Trasvasamiento generacional: ¿quién se hace cargo?, por Juan Manuel Ciucci

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Trasvasamiento generacional: ¿quién se hace cargo?, por Juan Manuel Ciucci

21 Febrero 2018

CFK: Pero además yo creo que hay que armar algo más joven… Hay que armar un sub 40…
OP: Sí, sí, yo coincido totalmente, tienen que aparecer caras nuevas.
CFK: Sí, sí, absolutamente.
OP: Sí, en eso yo estoy convencido. Yo creo que tenemos que trabajar para los que vienen, no para volver nosotros.
CFK: Claro, yo estoy convencida, absolutamente.

Una vez más es Cristina la que toma la palabra pública (deberíamos decir privada, pero la moda de escucha telefónica del macrismo hace evidente que lo privado es público cuando gobiernan los servicios) para inquirir en un debate imprescindible: el trasvasamiento generacional. Si en los '70 el General tenía que pedirle a la juventud maravillosa que no tire a los viejos por la ventana, ahora le toca a la Conductora empoderar a quienes parece no terminan nunca de hacerlo.

Es que ante esa apuesta por levantar a un sub 40 no es menor que no venga a nuestras mentes (ni lo mencione ella) ningún nombre puntual. Existe una nebulosa cuando pensamos en los cuadros medios que puedan hacerse cargo del presente y futuro por venir. Data esa ausencia de varios conflictos que arrastramos; irresolubles algunos, propios de la etapa, otros.

¿Cómo se construye un cuadro de conducción? ¿Quién lo hace? El ejemplo de Chávez vuelve otra vez a hacerse presente: fue quizás la única vez que un Conductor nombró sucesión, de forma clara y contundente. Ni el Pueblo como heredero, ni la omisión como descendencia: esta persona de carne y hueso será a quien deban seguir/acompañar. Apuesta extraña, con cierto grado de autoritarismo dirán quizás, pero que en el difícil presente venezolano impidió una puja interna que hubiese sido fatal ante el intervencionismo extranjero que azota al país. Luego queda calificar las virtudes que pueda tener o no Maduro, claro está.

En nuestro país, las fuertes conducciones de Néstor y Cristina impulsaron al movimiento, y su recuperación de la política como herramienta de transformación enamoró a generaciones que venían desencantadas o que por primera vez se sumaban a la acción pública. Pero al mismo tiempo, fue un límite para la producción propia de sentidos y reivindicaciones que pudieran rebasar el ideario que desde el ejercicio del poder se proponía, más cercano a viejos ecos de luchas del siglo que pasó.  No por nada le costó tanto al kirchnerismo recuperar en sus gobiernos reivindicaciones de nueva era, tanto las feministas como ambientalistas, por nombrar algunas.

Esta nueva juventud maravillosa comprendió su deber histórico de defender y fortalecer al gobierno, pero quedamos muy lejos de aquella otra tarea que sólo a nosotros podía cabernos: profundizar y revolucionar nuestro porvenir. Aquel "volver mejores" que empezó a esbozarse a principios de 2016 era síntoma de esto, y aparece ahora ante tanto macrismo galopante sofocado por el mero deseo de, al menos, poder volver. Sea con quién sea, incluso recuperando al que se fugó por derecha.

Quienes estamos entre los 30 y los 50, aquella "Generación del Bicentenario" a la que tanto apeló Cristina, creo quedamos en deuda. Corre el tiempo en el que veremos si estamos en condiciones de saldarla de manera positiva. Quizás la apuesta sea entre quienes cargan menos años, forjados al calor del kirchnerismo y con fuerte accionar en este presente oscuro que nos toca vivir. Esta resistencia que transitamos, y las enseñanzas que la derrota nos dejó (o debería habernos dejado), quizás sirvan para que asome la imprescindible renovación. Como sea, nos/les toca hacernos cargo, de modo urgente, del presente. Que florezcan mil flores.

RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa. Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs).