Femicidio de Micaela: despedazados en mil partes

  • Imagen

Femicidio de Micaela: despedazados en mil partes

08 Abril 2017

Por Victoria Moreno

Hace unas horas se conoció el peor final para el caso que nos tomó el cuerpo y la mente durante la última semana. Después de exactos siete días de búsqueda incansable, Micaela García fue encontrada sin vida, arrojada a un descampado. Su victimario, Sebastián Wagner, también fue encontrado después de haber querido suicidarse, y está ahora a disposición de la justicia.

Gualeguay es una ciudad chica, ubicada a 200 km. de ciudades como Paraná, Rosario o Capital Federal. Un pueblo grande, donde nos jactamos de conocernos todos. Sin embargo, no es la primera vez que ocurre un femicidio. En 2010, Johana Micaela Presentado, una niña, fallecía por los brutales golpes que le dio un vecino de 15 años. Otros ataques, sin víctimas fatales, también han sido conocidos. Sin embargo, los medios de comunicación tradicionales, no le dieron la suficiente dimensión. Lo cual deja ver el sentido común patriarcal que domina estos pagos.

Ha de ser también una cuestión de clase. En los organismos estatales por los que circulan mujeres pobres –defensoría, consejo de niñez, adolescencia y familia, comisaría de la familia, juzgados- se denuncia un alarmante número de casos de abusos sexuales. Muchos de ellos intrafamiliares, que no trascienden las “fronteras” del barrio.

Esto es coherente con la idiosincrasia de nuestro pueblo, donde se destacan y se aplauden las actitudes misóginas de, incluso, personajes de renombre. Un ejemplo fue que, “llamativamente”, de las 5000 personas que fueron a la marcha que se hizo el día miércoles para pedir que aparezca Micaela, la mayoría eran mujeres. Puede esperanzarnos el hecho en que hoy sábado, la marcha doblaba el número y había muchos más hombres que en la anterior.

Por estos días no pude dejar de imaginarme a mí, a mis hermanas, amigas y alumnas, confiadas en nuestro andar por las calles. Las gualeyas creemos que nada malo puede pasarnos. Menos, creo, se lo imaginó Micaela. Porque confiaba en el otro y había hecho de esa idea su forma de vida: militando por un país mejor, más justo.

El papá lo remarcó en su agradecimiento: “Vivía para las otras personas, nos visitaba poco porque quería estar en el barrio haciendo un torneo para los que no tienen nada. Haciendo sus tortas fritas para repartir, esa es Micaela."

Lamentablemente he visto como algunos medios informativos y una parte de nuestra comunidad han querido tapar y demonizar la afiliación política de Micaela. También se criticó a sus compañeros de militancia. Por acampar en la plaza y organizarse, como están acostumbrados, para bancar (se) el dolor del otro. Como si todo lo que ha sucedido y está sucediendo no fuese político. Como si cada causa que abrazó Micaela contra los excluidos, la desigualdad, la injusticia, no fuesen parte de lo mismo. Como si el juez que dejó en libertad al asesino, no formara parte de un estado de cosas que tenemos que cambiar. Y como si todo eso, no necesitara de caminos políticos para encararse.

La muerte no puede ser en vano. Lo dijo el papá de Micaela también: "El dolor no nos sirve para nada. No nos tiene que poner injustos. Nos tiene que servir para cambiar la sociedad". Hagámonos cargo, cumplamos los sueños de Micaela.

Hoy en Gualeguay algo estalló en mil pedazos y está en cada en cada uno la reconstrucción.