¿Lucha contra las mafias? Entre la posverdad y una verdad que mata

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¿Lucha contra las mafias? Entre la posverdad y una verdad que mata

22 Septiembre 2017

Por Fernando Latrille*

Mientras la realidad es que crece la tasa de prisionización en la provincia de Buenos Aires desde el gobierno bonaerense se acentúa el deseo de seguir por el camino de la posverdad que se vende mejor en los medios aliados que abonan al imaginario del “combate contra las mafias”. Sin embargo la ilegalidad que se evidencia no les interesa resolverla poniendo un cese, como la injusta detención.

“Analizan la intervención de una comisaría por ayudar a piratas del asfalto”, fue el título del artículo del diario La Nación del 30 de julio. La nota de Jesús Cornejo expresaba en su primer párrafo que: “El Ministerio de Seguridad bonaerense podría desplazar, en las próximas horas a los jefes de la comisaría 2a. del municipio de Ramallo a raíz de una denuncia que sostiene que integrantes de esa seccional habrían liberado tramos de la ruta 9 para que operen ‘libremente’ distintas bandas de piratas del asfalto”. Pero las horas, los días y casi dos meses transcurrieron desde ese anuncio mediático y nada sucedió.

Hasta el momento no hay prueba alguna de lo que se sostenía mediáticamente porque el interés fue dar a conocer que se intervenía una comisaría por corrupción aunque eso no fuera así. ¿Pero a quién le interesa la verdad?, lo importante es difundir que se está llevando adelante “el combate contra las mafias”, ¿y quiénes son las mafias?, no importa, no se especifica, como no especifican casi nada, es parte de una actuación que les permite sostener  el montaje de tener a la gobernadora María Eugenia Vidal viviendo en una base militar. 

Cambiemos tiene su posverdad donde no importa si combate o no las mafias, lo que importa es que se diga, se repita, que se teja esa imagen que Vidal por ser valiente debe vivir custodiada. En ese imaginario de pensar las mafias entra la bonaerense y los supuestos cambios realizados que hay que  vender a los medios, es ahí donde entra Villa Ramallo,  con  un comisario, Cristian Ponce, que está en funciones desde el 20 de mayo, un tiempo por demás de escaso para tener aceitado el mecanismo de autorecaudación del que fue acusado mediáticamente sin pruebas.

Villa Ramallo quizás vino bien para despertar el recuerdo de aquella masacre del 17 de septiembre de 1999 resultado del trágico asalto con tomas de rehenes del Banco Nación del que participó la bonaerense y al que se le sumó el ahorcado Saldaña (uno de los protagonistas del asalto) en esa misma comisaría a la que hoy se vuelve con la lupa a mirar una “posible corrupción”, y eso abona y permite alimentar ese imaginario y poder seguir difundiendo la idea del “combate a las mafias”.

Pero la única verdad que no apareció en los medios- y parece no importarle a nadie- es que en esa comisaría sigue habiendo alojados detenidos. Tres mujeres hay en este momento alojadas en un lugar que ha sido clausurado tres veces: una por la muerte de Saldaña aquel 17 de septiembre de 1999 y luego dos casos más de detenidas que ahí se ahorcaron. 

Así y todo, parece ser que la clausura realizada no es motivo suficiente para que cese el constante y permanente albergue de detenidos en un lugar prohibido por el propio poder judicial. Ni siquiera la reciente masacre de Pergamino del 2 de marzo donde siete jóvenes privados de su libertad en la Comisaría 1º  murieron asfixiados y quemados tras un incendio que no debía haber ocurrido sirve para tomar consciencia y no permitir lo que sucede en Villa Ramallo.

El subcomisario Ponce informa sobre esa situación para cubrirse. La preocupación por la seguridad de las detenidas no transciende como anomalía en los medios y al subcomisario Ponce le preocupa y le molesta tener que designar un oficial para que vigile, cuide y le brinde de comer a las detenidas, con miedo a que se le ahorque alguien. Entre la posverdad que se vende y la verdad que mata, está un lugar no apto para detenidos.

*Periodista de Villa Ramallo