La hermana de Shakespeare

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La hermana de Shakespeare

16 Septiembre 2018

Por Florencia Di Paolo

¿Viste cuando le pedís más deseos al genio que sale de la lámpara, pero te acordás de que sos mujer? Tenés que conquistar el derecho a desear y después desear deseos, que son derechos e igualdad de privilegios. No tenemos tiempo de saber qué fue primero, si el deseo a desear o el deseo de igualdad. Lo que sí estoy dispuesta a asegurar es que el silencio fruto de la opresión ancestral se canalizó en movimientos populares, protestas, militancia y el arte. Cuando algunas pudieron hablar dejaron en claro que no somos sólo unos cuerpos desnudos posando incómodas con el chiflete que entra por la ventana esperando a que el artista nos pinte a su gusto o a que un escritor prodigioso cuente nuestra historia.

Hay que desconfiar de los escritores cis heterosexuales que escriben historias de opresión desde el punto de vista de las mujeres. Hay que desconfiar no por su sagacidad o sus buenas intenciones, sino porque con esos textos publicados por alguna editorial se perpetúan en un escalón hacia la trascendencia, lugar que indefectiblemente le fue negado al texto de alguna mujer que escribe sobre lo que él escribió. Hay tantas cosas por escribir, tantas cosas que hay que pensar en términos de deconstrucción cis masculina, pero es más fácil escribir desde el punto de vista de una mujer que la pasó mal y embanderarse en la igualdad de géneros en lugar de tomar el punto de vista de un hombre cis heterosexual y las contradicciones que genera la deconstrucción hacia un pensamiento de igualdad y justicia social. Es más fácil llevar el pañuelo verde que practicarse una vasectomía, total el cuerpo lo pone otra.

Dejen que nosotras escribamos esta historia, dejen a Madame Bovary escribirse a sí misma. Lean a Madame Bovary, es una gran novela cuya historia le presentó a su escritor, Gustave Flaubert, y a su editor muchísimos problemas por reflejar el deseo sexual de una mujer. Pero Emma quiere salir al mundo y comérselo en dos bocados: escribir y ser leída.

Obviamente quien escribe sabe que hay una distinción entre narrador, personaje y autor. Sin embargo creo que el arte trama sentidos latentes y vedados. Alice Munro escribió relatos que traman sentidos desde el cotidiano. Escribía en sus ratos libres entre las tareas de la casa y la crianza de sus hijas. En una entrevista dijo que su idea era escribir una novela, pero que no lo hacía por falta de tiempo. La escritora abandonó sus estudios para casarse. Adaptó la necesidad de escribir a su vida, como hacemos todxs lxs que gustamos de escribir. Cuando alguien viene a mi tallercito y dice que no está inspiradx, le digo que la inspiración es un mito, que escriba. No hay excusas para no escribir, pero sí puede haber obstáculos que hay que sortear. Según la crítica, la escritora canadiense es una maestra del relato corto. En 2011 escribió su primera novela. Fue ganadora del Nobel de literatura en 2013, los medios se cansaron de decir que era la decimotercera mujer en recibir ese galardón.  Me pregunto cuándo ser mujer y llegar alto dejará de ser meritorio. En una entrevista publicada en La Nación, Munro dijo:

Resultado de imagen para alice munroft(…) ¿Las mujeres hablan entre ellas? ¿Se las alienta a hacerlo o no? De todos modos, yo creo que donde sea que se juntan mujeres, hay una gran necesidad de contarse historias, una gran urgencia de decirse algo una a la otra, "¿Por qué crees que pasó esto?", "¿No es raro que haya dicho eso?" o "¿Esto qué significa?" Las mujeres necesitan interpretar la vida verbalmente. Mientras que muchos hombres que conozco, o que alguna vez conocí, no tenían esa necesidad, sino que más bien prefieren seguir adelante y lidiar con lo que haya que lidiar sin preguntarse nada demasiado.

La necesidad de contar historias y compartirlas con las compañeras, la peligrosidad de la sororidad, de la organización de las mujeres y el empeño de fomentar la competencia entre ellas para que lo primero no suceda, de eso habla Munro. Bajar a tierra la opresión milenaria. Escuchar nuevas voces o hacer escuchar la nuestra. Aunque no hablemos explícitamente de feminismo, aunque escribamos una historia de alienígenas que comen torta de cumpleaños en el castillo de la señora esquizofrénica que tiene muchos gatos. Cuando hablamos de literatura y feminismo hablamos de personas feministas que escriben ficción.

