Raúl Gustavo Aguirre, los sueños a la imprenta

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Raúl Gustavo Aguirre, los sueños a la imprenta

16 Septiembre 2018

Por Boris Katunaric
Ilustración: Sergio Pisani

El olvido y la memoria, de seguro son problemas culturales y políticos: Miguel ángel Bustos, a quien dedicamos un espacio en este suplemento, es uno de los poetas más injustamente desaparecidos.

El caso de Raúl Gustavo Aguirre puede pertenecer a este grupo de injustamente olvidados dada la importancia de su obra; utilizamos aquí la palabra “obra” como sinónimo de “todas las cosas que hizo en su vida” y no como la simple, pero no menos importante, producción literaria.

Génesis con títeres

El dos de enero de 1927 nacía en la Provincia de Buenos Aires Raúl Gustavo Aguirre, notable poeta de nuestras tierras además de docente, traductor, editor, crítico literario y un amplio etcétera.

Resultado de imagen para raul gustavo aguirre ediciones del dock obraYa desde niño dedicaba su tiempo a la creación literaria, el precoz Aguirre tuvo la suerte de ver al mítico titiritero Javier Villafañe interpretando una obra, cursaba el quinto grado. A los pocos días el niño tenía una obra escrita para títeres basada en El soldadito de plomo, de Tristán Klingsor, que el titiritero estrenó ese mismo año.   

Su escritura se fue reformando con el paso del tiempo en poesía, un fructífero 1944 lo recibió con un premio a su primer libro, El tiempo de la rosa, otorgado por la Dirección de Cultura. El tono Neorromántico de este libro puede delatar el motivo de la premiación, épocas en donde el verso ampuloso y medido había dejado atrás a las vanguardias de Martín Fierro o Boedo. La poética oficial había reconocido a un exponente con una “Madurez de espíritu” al decir de María Malusardi en el prólogo a la Obra poética de Aguirre (Ediciones del Dock. 2015). Los primeros versos: “Leve, violento, oscurecido voy/ con manos debatidas a la muerte”.

Sin embargo, su segundo libro, Cuerpo del horizonte, publicado en 1951, puede revelar un salto más hacia la vanguardia. Escrito entre 1948 y 1950, este poemario  de edición independiente y casi artesanal, emerge como una ola que renueva un lenguaje. La palabra Horizonte da un sabor a inmensidad o infinitud si exageramos un poco. Hay una amplitud y un abarcar deslumbrante en la mirada del poeta: “pero qué mar me encuentro a veces/ en tu horizonte niño/ cuando por tus cabellos descienden viejos hombres/ y la tierra termina en la memoria”. Y luego: “la actitud de mirar/ de morder las orillas voraces del asombro/ los suburbios de dios”.

1954. un nuevo giro en la voz poética de Aguirre. La danza nupcial, puede leerse como un soliloquio del cacique Caupolicán en el séptimo día de su suplicio: “Yo hacía las señales de la vida. Tal era el oficio de mis antepasados”, los primeros e inolvidables versos.

Los sueños a la imprenta

En Veinte años de poesía argentina, Paco Urondo advierte: “estamos en pleno peronismo (1949) y, desde la revolución del año 30 hasta ese momento no ha pasado nada notorio en el terreno de la poesía”. Ya no existen Florida y Boedo, debatiendo forma y contenido político. La poesía es una estética que retrocedió hacia las formas neorrománticas donde reina el soneto, la generación del 40 fue de “mesura y equilibrio”, no hay efervescencia estética ni revolucionara, queda una poética oficial (no necesariamente oficialista) sin ninguna tensión que la haga atractiva.

