Informe de un día: “Un toro en la garganta del jilguero”, libro con lenguaje poético y musical

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Informe de un día: “Un toro en la garganta del jilguero”, libro con lenguaje poético y musical

28 Marzo 2021

Por Inés Busquets

La poeta, actriz y directora teatral, Ciela Asad publicó recientemente su poemario Un toro en la garganta del jilguero por editorial Leviatán.

Paul Valéry dijo que la poesía es “un lenguaje dentro de un lenguaje” algo así como una expresión propia para encontrarle múltiples sentidos a las palabras que ya conocemos, a las que usamos habitualmente. En este juego que hace el lenguaje poético, Ciela Asad se desplaza sin concesiones. Con un movimiento armónico y sutil que le otorga música a la palabra escrita, como Rimbaud en la Alquimia del verbo que le ponía colores a las vocales. 

En Un toro en la garganta del jilguero la actitud lúdica no es inocente. La voz expresa, grita, habla, canta, se libera y sobre todo revela que la fuerza del toro pesa en la garganta del jilguero, pero advierte que el jilguero “te perseguirá cantando las canciones.”

Kenneth Koch, poeta de la escuela de Nueva York, dice que “la poesía dura porque produce el ambiguo y siempre cambiante placer de ser al mismo tiempo una afirmación y una canción,” por la “cualidad física de las palabras” que le otorga el o la poeta. En el libro de Ciela Asad el poder rítmico de las palabras es preciso, contundente, llega y se instala, atraviesa la emoción a flor de piel. Produce la sensación inmediata de la música sinfónica, donde el poema es parte de la composición, como en los poemas sinfónicos de Strauss.

No es casual que el libro esté dividido en piezas musicales, donde sonidos, divididos en las notas musicales; espacios, sostenidos y bemoles; silencios y ritmos conforman una suite maravillosa que culmina con un bonus track de canciones y melodías.

Más de ochenta páginas confluyen en un vaivén de imágenes y acordes, personificaciones y metáforas cargadas de sentido, de significado y de compromiso: “Digo que la niebla/ es el aliento de la gente que trabaja” no encuentro imagen más perfecta.

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El lenguaje poético está compuesto del lenguaje común, dice Koch. Palabras simples para realidades complejas.

 Finalmente, el toro muere y “la poeta se alimenta de su carne/ bebe el caldo/ y el viento /la convierte en grulla/

 la rabia con ojos de búho/ desordena el cosmos/ canta victoria/ esta vez/ a tiempo.”

Y en una parte de mi cabeza suenan los idiófonos como en la operas anticipando la tragedia, el desenlace. Luego la despedida, que irrumpe relampagueante ofreciendo una redención, pero no un olvido.

Un toro en la garganta del jilguero es un poemario que convoca, que interpela, que invita a jugar con las palabras y con los sonidos. A veces es miedo y espera; otras abrazo y contención.

“La noche es una taza de café/ Miro la noche/ en una taza de café/ y no hay estrellas/ hay miedo de dormir/ y hay un otro lado/ que no despierta/

 Hay una noche que es una taza/ y tal vez/ espera ser sorbida.”

El espacio, la disposición danzante, la forma elegida nos abre la puerta a lo lúdico, al clima de cada poema como si las unidades pertenecieran a una escena decisiva de un todo que se va desentramando a lo largo del libro. ¿Por qué no a una historia también?

Saer dijo que “en toda poesía la emoción es el fundamento. La emoción estética es una mediación.” Eso que logra Ciela Asad en un universo singular y personal, pero que trasciende, empatiza y conmueve.