El Gobierno es responsable, por Natalia D’Alessandro

  • Imagen

El Gobierno es responsable, por Natalia D’Alessandro

01 Noviembre 2017

Se cumplieron tres meses de la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado. Pasó una nueva y masiva movilización en Plaza de Mayo, allí frente a la Casa Rosada, y en casi todas las plazas del país.

Pasaron 15 días desde que apareció un cuerpo en un rio que ya había sido rastrillado al menos dos veces. Un cuerpo que dos días después de su aparición fue reconocido por familiares y que resultó ser, como todos/as supusimos desde un primer momento, Santiago.

Pasaron ríos de tinta, que escribieron hipótesis nefastas, afirmaciones y testimonios que no hicieron más que profundizar el dolor de una familia que transita el peor camino que puede recorrerse: el de la incertidumbre. El no saber si habrá vida o muerte al final del camino. Y aún ahora que saben que el final es de muerte, siguen transitando la incertidumbre de no saber qué fue lo que pasó con su hermano, con su hijo, con su cuñado, con el compañero.

Y aún cuando se confirma el final de muerte; esa familia ejemplo de lucha y lucidez política – Si, lucidez política porque toda desaparición es política y mucho más si la misma se da luego del accionar ilegal de una fuerza de seguridad federal – debe continuar enfrentando el ataque constate por parte de un gobierno indiferente al dolor y coautor de la desaparición de Santiago, que con la invalorable ayuda de su Secretaria de Prensa difusa, conformada por casi todos los medios hegemónicos de comunicación y sus soldados virtuales, tiene el tupé de afirmar que tanto la familia, como aquellos/as que nos sentimos interpelados/as por el caso y que reclamamos primero su aparición con vida y luego exigimos verdad y justicia, deberíamos pedirle perdón a la Gendarmería.

Las distintas líneas editoriales y la forma en la que se trató la desaparición de Santiago en los medios hegemónicos de comunicación, que sistemáticamente vienen justificando cada una de las políticas desplegadas por el gobierno de Macri desde el día mismo de su asunción, evidencian que nos encontramos ante un tema netamente político. Un tema político que los mismos medios y periodistas que militan incansablemente para el macrismo mucho antes de que sea gobierno nacional quieren correr, justamente, de la escena política.

De allí su insistencia desmesurada en:  “el cuerpo de Santiago no tiene golpes” o “seguramente murió de hipotermia” o “las probabilidades de que se haya ahogado cobran cada vez más fuerza” o la nefasta afirmación de ayer “corresponde que quienes produjeron tanto daño y dolor, de modo tan artero o equivocado, ahora expresen públicamente: "Perdón, Gendarmería".

¿Importa la autopsia?

Estos mismos militantes comunicacionales del macrismo – a quienes tanto les molesta el periodismo militante – y que hipócrita y cínicamente se autoproclaman los dueños de la “verdad objetiva”,  están ávidos de resultados científicos. De allí su premura y la del Juez Lleral por comunicar que el cuerpo de Santiago no tenia golpes.

Esta conclusión de la autopsia fue replicada incansablemente el mismo 20 de octubre y durante el transcurso del sábado 21, con la clara finalidad y con la pretensión de desarmar el reclamo y la movilización política. Un dato científico utilizado para destrabar y desarmar un reclamo político. ¿Esto dio y/o dará resultado?

Todo depende de la capacidad que tengamos para poder diferenciar la responsabilidad penal/judicial, para la que sí importa lo que diga la autopsia, de la responsabilidad política por una desaparición forzada seguida de muerte y por su encubrimiento posterior.

Si todos/as nos volvemos peritos/as analizando las causas biológicas de la muerte de Santiago, y nos olvidamos de colocarnos dónde debemos estar como sociedad y como ciudadanos/as, en la calle pidiendo justicia y exigiendo la renuncia de Patricia Bullrich - porque eso también es justicia por Santiago – estamos perdidos/as. Ahora, si nos movilizamos y no permitimos que nos metan la cabeza en una autopsia y/o en la causa judicial  que maneja un poder que ha dado sobradas muestras de su ineficiencia para hacer “JUSTICIA”,  habremos ganado la batalla.  

Porque sea cual fuere la causa de muerte de Santiago, lo cierto es que su desaparición y posterior muerte fue resultado del accionar ilegal de una fuerza de seguridad, conducida fácticamente por el Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad que se encontraba en el lugar y cuyo accionar es responsabilidad directa de Patricia Bullrich.

Desde ahí debemos partir para hacer la lectura acertada sobre quienes son los responsables políticos de la desaparición y la posterior muerte de Santiago. Allí, nada importan las autopsias, los tipos penales, los/as peritos/as, los/as abogados/as y todos los etcétera que andan dando vuelta en los márgenes de una causa judicial.

Las responsabilidades políticas son claras, y alcanza con el conocimiento de los hechos que hay hasta el momento y con responder: dónde estaban y que hicieron antes, durante y después de la desaparición de Santiago los responsables del Ministerio de Seguridad de la Nación. Y eso desde el 01 de agosto de 2017 lo sabemos.

Antes de la desaparición estuvieron en el lugar, hablando con el Juez Otranto y con los Gendarmes para ver como desalojaban de la ruta a los ocho mapuches que la estaban cortando. Fue el gobierno, a través de Noceti, que en persona dirigió el operativo, quien fomentó y “legitimó” el ingreso ilegal de Gendarmería a la comunidad de la Pu Lof. El mismo funcionario que una vez desaparecido Santiago llamó a Gendarmería para avisar que la justicia había ordenado peritar las camionetas, advirtiendo de la medida y permitiendo que los gendarmes laven las camionetas que habían usado.

Es Patricia Bullrich la que se encuentra al mando de todas las Fuerzas Policiales y de Seguridad que están bajo la orbita del Ministerio y eso la transforma en la responsable política del accionar ilegal de las mismas. La misma Bullrich que ante la evidente responsabilidad de gendarmería en el hecho decidió defenderla sin tapujos, de manera obscena y patotera llegando a decir que no había pruebas de que Santiago se encontraba en el lugar. La misma que tomó una actitud cómplice en todo momento, hablando sin cesar por todos lados – al comienzo de la investigación y hasta que la corrieron de escena – tirando cualquier tipo de adjetivación sobre Santiago, llegando a vincular a la víctima con grupos terroristas y miles de aberraciones más.

Entonces, en este contexto, ¿que importa lo que diga la autopsia en relación a la responsabilidad política por la desaparición  y la muerte de Santiago? NADA, no importa nada.

Y este razonamiento se transforma en un desafío, porque en tiempos de judicialización de la política, resulta imprescindible contar con la claridad necesaria para hacer análisis políticos sin caer en la lógica judicial. Las responsabilidades políticas, no necesitan de investigaciones judiciales y se hace justicia por Santiago, condenando penalmente a los culpables de su desaparición y de su muerte, pero también y fundamentalmente exigiendo que los responsables políticos den un paso al costado.  

Y es desde esta óptica y asumiendo el desafío que puede afirmarse que el Gobierno es responsable, y que por ello Patricia Bullrich debe renunciar.        

RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs).