba con el tema de tus letras, es que tratás problemáticas contemporáneas y que el lenguaje popular de estos días tiene mucho del lenguaje usado a través de los teléfonos inteligentes. Son temas recurrentes en tus discos ¿los pensás o te salen naturalmente?

N.B.: No recuerdo tantos artistas (hasta te diría que ninguno) como que hayan hecho muchas cosas distintas. Hay una temática general que se repite mucho. Sale un disco nuevo, está buenísimo, pero habla de nuevo algunas cosas. Por lo menos a mí, las cosas que me llaman mucho la atención, son pocas. Sí, en el último tiempo (del 2019 para acá) entré a flashear mucho con la política internacional, me parece tan fantástico y horrible en varias ocasiones lo que pasa en el planeta que ninguna ficción podría representarlo tal cual es. Tendemos a cómo se consume las noticias a que sea todo un garrón. Pasé de una situación como “media provocadora y ya”, a entusiasmarme con eso y tener ganas de hablar sobre eso. Sé que hay un límite al cual podés llegar, donde no es tolerancia sino entregarse. No decís “bueno, está bien, me voy a hacer unos amigos nazis”, pero pienso que se puede vivir con gente que piensa distinto. Hay artistas que tienen alto impacto en lo que dicen y a veces no se dan cuenta o simplemente son unos pelotudos y tampoco es tan grave. Tengo un pensamiento con respecto a esto: tengo en mi familia personas que son ultra fachas, con los que tengo relación y los saludo bien, pero me dieron muchas menos alegrías que esos artistas, cómo voy a cancelar a esos músicos.

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briones en la plata

APU: Hay un avance de esas derechas que se llaman a sí liberales o libertarias que convierte a algunos de ellos como parte de la cultura pop, en la macro, los transforma en personajes.

N.B.: Para mí, también, hay algo que pasó con la derecha que es muy, muy derecha, es que es más divertida. Siempre se habla de que hay que ganar la batalla cultural, la verdad es como muy aburrido el progresismo argentino. No tiene humor, siempre en lo políticamente correcto. Recordemos que, hace unos años, la derecha no tenía humor. Ahora somos nosotros que “no, no digás enano”. La idea de bardear a los demás no me es simpática… Voy a decir dos cosas que se contradicen. Una es que no hace falta, para hacer humor, que concuerde con lo que uno piensa, porque se vuelve re aburrido. Ahora, también, el hecho de no poder hacer un chiste con algo, cuando se hace, la gente ya se ríe, cuando probablemente nunca le hubiese causado gracia. Entonces conseguís el efecto contrario.

APU: Como una necesidad de desacartonarse de las posturas políticas tan rígidas que se impone uno.

N.B.: Siento que va más allá de una postura política, es como un libreto. Te levantás a la mañana y decís “voy a decir tal y tal cosa, si me responden voy a decir tal otra”. Lo importante es desconfiar de todo, pero se vuelve una vida muy triste. Hay una verdad (mal que me pese) que es cuando la gente se aleja de las religiones, tiene más depresión.

APU: O va al psicólogo y pertenece…

N.B.: Y en algunos casos es peor. No sé, siento que el lugar que ocupa la Iglesia en México, acá lo ocupan las pseudociencias. Algo que me flashea es que, en los peritajes de los juicios, te hacen un test como dibujar cosas. Hay una interpretación sobre eso que, por supuesto, es totalmente subjetiva. Eso no debería valer nada. O la grafología. A la vez, es como que necesitamos, todos, alguna verdad.

APU: Tu música está muy nutrida: puede ser pop, rock&roll, electrónica y aún así, en terminos compositivo, no deja de ser esa producción base que los unifica. ¿Cómo laburás todo esto?