Mientras tanto el joven Aguirre ya tiene dos libros y viene de participar en la incipiente revista Sur con alguna colaboración. Conoce a Edgar Bayley y mantiene relación con muchos poetas jóvenes. Deciden la creación de un nuevo medio gráfico. Así en 1950 ve la luz el primer número de Poesía Buenos Aires a la que Aguirre le dedicará diez años de trabajo, esfuerzo y dedicación. No hay dudas de que el precio que tuvo que pagar tendría que ver con la propia obra poética del director de PBA, pero, sin desmerecer su obra, ¿quién dice que eso fue una pérdida o una ganancia? “Fue un hermoso tiempo en mi vida y, sin duda, en la vida de otros. (Hermoso no quiere decir fácil, ni feliz, ni siquiera tranquilo. Fue un tiempo de fervor, fue un tiempo de amistad, de búsqueda y de intemperie. Fue un tiempo de amor)” recuerda Aguirre en 1979. Mientras que Luciana Del Gizzo nos dice que "Afirmar que Poesía Buenos Aires ha sido su mejor obra no implica desdeñar su poética. Aguirre fue un poeta inconstante, que expuso en sus composiciones los altibajos de su formación y su experimentación, o la devoción por ciertos colegas, como René Char. Pero, al fin y al cabo, una poética vanguardista no está llamada a ser una gran literatura, sino un conjunto de ensayos practicados con la convicción de que, aunque todavía lo nuevo no hubiera tomado forma, tampoco lo anterior estaba ya vigente".

Entonces. 1950. El Palacio do Café encuentra a sus jóvenes y fervorosos clientes entusiasmados, comentando cosas a carcajadas, los amigos emprenden el viaje del invencionismo. A Aguirre se sumaban Jorge Enrique Móbili, Nicolás Espiro, Edgar Bailey, Omar Rubén Aracama, Wolf Roitman, Simón Kargierman, Mario Trejo, Ramiro de Casasbellas, Clara y Manrique Fernández Moreno, Rodolfo Alonso, a los que se sumarían con el tiempo Paco Urondo, Alberto Vanasco y muchos otros. Con el correr del tiempo se tomó como uno de los principales ejes de PBA la traducción de poetas de vanguardia: René Char, Cesare Pavese, E. E. Cummings, Paul Eluard, Tristan Tzara, Dylan Thomas, Wallace Stevens, Emily Dickinson y Fernando Pessoa, también se descubrieron poetas importantísimos Juan L. Ortiz o Leónidas Lamborghini.

Cuenta Jorge Carrol que “un sábado, Aguirre, el poeta fundador de la revista Poesía Buenos Aires junto a Jorge Enrique Móbili nos adelantó que llegaría a visitarnos una muchacha que acaba de publicar su primer libro: La tierra más lejana. Esa tarde conocimos a una tímida Flora Alejandra Pizarnik con la que, al atardecer, después de tomar los mas horrosos cafés del mundo, nos fuimos al cine, junto con Alonso y su novia (La muchacha de las islas canarias), Manro, Clara y Ramiro.”

Daniel Freidenberg aporta una idea de cuál fue el ideario escencial de PBA, La poesía, precisamente, era lo que había que preservar, o lo que PBA entendía como “poesía”: la poesía moderna, como se dio en llamar la tradición iniciada por Baudelaire y Rimbaud. Ni entretenimiento ni instrumento para enseñar o convencer sino otro modo de relacionarse con las palabras y el mundo. Rebelión de los sentidos, o, visto desde otro ángulo, una liberación: dar lugar a las potencias humanas que el consenso social y cultural ignora o anula, buscar los modos para que la escritura se haga cargo de lo que no tiene cómo ser dicho a través de los lenguajes en uso.

30 números en 10 años, tiradas de alrededor de 500 ejemplares de manera casi artesanal bajo la tutela de Aguirre como sostén de los sueños, al decir de Móbile: “el encargado de llevar nuestros sueños a la imprenta”.

Aforismos

Con el tiempo la producción poética de Aguirre, además de madurar, tuvo la virtud de cambiar de eje, como en Cuaderno de notas (1957), Redes y violencias (1958) y Alguna memoria (1960) y seguirá creciendo hasta ocupar alrededor de la mitad de su obra, que se pueden encontrar en su totalidad en la Obra poética que compiló y prologó María Malusardi para Ediciones del Dock. Puede ser que el desprestigio del género aforístico esté ligado a cierta banalización popularizada por los medios de comunicación, irresponsablemente, desestimado podemos ver la importancia capital de esta parte de la obra la con este extracto de Redes y violencias.

