Vikings: nos veremos en el Valhalla

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Vikings: nos veremos en el Valhalla

09 Enero 2021

Por Marina Jiménez Conde

Tras seis temporadas, Vikings (Vikingos) llegó a su final el pasado 31 de diciembre, luego de que Netflix subiera sus últimos diez episodios. Basada en relatos nórdicos que tienen como protagonista a la leyenda vikinga Ragnar Lothbrok (Travis Fimmel), las últimas temporadas estuvieron centradas en el enfrentamiento entre sus hijos. 

La serie de History Channel ha sabido mostrar el modo de vida de la sociedad vikinga, desde la vestimenta, las trenzas y los tatuajes, hasta las libertades en las relaciones de pareja, los sacrificios humanos y la creencia en sus dioses. A través de Vikings se entiende que los nórdicos eran grandes guerreros porque creían en el Valhalla, una especie de paraíso, al que podían llegar si morían luchando con valentía.

Las mujeres también participaban en la guerra y eran reconocidas por tener ese mismo coraje. El personaje de Lagertha (Katheryn Winnick) es el mejor ejemplo. La primera esposa de Ragnar, puesta en cuestión como mujer al no poder “darle” más hijos a su marido, demostró su valor como escudera.

Si hay algo que enseñó Vikings es a mirarla teniendo en cuenta los valores de la cultura vikinga. Ningún personaje soportaría ser catalogado bajo la moral cristiana que ubica buenos y malos. En este aspecto, Ragnar es quien mejor representa a la serie. De lo contrario, sentir empatía por un sanguinario saqueador, por momentos sádico y maltratador, no sería posible. Hasta su némesis, el rey Ecbert (Linus Roache), termina teniendo más cosas en común con él antes que ser su antítesis.

 

El Valhalla como premio*

*(En las siguientes líneas se hablarán de hechos sucedidos en temporadas pasadas y, a nivel general, de la trama de la última temporada.)

Una de las mejores cosas que ha hecho la serie creada por Michael Hirst es matar a sus personajes. Inclusive, a veces, tomando esas decisiones con un alto grado de riesgo: sacar a Ragnar en la cuarta temporada hizo que algo de la esencia del show se perdiera. 

Aunque a partir de ahí Vikings no fue la misma, el enfrentamiento entre Bjorn e Ivar, dos de sus hijos, logró mantener la tensión e hizo que el interés se trasladara a los hermanos. El problema de estos últimos diez capítulos, que pertenecen a la segunda parte de la sexta entrega, es que justamente esta disputa está prácticamente saldada. Fiel a su estilo, Hirst no se guarda las cosas ni las estira, nos dá el Ragnarok, término que alude a la batalla del fin del mundo, al principio, y al final queda poco.

Así, muchos personajes secundarios, que incluso se unieron en la última temporada y que son afectivamente irrelevantes para la audiencia, cobran protagonismo sobre el final, aunque poco importe su destino. Ni hablar de la aburrida historia sobre el viaje a Norteamérica que se viene arrastrando de la entrega anterior, con la incursión de Floki (Gustaf Skarsgård) a Islandia.

Otra cuestión es que las pocas piezas que quedan sobre el tablero, ya victoriosas, caminan hacia la muerte con decisiones difíciles de justificar si no fuera porque es el final. Por supuesto, para un vikingo no existe la gloria si no se llega al Valhalla, pero los atajos precipitados no le terminan haciendo justicia a algunos personajes. 

Como a veces sucede con las series exitosas como esta, Michael Hirst ya ha anunciado un spin-off llamado Valhalla, que tendrá lugar unos cien años después de lo ocurrido en Vikings. Será con otros personajes que tendrán como referencia las hazañas de Ragnar Lothbrok, Ivar el Deshuesado y Bjorn Ironside. De alguna manera, los volveremos a ver en el Valhalla.

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