Inseguridad: la demanda social eterna

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Inseguridad: la demanda social eterna

17 Octubre 2014

Por Santiago Gómez – Desde Porto Alegre

Los índices de mortalidad brasilera cayeron de 631 cada 100 mil habitantes en 1980, a 608 en 2012, según el informe “Mapa de la violencia 2014. Los jóvenes de Brasil”. Sin embargo, la tasa de mortalidad juvenil tuvo un crecimiento de 146 muertes cada 100 mil habitantes, a 149, en el mismo período. En 1980, las causas de muerte violenta (accidentes de tránsito, homicidio y suicidio) eran responsables del 50% de las muertes de los jóvenes, y en el 2011 el 71,1% de los jóvenes murieron por esas causas. El “Informe sobre el Peso Mundial de la Violencia Armada” de 2008 analiza las muertes directas de 62 conflictos armados en el mundo, entre 2004-2007. De esos 62 conflictos armados, 12 ocasionaron el 81,4% de las muertes: 169.574 muertos en los cuatro años computados. El “Mapa de la violencia” señala: “En Brasil -país sin disputas territoriales, movimientos emancipatorios, guerras civiles, enfrentamientos religiosos, raciales o étnicos, conflictos de frontera o actos terroristas, fueron contabilizados, entre 2008 a 2011- un total de 206.005 víctimas de homicidios, un numero considerablemente mayor a los 12 mayores conflictos armados acontecidos en el mundo entre 2004 y 2007. Más aún, ese número de homicidios resulta casi idéntico al total de muertes directas en los 62 conflictos armados de ese período, que fue 208.349”.  Brasil tiene hoy una tasa de homicidios de 27,4 cada 100.000 habitantes.

En el año 1998 vio la luz el primero informe de la serie “Mapas de la violencia” de Brasil, elaborados por Jacobo Waiselfis, sociólogo argentino radicado en este país. Todos ellos apuntaron a mostrar a la juventud como la principal víctima de la violencia en el país, y la juventud pobre en particular. El último informe destaca:

  • “Un incremento de los homicidios a partir de los 13 años: las tasas suben de 4 homicidios cada 100 mil, a 75 a los 21 años. A partir de ahí hay un decline progresivo. En la franja joven, son tasas de homicidio que ni países en conflicto armado alcanzan conseguir”.
  • “Sorprende el aumento significativos de las tasas de suicidio a partir de los 17 años con tasas por encima de la media nacionales”
  • “En conjunto, a partir de los 19 años y hasta los 26, las tasas de mortalidad violenta ultrapasan las 100 muertes cada 100 mil jóvenes. La evolución histórica de la mortalidad violenta en Brasil impresiona por los números implicados. Según los registros del Sistema de Informaciones de Mortalidad, entre los años 1980 y 2012 murieron en el país:
    • 1.202.245 personas víctimas de homicidio.
    • 1.041.335 víctimas de accidente de transporte.
    • 216.211 se suicidaron.
    • Las tres causas suman 2.459.791 personas”.

Los muertos que hablan

Al analizar el “Mapa de la violencia” en Brasil, se observa que mientras que durante el período 1980-2012 las tasas de mortalidad de la población cayeron un 3,7%, el índice de muerte por causas violentas o externas, aumentaron un 32,8%. Esto se explica principalmente por el aumento de los homicidios en un 148,5%, en segundo lugar por los suicidios, que crecieron un 62,5% y por último los accidentes de tránsito que subieron un 38,7%. Durante el período analizado, 1980-2012, el 62,9% de las muertes de los jóvenes brasileros – entre 15 y 29 años- se deben a causas violentas. En la población no joven, menos de 15 y de 30 para arriba, la tasa cae al 8,1%. Entre las causas que determinan estos índices se encuentra el narcotráfico, que encuentra en los jóvenes de los barrios marginales el combustible de la maquinaria.

En Argentina sucede lo mismo en Santa Fe, donde la ciudad tiene un índice de homicidios de 27 muertos cada 100 mil habitantes, uno de los índices más altos de homicidios de Latinoamérica, recordemos que Brasil tiene 27,4 cada 100 mil. La tasa de homicidios de Santa Fe cuadriplica la media nacional y quintuplica el índice de homicidios de la Ciudad no Autónoma de Buenos Aires. En el ranking de tasas de homicidios que elabora la Organización Mundial de la Salud, Brasil está en el 7º lugar, con 27,4 y Argentina en el 40º. Los primeros seis lugares los ocupan, del primero al último: El Salvador, Guatemala, Trinidad y Tobago, Colombia, Venezuela y Guadalupe.  Con sus 27 homicidios cada 100 mil habitantes, la ciudad de Santa Fe quedaría en el 9º lugar, a dos de Brasil, entre Belize que tiene 27,3 y Puerto Rico con 25,7.

Números que impresionan

“Lo que realmente impresiona –señala el “Mapa de la violencia”- en los números son las magnitudes. En el año 2012, con todas las bajas derivadas de la Campaña de Desarme y de diversas iniciativas estaduales, sucedieron arriba de 56 mil homicidios. Eso significa 154 víctimas diarias, que equivale a 1,4 masacres de Carandiru por día”. La masacre fue un brutal asesinato llevado adelante por la policía en el penal de Carandiru, cuya historia fue llevada al cine. El Estado de Alagoas, al norte del país, tiene el índice más alto de homicidios. Tanto en San Pablo como en Rio de Janeiro, los años de gobierno petistas a nivel nacional y las intervenciones estatales para bajar las tasas de homicidio, hicieron que San Pablo pasara del 5º lugar con una tasa de 39,7 homicidios en 1998, a 15,1 en 2012, quedando en el puesto 26º, el último. En Río de Janeiro, durante el mismo período las tasas de homicidio bajaron un 50%.

Por sexo y color

Entre el aumento de homicidios en el país, lo que se observa claramente es que el 91,6% de las víctimas son hombres. Entre los hombres jóvenes ese número es de 93,3%. Brasil tiene la particularidad de detallar en sus estadísticas el color de piel de las personas, como si hiciera falta saber de qué color son los pobres. O mejor dicho, de qué color no son. En 2002 el índice de blancos víctimas de homicidios fue de 21,7 y de negros del 37,5. Es decir, murieron 73% más negros que blancos. En el período 2002-2012, el homicidio de jóvenes blancos cae un 32,3% y el de los jóvenes negros aumenta un 32,4%. Las tasas de homicidio de jóvenes blancos caen un 28,6% y las de los jóvenes negros aumentan un 6,5%.

Brasil, Colombia y México

La difícil situación de violencia que atraviesa Brasil, también la pasan México y Colombia. Estos tres países de la región comparten la particularidad de combatir contra aparatos militares no estatales. En todos los casos se trata de países con historia de pobreza y extensos territorios a donde el Estado no había llegado. Como señaló el jefe narco del Comando Vermelho, ellos ocuparon los lugares que el Estado dejó vacío. Como demuestran los datos, la llegada al gobierno del Partido de los Trabajadores ha conseguido bajar los índices de mortalidad del país, pero aún continúan siendo los jóvenes pobres las principales víctimas de la violencia. La Presidenta Dilma Rousseff ha propuesto para el próximo gobierno la incorporación de las Fuerzas Armadas para combatir la inseguridad, ya que evalúa que la militarización de las sedes donde se realizó el mundial fue lo que garantizó el orden. Esperamos que sea tan solo una propuesta que no lleve adelante, porque tanto México como Colombia son claros ejemplos del fracaso de ese tipo de medidas.