María Teresa Andruetto: “El dolor de los demás siempre me ha llamado a la escritura”

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María Teresa Andruetto: “El dolor de los demás siempre me ha llamado a la escritura”

14 Julio 2018

Por Analía Ávila

Foto: Hugo Suárez

Aún pareció que podríamos abrirnos paso entre el gentío,

que en un momento estaríamos juntos. Tan inevitable,

sin embargo, como que seguiríamos nuestro camino.

Y eso hicimos.

(Alice Munro)

Los ocho cuentos de No a mucha gente le gusta esta tranquilidad (2017), el último libro de María Teresa Andruetto publicado por editorial Random House, tienen vuelo filosófico, hablan de la necesidad del amor, la orfandad, el abandono, la viudez y el silencio. También están atravesados por el contexto de la última dictadura militar, la memoria y el paso del tiempo. En diálogo con Fractura, la voz de la escritora a quien sus amigos y colegas llaman con cariño “la Tere”, suena cálida a través del teléfono desde su Córdoba natal. “Son cuentos de una edad donde hay tanta más vida hacia atrás que hacia adelante”, reflexiona.

María Teresa revela que no hubo una decisión programada para escribir sobre esos temas: “Probablemente los temas me eligieron a mí. La escritura me acompañó siempre, he vivido para escribir, tengo 64 años y estoy en una edad en la que yo misma miro hacia atrás, supongo que eso ha hecho que me fijara en personajes que ya tienen un importante trayecto recorrido. Es la propia vida que me va llevando a ciertas zonas de interés. Tiene que ver con mi generación, con mi entorno, con la gente que conocí de espectros muy diversos y sobre cómo ha vivido ciertas cuestiones: la dictadura, la posdictadura, los años noventa. Y también cómo viven hoy su vejez”.

El tema de la última dictadura militar está muy presente en la obra de Andruetto; en algunos de sus libros apareció de un modo central como en La mujer en cuestión (1998), novela que obtuvo el Premio del Fondo Nacional de las Artes y que fue reeditada en 2008 y en 2017. “Esa novela al comienzo tuvo una repercusión a nivel académico, se trabajó mucho en las aulas de las universidades y en las organizaciones de derechos humanos. Pero siento que esta última edición tuvo más lectores comunes, quizás en el momento en que la escribí socialmente el tema no se recibía tanto. Me interesa mucho ver qué hicimos nosotros, cómo fue el comportamiento social, qué cosas se callaron, se negaron, también la energía puesta para no ver, por miedo, indiferencia o autocensura. Todo lo que hizo que se pudiera sostener el horror de la dictadura”, manifiesta la escritora.

“La parisina” y “La noche interminable de Villa Crespo” son dos cuentos de No a mucha gente le gusta esta tranquilidad que se diferencian del resto, no sólo por el trasfondo de la dictadura sino también por un tono más íntimo. “Alguien me dijo algo que me sorprendió, que los dos cuentos son el mismo cuento pero de maneras distintas”, confiesa María Teresa. Quien lee puede sospechar que la autora retrata personas que ella conoció y Andruetto lo confirma: “Los puntos de partida de estos cuentos son personas queridas, en uno de ellos queridísimas. Prácticamente todo lo que escribo comienza con algo del orden de lo real, que me toca, o de pronto veo una escena que me interroga. Siempre hay algo del mundo que me llama”. En los dos relatos hay una mirada de la escritora hacia atrás dada por el paso de los años, lleva a la pregunta de por dónde podrían haber ido las vidas y las historias de amor de los personajes si no hubieran sido sesgadas por la dictadura y el exilio.

En el relato “Gina” hay una mirada entrañable sobre este personaje fuerte que no es nada tierno y que no encaja en el mundo femenino de su época: “No le gustaban los niños y si alguno se le acercaba pedía que se lo sacaran de encima (…) No le gustaban los animales, ni un gato ni un perro ni un conejo: nada que llevara a la ternura”. El gesto de la narradora fue lograr que Gina sea querible: “Tuvo la virtud de evitar el melodrama sin ocultar el dolor, lo que no es poco, pero igual lo que no era posible evitar era la soledad que la abatía cuando volvía a su pieza sola, casi siempre sucia”. Andruetto afirma que la base de su escritura es una fuerte empatía con los personajes y que en personas que no son nada simpáticas como Gina pudo descubrir en el fondo un gran dolor, una gran necesidad de amor que a veces no sabe cómo hacerse escuchar. “Siempre me ha llamado a la escritura el dolor de los demás, como dice Susan Sontag”, reconoce la autora.

