Lo despojado y lo luminoso en “Bosque cotidiano”, de Natalia Shapiro

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    NATALIA SHAPIRO
ENTREVISTA

Lo despojado y lo luminoso en “Bosque cotidiano”, de Natalia Shapiro

30 Abril 2023

Natalia Schapiro vive en Buenos Aires. Es psicoanalista y pelirroja. Algunos de sus libros publicados son Lucía y la varita china, Cuentos callejeros, A la vuelta del mundo, A salto de cangurito, Diario de dragones, Una tertulia inolvidable, ¿Alguien anda ahí?, Dorotea cumple mil, 100% fútbol, Cumpleaños a golazos. Bosque cotidiano fue finalista en el concurso Gerardo Diego, Diputación de Soria, España, y es su primer poemario. Además de escribir, es amante de las montañas y las tortas de manzana. AGENCIA PACO URONDO le realizó una entrevista sobre su último libro, Bosque cotidiano, publicado por elandamio ediciones.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo se nutren tu trabajo como psicóloga y tu recorrido como escritora?

Natalia Schapiro: Creo que son dos aproximaciones diferentes de trabajo con el lenguaje. En la clínica el material es mayormente oral, se escuchan otras voces. Las intervenciones suceden aquí y ahora, no es posible editarlas, corregirlas como en los tiempos, a veces eternos, de la literatura, por eso soy muy cauta con lo que digo. En cambio, al escribir no tengo que cuidar a nadie, al menos en un primer momento, surge mi voz silvestre, luego hay otro tiempo de pulido y revisión.

De todas formas, tanto la clínica como la escritura se nutren de la experiencia y transforman la mirada que, a la vez, sostiene ambas prácticas. Quizás en la narrativa, al construir personajes, se filtra mi formación psicoanalítica, y claro que la poesía también marca cierto modo de vivir el lenguaje. A veces, si surge alguna metáfora para ejemplificar algo que escucho en un paciente y me parece oportuno, la traigo. Son aguas que se mezclan, inevitablemente, pero la prioridad está dada por lo que requiere cada caso, sin forzamientos.

APU: Este nuevo libro Bosque cotidiano, es una invitación a leernos en movimiento, en viaje, en un tránsito continúo por nuevas formas de aprendizaje de la maternidad, de la amistad, de la pareja, ¿cómo fue la elección del nombre y el proceso de escritura?

N.S.: Este libro me llevó muchos años de ir registrando momentos, notas personales. De hecho el paso del tiempo se hace muy evidente en el bosque, hay poemas de salir a la plaza en familia con niños pequeños, otros de rupturas y vaivenes de pareja, de resistir la adolescencia de los hijos, del envejecimiento de mi madre, entre otros. Lo fui escribiendo para sostenerme, sin proponerme que fuera publicado, ya que en ese entonces yo escribía narrativa para peques. Pero las vivencias de esos años y la necesidad de explorarlas con el lenguaje, me fueron llevando a estas formas breves y angostas de la poesía, a otros tonos de voz. Mirando hacia atrás, tomé conciencia de que había estado hablando de un bosque interior, ahí surgió la idea del libro y el título vino en la misma ola, se fue sedimentando junto a los textos.

APU: Quisiera destacar el contraste entre una intimidad abierta a la espesura del mundo y una mirada liviana y compasiva para abordarlo, ¿qué poéticas, poetas, y/o saberes te permitieron esta forma de abordar este contraste?

N.S: Creo que abrevé mucho en la poesía y la mano de Laura Devetach. Fui a su taller cuando era muy joven, aún vivía con mi familia de origen. Laura es poesía viviente y, además de admirarla como autora, me sorprendió mucho su sabiduría para procesar situaciones dolorosas. La escritura siempre fue un sostén en esos momentos, una compañera, un intento de entender lo áspero, lo que lastima.

En ese entonces las odas de Neruda me mostraban que una pizca de las cosas de este mundo puede ser atrapada con sencillez en un poema. En ese sentido, admiré luego a Circe Maia, quien urde el lenguaje con la humildad de la avena y la leche. Me siento cómoda en los textos despojados y luminosos como manzanas, aunque aborden temas complejos. Creo que la escritura puede filtrarse en cualquier situación, es una forma de experimentar y adueñarse un poquito de eso externo que colisiona nuestros sentidos y emociones. De Pizarnik me impactó mucho el contraste entre su pluma delicada y lo tremendo de aquello que dice.

“La escritura puede filtrarse en cualquier situación, es una forma de experimentar y adueñarse un poquito de eso externo que colisiona nuestros sentidos y emociones”.

APU: Por otra parte, aparece el tiempo, con su carga existencial, aquello que corroe, que se deteriora con cierta intencionalidad, ¿podría pensarse en tu libro, esta temática y el trabajo con la voz poética como una resistencia?

N.S: Absolutamente. Creo que la escritura es alta cicatrizante, antioxidante, transforma el dolor, y acompaña momentos de perplejidad. Muchas veces no entiendo qué me pasa hasta que lo escribo y voy hurgando en las formas y contradicciones. También puede ser un modo de cerrar algo, de digerirlo. No salgo igual después de zambullirme en un poema. Es una pregunta recurrente en mí, cómo procesamos nuestras heridas, qué nos vuelve a encender y a no marchitarnos. Nada original, ya Freud había hablado de esa tensión entre la pulsión de vida y la de muerte, esta última tendiente a la disgregación y la quietud. Creo que la poesía es un recurso para volver hacia la luz, trabaja con materiales a veces podridos y los vuelve a reunir, como un gran compost.

APU: Para finalizar, quiero recomendar potentemente la lectura de Bosque cotidiano para ingresar en ese ritmo poético que siempre necesitamos un poco más, ¿dónde y cómo lo conseguimos?

N.S: Ay! Muchas gracias por lo que decís y por tu interés en el libro. Por el momento lo está distribuyendo la editorial desde San Juan (elandamio ediciones) y yo, desde Caba (schapiron@hotmail.com). El 20 de mayo se hará la presentación, junto con otros libros de la colección. 

Dos poemas de Bosque cotidiano:

presbicia

El viento trajo la presbicia

junto a unos sapitos durmiendo

en mis párpados

un abanico de líneas sonriendo

al lado de los ojos

otro sabor en la piel.

La presbicia llegó

junto a una madre huérfana y enferma

un hijo pasando a buscarme en mi auto

un marido que a veces

me baña en indiferencia

y a veces me quiere.

 

madre

Reconozco el comienzo del día

en esta pena que hunde

y lame a mi madre vieja

desde allí va saliendo

el pañuelo de la mañana.

Los enojos se deshilacharon

brota amor antiguo

pegado a los huesos.

Y ahora estás tan frágil

solo puedo cuidarte

del viento.