9.-

Cuando el mar se retira, la madrépora sangra. Y no hay otra verdad bajo el sol implacable.

11.-

Temo de continuo por esa contemplación desinteresada acerca de aquello que en realidad nos debiera abrumar. Nada tan grave como perderle el rastro a la tragedia.

13.-

Perseguido sin tregua por los exactos, que no descansarán hasta fijar su rostro en un archivo, desgarrándose en cada uno de sus movimientos, dándolo todo a cambio de ese pozo en la tierra de nadie donde, próximo a morir, se desnuda ante el cielo, el poeta todavía habla, todavía sueña, todavía hiende.

14.-

La hierba nos da el habla, y por nosotros vive.

18.-

Estamos solos ante el aluvión, ante la Poesía, ante la muerte. Estamos solos en estas aventuras comunes, maravillosas.

20.-

El instante supremo en que salto o me pudro.

 

En cada poema una poética

Además de su labor poética, Aguirre fue un excelente crítico literario. Tuvo un gran reconocimiento internacional como estudioso de la poesía hispanoamericana contemporánea, viajo por numerosos países de habla hispana impartiendo clases y dictando conferencias. Sus críticas y reseñas se publicaron en revistas nacionales (como La Gaceta de Tucumán) y en publicaciones del resto del continente, además fue galardonado en 1981 con el Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía. Por eso es necesario reivindicar un libro que, además de establecerlo como un conocedor profundo de la poesía, lo delata en su labor pedagógica como docente. Como el equivalente de principios de filosofía de Carpio, Las poéticas del siglo XX nos muestran cada escuela, vanguardia o tradición literaria. Nos sumerge de manera sencilla en la historia, bases y protagonistas de las distintas corrientes literarias. Además, nos da cuenta de la importancia que tiene, sobre todo, Rimbaud, como el iniciador del simbolismo donde puede verse una fundación de las poéticas que seguirán hasta nuestros días posmodernos. El valor de esta obra es riquísimo y, por suerte, editorial Audisea lo reeditó en 2016. Recomendable para el no lector de poesía, ese que lee y no entiende un pomo, ese que se pregunta “qué carajo está diciendo”.

Fragmentos de Las poéticas del siglo XX

“En cada poema hay una poética, y en cada poética una concepción del mundo. Por supuesto, al leer un poema no analizamos, casi nunca, ni la poética que lo sustenta ni la visión de la vida que nos propone; como tampoco muy a menudo el poeta que lo escribió nos ha querido dar un ejemplo práctico de sus nociones sobre la estética, el ser o el obrar. Pero todo ello se halla implícito en el acto creador que da origen a un poema y lo vuelve a originar en la lectura”.

“El hombre contemporáneo, solo sostenido por la complicada y cada vez más densa red de la tecnología, está rodeado en todas partes por el vacío. La revolución tecnológica lo ha arrojado en un universo donde las voces de la tierra y de los dioses han sido sustituidas por la publicidad”.

“En Rimbaud, la poesía deja definitivamente de ser un sector más o menos específico de la literatura: es la consecuencia de la decisión de vivir según un modo que se supone el más `digno` de la condición humana”.

“Con Rimbaud queda fundamentalmente establecido que la ‘profesión’ de poeta no existe, que el poeta no tiene ni puede pretender el status, el reconocimiento social del poeta. El poeta es más bien un ‘estado’ transitorio del ser hombre”.

Raúl Gustavo Aguirre murió el 18 de enero de 1983. Su obra existe, está en las librerías. La biblioteca nacional recopiló los faccimiles de PBA en 2014 y salió a la venta. Su historia y su legado están vigentes aún para los poetas que no lo conocen, incluido este escriba, es sólo cuestión de poner en marcha el carro.