N.B.: Me pasa que me gusta escuchar música muy distinta. Me gustaría poder hacer música mucho más distinta que la que hago. Siento que lo que muestro es hasta dónde llegó mi límite. Como que hay un punto donde, de todas las cosas que probé, lo que me gustó es lo que publiqué. Reniego un poco de cómo funcionan las plataformas de música, pero la realidad es que desde que las uso escucho música todo el día. Y escucho cosas para las que antes, si me tenía que comprar el disco, no lo hacía. Empecé a flashear con cosas que no entraban en mi radar. Siempre estoy probando. Lo que puedo decir es que cuando voy a un concierto de cualquier cosa, digo “quiero hacer esto”. Y algo que me divierte es que nunca voy a las fuentes, como que parto de mi recuerdo sobre eso para hacer mi versión.

“No recuerdo tantos artistas que hayan hecho muchas cosas distintas. Hay una temática general que se repite mucho. Sale un disco nuevo, está buenísimo, pero habla de nuevo algunas cosas”.

APU: Y mantiene un sello de lo genuino, de lo propiamente tuyo.

N.B.: Sí, o de las limitaciones o los errores, no importa. Hay algo que pasa mucho en los géneros musicales que es “esto se graba así, esto tiene tal cosa, las guitarras van de tal manera”, y a mí como que eso me embola. Por supuesto que, un poco, lo hago.

APU: Pero a esa producción la encarás desde tu propia perspectiva.

N.B.: No me gusta ponerme a estudiar música para hacer la mía, quiero ver qué me surge a mí, con eso. Hay algo como de las referencias constantes, me deja como la sensación de que no estamos haciendo nada nuevo, que puede ser que no lo estemos haciendo. Pero me pasa mucho que, trabajando con otros artistas o productores, me dicen “mostrame las referencias”. No sé, habrá que agregarla. Entiendo que todo viene de una referencia, hay un punto donde cabe aceptarlo. Pero, también, es como matar todo el error posible o toda la magia que podés sacar después, por no haber acudido a eso. Podés decir “quiero que suene a ‘Matador’, de los Cadillacs”. Vamos a grabarlo, pero no pongamos play, hagamos como nuestro flash. Después lo escuchás y te das cuenta que ellos usaron otros instrumentos. Siento que las influencias pasan por ahí.

APU: Pensaba en los géneros musicales y la pertenencia. El formar parte de una “tribu” que te hacía parte del mercado de esa “tribu”. Hoy como que esas barreras están derribadas…

N.B.: Si miramos de los 60 para acá, un poco sí. Ir a ver una banda de reggae y que estén todos vestidos como seguidores de reggae o una banda de metal todos vestidos de metaleros, ya es como una perfo. Como que hay algo nostálgico, que parece algo raro. Pero de todos modos, es algo que hacemos con la ropa. Sí creo que ahora, con los géneros más nuevos (ponele), el trap, el reggaeton, los que tiene puesto más encima el foco, que se visten medio parecido, tienen los tatuajes más o menos de la misma manera... No es tan interesante o inteligente la gente muy, muy joven. No lo somos. (Risas) Pienso que hay algo de la vivencia, que hay algo de tiempo para contar. No estoy diciendo que no puedas contener un pensamiento autónomo brillante. Vos decís “cuando empecé a componer” y eso pasó hace muy poco. No parte de la experiencia, es algo como más espontáneo, fuerte. A mí me gusta hablar y cantar a los cantantes viejos. Hay como un nivel de ya haber pasado por eso tantas veces que si está mal la voz, no va a ser un problema, ese manejo que le da la experiencia. Y es súper importante, como que te da cancha, podés resolver cosas en el momento. Los géneros que te nombré los tiene la juventud como bandera. Y a la vez, está bien, porque cuando escucho a gente grande haciendo cosas de jóvenes… me da mucha vergüenza. Creo que se re nota cuando una música te impactó y necesitas llevarla a la tuya y cuándo la llevás porque necesitás hacer plata. O porque buscás cariño o atención.