La poética de Andruetto y la importancia que le da a la palabra pueden vislumbrarse en los cuentos “La lección de piano” y “La redentorista”, donde las palabras iluminan, llevan a un lugar de luz a los protagonistas. La escritora cree en el poder reparador de una palabra verdadera en el sentido de amorosa pero sincera, no estereotipada. Hay una palabra que toca a otro y un otro que se deja tocar. “Es tanto la palabra que se dice como la escucha a la palabra que el otro puede decir. La literatura es eso llevado a su expresión más elevada, más elaborada”, expresa. También en estos dos relatos los recuerdos y la memoria tienen el poder de una revelación.

Sobre la lectura y la literatura argentina

Además de ser una reconocida escritora de literatura infantil y juvenil (recibió en 2012 el Premio Hans Christian Andersen), prolífica narradora, poeta (su último libro de poemas es Cleofé de 2017) y docente, María Teresa es una gran promotora de la lectura. Entre sus libros de ensayos están Hacia una literatura sin adjetivos (2009) y La lectura, otra revolución (2015). “Si yo tuviera que decir por qué o para qué escribo diría que para comprender o para ser comprendida. Me parece que un relato, un poema o un libro es un espacio de comunicación intenso que pocas veces se da, y que es a la vez un eco de las comunicaciones que podemos tener en la vida cuando el ruido de lo cotidiano se convierte en palabra. Todo el tiempo estamos diciendo cosas pero a veces nos detenemos ante el otro, con el otro y decimos o escuchamos algo de un modo muy intenso, eso no sucede todo el tiempo por el uso funcional de la palabra, pero a veces sucede. En la literatura también pasa esto”, reflexiona.

Consultada por la literatura argentina contemporánea Andruetto opina: “Creo que es muy fecunda, hay mucha creatividad y diversidad de zonas de escritura. Algunas circulan más y otras permanecen en espacios más reducidos. Los problemas son siempre los mismos, cómo distinguir la hojarasca de una palabra verdadera. Los dos grandes desafíos que tenemos hoy son la posibilidad de reflexionar y de seleccionar, eso implica un tiempo y una dificultad”. Reconoce al escritor Andrés Rivera como un referente muy fuerte para ella, en la escritura y también en una dirección ética de esa palabra. Entre las escritoras menciona a Aurora Venturini, Liliana Heker, Luisa Valenzuela y considera muy interesantes a las nuevas narradoras como Gabriela Cabezón Cámara, Fernanda García Lao, Alejandra Laurencich, Selva Almada y Samanta Schweblin.

Una genealogía de escritoras

María Teresa se apasiona cuando habla de la colección de “Narradoras Argentinas” que codirige junto a Juana Luján y Carolina Rossi para editorial Eduvim de la Universidad de Villa María, Córdoba. Juntas rescatan obras inéditas o inhallables de escritoras olvidadas. Publicaron autoras como María Luisa Carnelli, Fina Warschaver, Libertad Demitrópulos, Elvira Orphée y Amalia Jamilis. Las ediciones están acompañadas por estudios a cargo de importantes investigadores. Andruetto cuenta que también le gusta mucho la escritura de Delia Crochet, una narradora santafecina que murió joven, con una escritura que está en los bordes, y que está tratando de contactar a la familia para publicar una novela inédita.

“Me interesa mucho la construcción de una genealogía de escritoras, ver cómo nos insertamos en esa tradición de mujeres. A veces tiene que ver con vivir en una época adversa para la circulación de una obra. Elvira Orphée era esposa de un diplomático, vivió en París, dirigió la colección de literatura latinoamericana en editorial Gallimard e hizo que se tradujeran al francés a Borges y Bioy Casares; en Roma fue amiga íntima de Italo Calvino. Y sin embargo en cierto modo fue ninguneada, no encontró el lugar que tenían sus pares varones en el canon de la literatura argentina”, manifiesta María Teresa. También menciona el caso de Sara Gallardo que pertenecía a la aristocracia argentina y que de algún modo se desclasó, renegó de todo eso. En sus escritos periodísticos relató las burlas que recibió cuando ganó un premio, por ser una mujer rebelde tampoco terminó de entrar en el canon.

Proyectos

Andruetto cuenta que hace más de un año está trabajando en textos muy breves con una ilustradora para Clara y el hombre de la ventana, un libro álbum que saldrá próximamente en editorial Limonero. Este año también hizo un borrador de una obra de teatro llamada El balancín con recuerdos que tienen que ver con la dictadura.