Acerca del libro que Cristina le regaló a Francisco

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Acerca del libro que Cristina le regaló a Francisco

09 Junio 2015

Por Emanuel Bonforti*

Hace algunos días la precandidata presidencial  del espacio liberal  Coalición Cívica Elisa Carrió atacaba a al Papa Francisco desde una entrevista que dio en la redacción del multimedio Clarín, en la cual la diputada porteña, sostenía “... Y el error del Papa es enorme. En la visión universal es perfecto, está haciendo cosas extraordinarias, pero en la cuestión local falla absolutamente: vuelve al PJ, su cuna natal. Así no se juega. Es una interferencia indeseable para muchos creyentes, a una semana del cierre electoral…”

Detrás de esta sentencia la socia de Macri asume que Francisco posee un entendimiento del mundo fragmentado donde en aspectos internacionales el papa argentino tendría aciertos, mientras que en el plano local caería en torpezas producto de los encuentros que ha mantenido con la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Nadie hubiera imaginado que el argumento de la diputada liberal quedaría debilitado por un libro. En el último viaje que la Presidenta realizó a la Santa Sede entregó a Francisco una serie de obsequios oficiales, entre ellos, un cuadro de Eugenio Cuttica, un libro sobre patrimonio arquitectónico argentino, una copia del Martín Fierro y un libro de Alberto Methol Ferré Los Estados Continentales y el Mercosur.

¿Quién fue Alberto Methol Ferré y por qué un libro puede desbaratar el argumento de Elisa Carrió?

La relación de Alberto Methol Ferré, el “Tucho” como lo conocían en su ciudad natal, nació en Montevideo en 1929, fue filósofo, teólogo, precursor de la teología latinoamericana. Entre sus obras se destacan La crisis del Uruguay y el Imperio Británico, El Uruguay como Problema, Geopolítica de la Cuenca del Plata, mientras que entre los títulos vinculados al mundo de la Iglesia podemos mencionar Puebla: proceso y tensiones. Su vida puede dividirse entre la militancia y la producción académica y en esos caminos que conducen el ciclo vital de las personas se topó con el que era Jorge Bergoglio con quien se conocía intelectualmente ya en los años 70 pero que tuvieron trato personal en 1978 durante la tercera Conferencia general del episcopado latinoamericano realizado en Puebla, México. De acuerdo a los testimonios de quienes estuvieron presentes en ese encuentro, la conversación rondó sobre dos temas, el  momento histórico de América Latina y de la responsabilidad de la Iglesia en esa coyuntura. El teólogo Ferré coincidía con el círculo de Bergoglio en el desarrollo de una religiosidad popular.

Seguramente Francisco ya sabía de la existencia y del contenido de Los Estados Continentales y el Mercosur escritos por Ferré en 2001. En la entrega de ese ejemplar, la presidenta se encargó en remarcar que no hablaron de temas puntuales locales sino de los problemas de orden internacional. En ese ámbito el libro de Ferré adquiere una centralidad indiscutida, el uruguayo escribe en 2009 donde aún las tensiones entre los proyectos MERCOSUR y ALCA no habían mermado. El autor parte de la tesis de Felipe Herrera formulada alrededor de la década del 60, chileno, economista y miembro del Partido Socialista de Chile, según el cual no hay posibilidad de pase del Estado Nación al internacionalismo. De acuerdo con esto surge la posibilidad de llegar a la fase de "Estados Continentales" que son Naciones o Pueblos Continente, la única manera de alcanzar la integración sería a través de la realización de los Estados Continentales, idea que siempre rondó en los proyectos independentistas y nacionales en nuestro continente.

Ferré en su formación como pensador es testigo de debates latinoamericanos en torno a la idea de Nación Latinoamericana, Vivian Trias, y el caso de Jorge Abelardo Ramos y otros pensadores contemporáneos abonan a la idea de un continente nación que no logró ser tal, debido a la influencia de los imperios de turno.