APU: Tengo entendido que grabaste tu primer disco, lo dejaste para armar la banda Pera Reflexiva e hiciste todo el laburo de vuelta con ellos.

N.B.: En realidad, fue un poco más complejo. Primero, hice un disco que, viéndolo ahora, no era muy interesante. Es un disco que compuse a los 18 años. En el momento me parecía que estaba bueno, que era lo que quería hacer. Ahora lo escucho, le tengo cariño, pero tengo la sensación de que es como una maqueta de mí. Después de ese disco estaba grabando uno que se iba a llamar Revolución snob que nunca salió y cuando lo estaba terminando, armé la banda que iba a presentar esos temas y de pronto en los ensayos estaban mejor. Y tardó un montón hasta que se grabó de nuevo todo y quedó plasmado en El cruce de los unders. Se llama así porque llevó muchísimo tiempo y mucha gente. Tenía algo divertido, igual, tocar con una banda tan grande.

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Briones en vivo
Foto: Barbarbru

APU: Era como más inexperto o inocente.

N.B.: Y también menos exigente conmigo y con los demás, y ya lo era bastante. Soy exigente, pero no de cagar a pedos.

APU: De laburar mucho.

N.B.: Me encantaría laburar menos, sólo que me doy cuenta que sale peor. A veces pienso “cuántos ensayos necesitamos para que esto salga bien” y me respondo “6”. Y no es que me muero de ganas por ensayar, por más que sea algo que me gusta. Es como que tengo muy afinado el cronómetro para saber el tiempo que necesito para que eso salga bien. Y, a veces, es un montón. Lo que pasa con la banda nueva, es que es una banda muy exigida. Todos están haciendo el rol de casi una persona y media. Hay una complejidad de la independencia. Hasta que eso sale bien, ensambla con la independencia de todos, es un montón de tiempo. Hay una prolijidad que tiene que ver con cuánto tocás más que cuánto ensayás. Que tiene que ver con la repetición, que ya se hizo en 10, 20, 100 conciertos antes y te permite flashear un poco más. Porque, por más que estás repitiendo, como ya tenés resto y sabés lo que viene, como que podés cambiar algo. Siento que es la mejor manera que me permite ser yo, en vivo, sin estar pensándolo, sin estar sacando cuentas de qué es lo que tengo que hacer. Ser completamente libre en el escenario requiere un montón de ensayo antes.

APU: Y vos tenés una presencia, en el escenario, muy magnética. Bailás, arengás a la gente, la hacés gritar.

N.B.: Eso porque hay un sesgo de totalitarismo en toda persona que se sube al escenario (risas). Como que en el fondo, todos queremos ser Pink Floyd. También hay una parte de ficción o de fingirla. No siempre estás suelto y la pasás re bien. También hay una interacción con el público: eso es otra cosa que no se puede ensayar. Vos ensayaste con 5 personas en un cuarto y salís a tocar y tenés 50, 100 personas cantando y es como si tuvieras un coro, no se ensayó, eso. Esa energía te cambia en muchos flancos. Creo que los conciertos que más recordás son aquellos en que la banda, rápidamente, comprende la energía del público.

APU: Sos de producir mucho ¿Cuáles son tus planes a mediano, largo plazo?

N.B.: Ahora siento como que se agrandó esa brecha entre lo craneado y lo por editarse. En el 2020, todo ese tiempo de encierro, compuse mucho. Todo desde casa, encontrándole la forma de disfrutar lo que estaba haciendo. Al final del año como que me puse a ver todo ese material. Milagros inútiles es como una pequeña porción de todo eso. Hay material como para otro disco, pero estoy viendo que a algunas canciones como que le faltan. Y hay varias cosas hechas en vivos, algunas muy bien filmadas, que me gustaría editarlas en algún momento. Medio que estamos en eso. No hay apuro en sacarlo. Si me interesa que cuando sale, tener el tiempo de promocionarlo, de defenderlo o mejor, de ponerlo en importancia.

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