La ficción como resistencia

Como dijo Lorrie Moore en una entrevista para el diario Abc: La literatura es una conversación con la vida en muchos niveles diferentes. Puede ser una especie de espejo, sin duda. Es una destilación, como el vapor que se condensa en un espejo cuando te acercas y respiras. En su tesis doctoral, Marina Arias habla de la significatividad en la ficción escrita y plantea que en la ficción se traman sentidos de forma distinta a la realidad o incluso se evidencian aspectos que la realidad veda. Entonces, si en la ficción se traman sentidos que están latentes en algún lugar, es necesario que sigamos escribiendo. Son necesarias nuevas voces.

Resultado de imagen para literatura feminista virginia woolfLa libertad intelectual depende de las cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres siempre han sido pobres, no solamente durante doscientos años sino desde el principio de los tiempos. Las mujeres, por lo tanto, no han tenido menos libertad intelectual que los hijos de los esclavos atenienses. Las mujeres, por lo tanto, no han tenido la oportunidad de escribir poesía. Por eso he insistido tanto en el dinero y en el cuarto propio. (…) ¿Por qué otorga tanta importancia al hecho de que las mujeres escriban libros cuando eso, según usted, requiere tanto esfuerzo, puede conducirnos a asesinar a nuestra propia tía, casi seguramente nos hará llegar tarde a almorzar y tal vez nos condene a mantener graves disputas con individuos indudablemente muy buenos? (Woolf, p. 134; 2013).

Lo que dice Woolf,  a lo criollo, es que lo personal es político. El feminismo es la flecha que atraviesa el corazón dentro del que se inscriben el patriarcado y el capitalismo. Es una brocheta que retoma todos los sentidos comunes y cuestiona cada palabra, cada fundamento. Ser atravesadx por el feminismo duele y mucho. La transversalidad del feminismo hace que a partir de unas pocas palabras yo pueda escribir cuatro o cinco hojas de Word. Lo que Woolf dice es básicamente: Chicas, las están cagando, les prohíben la entrada a bibliotecas, las leyes no están a nuestro favor, así que hagan todo lo posible para independizarse económicamente porque estamos en un sistema que, además de patriarcal, se mueve por el capital. Esos privilegios que nos son negados no son sólo simbólicos, culturales y sociales, son más que nada económicos. El capital es de los hombres y si quieren escribir deben emanciparse y poder sobrevivir de forma independiente dentro del mundo. El capitalismo y el patriarcado van tan de la mano que se complementan para seguir esclavizando mujeres. No es posible sostener la institución familia sin el trabajo doméstico no remunerado. Sin una mujer que se quede en la casa mientras los hombres trabajan en la esfera pública y multiplican día a día su capital y, por consecuencia, su poder.

No quiero dejar pasar el lugar que Woolf le da a la ficción. Usa a la ficción como argumento para ejemplificar la importancia de un cuarto propio y todo lo que eso significa, es el de la hermana de Shakespeare, que por ser mujer no le fue permitido aprender a leer y escribir, anulándole un mundo vivo y la capacidad de cautivarlo. Anulándole una forma de representación y la posibilidad de escribir sus tramas. Woolf retoma a la ficción para que pensemos en todas las hermanas de Shakespeare y de Juancito cuyas vidas o voluntades nunca conocimos porque fueron representadas por hombres.

Queremos escribirnos a nosotras mismas, por favor déjennos hacerlo.

Aunque parezca irrisorio, estamos en desventajas de tiempo. Luchar por nuestros derechos, esquivar las imposiciones y tratar de lidiar con el inconformismo que da la sed de justicia social nos quita tiempo, tiempo que indefectiblemente los hombres cis y heterosexuales tuvieron y tienen. Para escribir y ser publicada hay que tener participación en lo público y, como escribí, hay que conquistar ese lugar. Para lograr eso se verán amenazados los lugares deseados para las mujeres, se romperán patrones de conducta, pero todo vale la pena, porque esas voces son necesarias. Si bien los tiempos cambiaron para bien, todavía se nos complica llegar. La mayoría de las editoriales tienen más títulos escritos por hombres que por mujeres. Los grandes grupos editoriales de habla hispana están en manos de hombres. Escribir, para nosotras, sigue siendo un acto de resistencia y publicar también.

Bibliografía:

Arias, M. Significatividad: trama comunicacional en ficción escrita; Tesis de doctorado Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP. 2016.

Dickler Awano, L. Alice Munro: "Las mujeres necesitan interpretar la vida verbalmente", entrevista para el diario La Nación; recuperado en:  https://goo.gl/BhxHLm. Visto por última vez el 09/09/2018.

Martín Rodrigo, I. Lorrie Moore: «El humor es un acto de resistencia y supervivencia»; entrevista para el diario ABC; recuperado en: https://goo.gl/JUvwJz. Visto por última vez el 09/09/2018.

Woolf, V. Un cuarto propio; El cuenco de plata, 2013.