Ehsan Ullah Khan: lucha sin vacilación

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Ehsan Ullah Khan: lucha sin vacilación

11 Septiembre 2014

Por Maximiliano Van Hauvart Duart

Ehsan nació en 1947. Oriundo de un pequeño pueblo llamado Gwadar en la provincia de Baluchistán, Pakistán. Seguramente en su niñez nunca se le pasó la idea de convertirse en un símbolo internacional de la lucha contra el trabajo forzado, la explotación laboral, las mutilnacionales y las corporaciones del sistema económico internacional.

Su militancia comenzó a la temprana edad de 20 años. La lucha de los trabajadores de los hornos de ladrillo fue su bautismo de fuego. Los empleados crearon junto a diversas organizaciones el Frente de los Trabajadores de los Hornos de Ladrillo (Bhatta Mazdor Mahaz). El Frente cumplía diversos fines. Uno de ellos era defender los puestos de trabajo y a su vez crear las condiciones laborales y humanas dignas para las personas. Manifestaciones y protestas fueron la cara visible de un problema nacional que hoy persiste. El sector del ladrillo no estaba excluido del sistema laboral. En el campo, las situaciones eran mucho peores.

Ehsan y el periodismo

La sumatoria de experiencias que Ehsan vivió como militante lo llevaron a convertirse en periodista y denunciar, bajo amenazas, en los medios de comunicación las luchas que llevaba junto a los trabajadores de todo el país. La cárcel fue uno de los lugares a los que más concurrió. La picana, la tortura y la falta de comida durante seis meses fueron prueba de la complicidad entre Estado, las empresas y la policía. Sufrió tres atentados durante toda su vida. En dos oportunidades, llegó a recibir tres disparos en su cuerpo pero la muerte todavía no estaba lista para encontrarlo.

En 1988 nació al Frente de Liberación del Trabajo Forzado.

Iqbal y el exilio a Suecia

Mientras que Ehsan vivía sumido en las luchas obreras, Iqbal Masih nacía en 1982. Su historia iba a trascender el mundo.

Fue su padre, y no otro, quien lo cedió a una fábrica de alfombras en Punjab con solo cuatro años de edad. Su hermano mayor, Aslam, iba a casarse y el padre necesitaba el dinero para que su hijo pudiera comprar los materiales para edificar su hogar o comprar unas tierras para producir alimentos. Iqbal y su hermano pagaron el precio.

A la edad de cinco años, comenzó a trabajar más de doce horas por día en continuado sin descanso alguno. El padre de Iqbal aumentó sus deudas de unas 600 a unas 13000 rupias en tan solo cinco años.

La vida de Iqbal y Ehsan coincidieron. Un día, el joven Masih logró escapar de la fábrica con el fin de hacer público la situación de explotación laboral que padecían en Punjab. El testimonio del niño, más los embates del Frente de Liberación del Trabajo Forzado, lograron clausurar la fábrica y llevar a prisión a Hussain Khan, su dueño.

Ehsan le enseñó un valor importante: denunciar cualquier situación de explotación que padezcan los niños y niñas de Pakistán.

Mientras que la popularidad de Iqbal aumentaba, en 1992, el gobierno pakistaní había firmado el Convenio contra el Trabajo Infantil. La vida inhumana de los niños como el sistema de deuda no habían ni siquiera disminuido.

Tres años después de la popularidad de Iqbal, este fue asesinado de un disparo cuando manejaba su bicicleta. Ese mismo año, Ehsan se fue exiliado a Suecia como consecuencia de haber sido acusado de sedición y condenado a muerte. Creó en 1996 el Frente de Liberación del Trabajo Forzado Global. Su historia y sus vivencias recorrieron diversos países de Europa y América.

Palabras de Ehsan en el II Foro Internacional

"Yo creo que el periodismo tiene un gran poder y una responsabilidad enorme. Los periodistas deben ser honestos. Cuando ellos escriben las noticias, no deberían poner sus propias palabras en la situación. Cuando ellos escriben sobre su opinión, pueden poner lo que quieran. Yo soy periodista y al mismo tiempo lucho contra la esclavitud. Cuando encontraba alguna información sobre esclavos, me detenía y me tomaba un tiempo analizando la información. Reportaba como si tomara una fotografía. Aquellos que modifican la información y la manipulan no es de ninguna utilidad. Terminan generando, al fin y al cabo, propaganda basura. Como ocurre en el caso de la prostitución donde hay más propaganda que nada.

"El periodismo es la gran responsabilidad que puede llevar uno adelante. En la medida posible, se debería reportar de forma objetiva estas temáticas. Como periodista, he sido torturado. En el año de 1992, fui enviado a un campo de tortura durante seis meses. Durante trece días fui torturado con agua. En Pakistán había unos virólogos americanos que estaban creando un virus para utilizar en el Congo. Era un arma de guerra lo que estaban creando. Me hice pasar por un carpintero para tomar fotografías de lo que estaba sucediendo. Por esta investigación, como mencioné anteriormente, fui puesto bajo tortura durante seis meses. Siempre que me exigieron negar todo pero nunca lo hice. Yo tengo plena conciencia que puedo salir a la calle en cualquier momento y morir asesinado.

"Pero sigo en la lucha, sigo peleando. La luz no se puede enjaular. La luz se irradia. El periodismo debe evitar que la luz sea enjaulada. Debe abrir esa luz para todos y cada uno de nosotros".