Ramallo: denuncian torturas y detenciones arbitrarias en una comisaría

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Ramallo: denuncian torturas y detenciones arbitrarias en una comisaría

08 Junio 2018

Por Fernando Latrille

Un adolescente de 16 años fue detenido a la salida de un cumpleaños de 15 en la Sociedad Italiana de Ramallo. El hecho ocurrió el 20 de mayo luego de que una persona comenzó a gritarle a un patrullero que transitaba por el lugar que se lo lleven detenido.

Minutos después descendió del patrullero el policía Diego Gallo que se acercó al adolescente sacando sus esposas y preguntó: “¿Dónde está el fierro?”. “No tengo nada”, fue la respuesta del chico que al ver el deseo del policía de esposarlo, se aferró a una reja del local pidiendo que no lo lleve. El uniformado lo sujetó del cuello para esposarlo lo introdujo en el patrullero. Al preguntar por qué se lo llevaban, Gallo respondió con un codazo que impactó en su maxilar derecho  dejándolo casi inconsciente. 

Del patrullero lo bajaron esposado, lo introdujeron en la comisaría Primera de Ramallo dónde Gallo continuó con los malos tratos: fue arrojado al suelo recibiendo cachetadas y patadas mientras estaba esposado. El joven intentó frenar esa tortura física al expresar que contaría todo a su padre y la golpiza fue más fuerte hasta que se calló. Recién ahí el oficial dejó golpearlo. Posteriormente le tomaron los datos, lo trasladaron al sector de la cocina, le arrimaron una silla y lo esposaron a una reja. 

Luego de una hora, el adolescente fue trasladado al Hospital local donde preguntaron qué había ocurrido. La respuesta anticipada vino de los policías intentando ocultar la violencia institucional de la que había sido víctima expresando que los golpes que registraba eran producto “de que había participado en una pelea en la calle”. Poco después retornó a la comisaría donde le notificaron al padre. 

Cerca de las ocho de la mañana, se retiró junto a su padre, Fernando Alberto Niz. Él había recibido un llamado donde le indicaron que su hijo había tenido un inconveniente en la vía pública, que no era nada grave, que lo vaya a buscar. En la comisaría justificaron la detención explicando que buscaban una persona con las mismas características que su hijo. Recién en el auto el padre subió advirtió de los golpes que presentaba su hijo quien pudo contarle lo ocurrido. “Tenía un chichón en la cabeza, hematomas en los ojos, sangre seca en la boca, la marca de las esposas en las muñecas”, relató en diálogo con AGENCIA PACO URONDO. 

Niz retornó a la comisaría para saber los nombres de los oficiales a cargo y no obtuvo respuesta. Además señaló que “una parte grave también se dio en el Hospital donde lo atendió una enfermera y no una médica. La policía contestaba por él y no lo dejaban contar lo que había pasado. El certificado que le dieron es una constancia de que fue asistido a las 7:15 en el Hospital con sello de la médica María Victoria Riquelmes y la firma de la doctora que nunca lo atendió a él”, señaló. La denuncia fue radicada ante la ayudantía fiscal en Villa Ramallo donde declaró el adolescente y el padre que contó “que la ayudante fiscal expresó que existen muchísimos casos pero que no se animan a denunciarlos”.

Diego Ivan Gallo forma parte de la Policía Local creada por el Intendente y el visto bueno provincial, que ahora mediante convenio con el Ministro Ritondo pasó a ser policía comunal. Pero también el Grupo de Apoyo Departamental (GAD), es parte de la saturación policial que desde la llegada del intentente Poletti actúa en Ramallo y esa madrugada en las afueras del cumpleaños dispersó a los jóvenes con disparos al aire. El GAD cuenta con base propia en la costa de Ramallo inaugurada el martes 22 de mayo y bendecida por el obispo emérito Héctor Cardelli. “Vengo a impartir una bendición a todos ustedes que han decidido y han optado por este camino del servicio y de la protección de un enemigo que es muy fuerte y que no se deja doblegar fácilmente, pero que es invisible: que es el demonio”, expresó Cardelli. Nadie habló ese martes de lo sucedido ni mencionó que las golpizas y los tratos crueles hacia los detenidos son una constante que nadie pretende erradicar.