22 años del caso Witis: “La relación de los discursos de odio, la violencia institucional y los medios de comunicación”

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22 años del caso Witis: “La relación de los discursos de odio, la violencia institucional y los medios de comunicación”

20 Septiembre 2022

El 21 de septiembre del 2000 Mariano Witis, de 23 años, y Darío Riquelme, de 16, fueron asesinados por el cabo Rubén Emir Champonois, de la Policía Bonaerense. Un caso concreto de la aplicación de la política de “mano dura”, incentivada en ese tiempo pero que aún persiste. Para el aniversario de este año convocan a un conversatorio para discutir el cruce entre los discursos de odio, la violencia institucional y los medios de comunicación.

Esa mañana Mariano había salido junto a su madre Raquel cerca del hipódromo de San Isidro. Una vez que se separaron, el joven comenzó a hablar con una ex compañera de colegio que se encontraba en auto, pero fueron abordados por Riquelme y un cómplice, obligando a Mariano a subirse y a la chica a manejar. Tras un robo exprés, una unidad del Comando de Patrullas de San Fernando les cerró el paso. Uno de los ladrones escapó, Riquelme tiró su arma, oxidada y que no disparaba, para rendirse, y Witis gritó que era rehén. El cabo Champonois decidió igualmente abrir fuego, impactando reiteradas veces en ambos jóvenes. La mujer sobrevivió y su testimonio sería clave ante las pruebas falsas que plantó la fuerza de seguridad para poder levantar la versión de una supuesta persecución. 

En 2003 el Tribunal Oral N° 3 de San Isidro condenó a ocho años a Champonois por homicidio con dolo eventual, desmintiendo la narración policial, pero sólo por el asesinato de Mariano, al considerar que el de Riquelme había sido en defensa propia. Dos años más tarde, luego de distintas apelaciones, la Cámara de Casación ordenó fijar pena por ambos asesinatos en los mismos parámetros. En 2007 fue elevada a casi 13 años y, en 2011, a 15 años, teniendo en cuenta como agravantes el estado de indefensión, el desmedido accionar y la edad del menor, lo que sería ratificado por la Corte Suprema de Justicia en 2014. El excabo Champonois estuvo cuatro años en la cárcel y luego pasó a detención domiciliaria

Este año desde Somos Mariano y Darío contra la violencia institucional -espacio conformado por la Secretaría de Derechos Humanos (DDHH) del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba) San Isidro, la Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte y la familia Witis- se convoca al conversatorio “Los discursos de odio, la violencia institucional y los medios de comunicación”. Según difundieron, el objetivo es “intercambiar puntos de vista y posibles acciones para sostener un contrato político y ciudadano acorde con los próximos e ininterrumpidos 40 años de democracia”.

El debate se llevará a cabo el viernes 23 de septiembre, a las 19 horas, en el Instituto Superior de Formación Docente (ISFD) N°52, en Rivadavia 349, San Isidro, y contará con la participación de Ofelia Fernández, legisladora por la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Cecchi, periodista y docente, y Pedro Ramírez Otero, integrante de La Retaguardia. El cierre musical, en línea con anteriores conmemoraciones, estará a cargo del grupo vocal Melomanía, levantando la consigna “Música por la justicia, contra la violencia y la impunidad”. En este marco, AGENCIA PACO URONDO dialogó con Raquel Witis, madre de Mariano e integrante de la Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte.

Agencia Paco Urondo: ¿Qué reflexión hace a 22 años de aquel 21 de septiembre?

Raquel Witis: A 22 años del día más doloroso que nos tocó vivir, nos entristecen, indignan y enojan los discursos de odio que incitan a la violencia y destrucción del otro, que se lo marca y estigmatiza para poder descartarlo o excluirlo. Esos discursos son un mensaje claro para las policías y fuerzas de seguridad que se sienten empoderadas para disparar por la espalda, salir de cacería por los barrios populares, perseguir manifestantes, migrantes, vendedores ambulantes, y armar causas a personas en situación de vulnerabilidad que muchas veces los actores judiciales sostienen.

APU: ¿Cuál es su análisis sobre la violencia institucional hoy?
 
R.W-: Falta mucho para desterrarla. Seguiremos luchando, caminando con otros familiares, con los organismos de DDHH, las organizaciones sociales y políticas, la comunidad toda. Además, impulsar el proyecto de ley integral contra la violencia institucional. No bajaremos los brazos porque la única lucha que se pierde es la que se abandona.

A pesar de los cambios en la formación de las policías, de los protocolos de actuación de los agentes, evidentemente han sido insuficientes ya que los casos se siguen repitiendo. Son muchos los actores que intervienen, los discursos sociales que sostienen la violencia institucional y cuando no se sancionan las violaciones a los derechos fundamentales la historia se repite, aunque debemos mencionar la rápida actuación de las secretarías de DDHH de Nación y Provincia que con celeridad actúan en las causas.

Tenemos un poder judicial clasista, patriarcal, anquilosado, que tiene en sus manos la vida y la libertad de las personas. El sistema judicial actual no le sirve a nadie, el Estado de derecho está en riesgo y también la democracia. Es fundamental una reforma judicial y un saneamiento de actores judiciales autoritarios, antidemocráticos, negadores de derechos y serviles a los intereses del poder concentrado.

APU: ¿Cómo surge la idea de la nueva convocatoria?

R.W.: La preocupación por los discursos de odio que incentivan la violencia a escaladas inusitadas, la actuación de la Policía de la Ciudad frente a manifestantes pacíficos, y el intento de magnicidio de la vicepresidenta, nos llevó a pensar esta actividad para invitar al debate y reflexión en busca de otros acuerdos y consensos para la convivencia pacífica en estos momentos tan críticos que está atravesando nuestro país.

La actuación violenta del Estado siempre ha fracasado, al igual que los discursos de mano dura. Necesitamos una sociedad que no reivindique las dictaduras, que no avale el abuso policial o el uso de la violencia para resolver los conflictos. Sabemos que eso es posible, que a pesar de una pérdida irreparable uno puede alejarse del odio y la venganza. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los organismos de DDHH, hace décadas que lo vienen demostrando.

Siguiendo ese ejemplo surge Somos Mariano y Darío contra la violencia institucional. Somos Mariano y Darío es un mensaje potente. Dice que ambos fueron víctimas de las balas policiales, el rehén y su captor, que quien debía proteger decidió disparar, que somos iguales porque hemos decidido serlo, aunque seamos distintos. Habla de la igualdad, de la necesidad de verse reflejado en el otro. Habla del respeto a los derechos humanos, de inclusión, de devolver la dignidad a las víctimas. Somos Mariano y Darío, también Santiago y Nahuel, Natalia y Camila, y todos los Marianos y todos los Daríos.

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