La preocupación por cuestiones internacionales del autor no es nueva, en Geopolítica de la cuenca del Plata Methol problematiza la creación del Uruguay como Estado tapón y la influencia de Gran Bretaña en esa creación. Con prólogo de Arturo Jauretche ese libro fue un faro de consulta permanente para las generaciones de los 60 y 70. En el caso de los Estados Continentales y el Mercosur, el autor se encuentra atravesado por las mismas inquietudes pero en pleno contexto de globalización.

En la lógica imperial que es la central en las críticas de Ferré, existen Estados Nación Industriales, formados por una industria, una burocracia y una alfabetización, dentro de esta familia Methol identifica a Gran Bretaña, Francia, Alemana, Italia y Japón, los cuales existen durante la era de los imperios del siglo XX.  Para Ferré Estados Unidos es el primer Estado Continental, quien a través de la compra de Luisiana en 1803 y las conquistas en México va adquiriendo dotes continentales y se refuerza con el desenlace de la guerra de Secesión, dicho episodio bélico podría considerarse como un momento de quiebre en la historia universal. Se ha oído mencionar a la Presidenta Cristina Fernández en alguna oportunidad "Nosotros perdimos en Caseros y ellos (por los Estados Unidos) ganaron la Guerra de Secesión (en la década del '60 del siglo XIX) y por eso fueron la potencia industrial más fuerte del mundo".

Si bien estos hechos posibilitaron que los Estados Unidos se autoperciba como Estados Continentales generaron en diferentes generaciones la necesidad de volver a pensarnos como unidad, esto se dio en el contexto del primer Centenario de las independencias latinoamericanas.

Volviendo un poco más en el tiempo, de acuerdo a la mirada de Ferré, el límite que distinguía Felipe Herrera para el desarrollo de la integración latinoamericana era el sustento ideológico que debía dar cuenta y garantizar dicho proceso, una suerte de maduración en el pensamiento latinoamericano el cual no era más que un puñado de buenas intenciones.

El sueño de la unidad consiste además en lo que Ferré llama articulación de los poderes internos y la necesidad de construirlos y enlazarlos, esta ausencia de construcción el uruguayo ya le encuentra en la Carta de Jamaica de Bolívar donde el libertador hablaba de la necesidad de construir poderes intrínsecos. En la actualidad, la posibilidad de construcción de poder y el centro de gravedad está articulada por el funcionamiento del Mercosur instancia que permite pensar la idea del Estado Continental.

Mientras los Estados Industriales se desarrollaban durante el siglo XX y también crecía la influencia del primer Estado Continental Industrial -Estados Unidos- nuestro continente se había convertido en veinte repúblicas independientes que se daban la espalda unas a otras y en el esquema explicativo de Ferre tomaban el nombre de Estados-Ciudad o Polis Oligárquica, las relaciones comerciales adquirían características desfavorables dando cuenta de una relación de tipo carnal, parafraseando a algún diplomático menemista.
Mientras gobernaron los proyectos Polis Oligárquica los ideales de la independencia se convirtieron en un auténtico fracaso, según Methol esto condujo a la atomización continental. La salida a tal situación no pasa únicamente por romper con los lazos de dominación que determinan una relación de dependencia económica, sino también una política cultural común a la región.

Las inquietudes de Methol fueron siempre las mismas y el reconocimiento mutuo entre Francisco y el uruguayo dan cuenta de larga data. Pensar en términos de política global y regional es repensar por momentos a Argentina en el contexto regional y global de siglo XXI. Carrió al dividir la praxis de Francisco entre  universal de la local cae en un erro ya que sería apuntar a una división artificial del mundo propia de la linealidad liberal. Quizás en este punto conviene concluir con la cita de la Ideología alemana cuando se menciona el error en que caían los idealistas alemanes, la abstracción del pensamiento que desciende del cielo sobre la tierra, “… no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan (...) se trata del hombre que realmente actúa.” No existe una dualidad de pensamiento para lo internacional y lo local, como tampoco para la oligarquía existía una doble concepción del mundo entre lo vernáculo y lo universal. De esto la doctora Carrió y la clase que representa son especialistas.

* Historiador