El diablo y Daniel Johnston: uno de los artistas más admirados por los ídolos del rock

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El diablo y Daniel Johnston: uno de los artistas más admirados por los ídolos del rock

12 Septiembre 2020

Por Jazmín Manuel

Daniel Johnston es de aquellos músicos que todo el mundo conoce aunque jamás lo hayan escuchado, como una leyenda que va pasando de boca en boca. Muchos no lo reconocen de cara, ni escucharon jamás su particular tono de voz, ni leyeron sus letras o conocieron sus canciones, pero seguro se han topado más de una vez con el simpático dibujo de un marcianito, que saludando dice “Hola, ¿cómo estás?”. La caricatura —que se hizo extremadamente popular después de que Kurt Cobain la llevara en una remera en varios conciertos y entrevistas— es la tapa del más reconocido trabajo de Daniel, Hi, how are you, su primer disco. 

Lamentablemente, Daniel no sólo es conocido por su talento artístico, sino también por haber sufrido de un trastorno bipolar severo y de fuertes brotes psicóticos durante muchos años, que afectaron su comportamiento y su carrera. El notable deterioro de su salud mental se vió reflejado en sus canciones y dibujos: estaba convencido de que era Casper, el fantasma amigable y el Capitán América, personajes que fueron los protagonistas de muchos de sus trabajos. Pero sus mayores obsesiones fueron el amor no correspondido y el diablo, que son los principales factores de su sello personal. En el documental The Devil and Daniel Johnston (El diablo y Daniel Johnston) podemos conocer en primera persona, mediante cintas grabadas por el mismo Daniel a lo largo de los años, cómo se desencadenó esta serie de derrotas y éxitos que lo llevaron a ser una verdadera leyenda, incluso mucho antes de su muerte.

El film cuenta con la participación de amigos, familiares y otras personas cercanas a Dan, como lo llaman. Incluye el testimonio de su mejor amigo de la adolescencia, Dave; su ex novia, Kathy; Jeff, su representante de toda la vida; sus padres y hermanas. El documental fue estrenado en 2005 y ese mismo año fue galardonado en el Festival de Sundance, ganando el premio a mejor dirección. Posteriormente, hasta su fallecimiento en 2019 a causa de un infarto, Daniel vivió en una casa junto a la de sus padres, en Texas.

Se dice que lo que empeoró su cuadro fue un viaje de ácido del que nunca volvió por completo. Quienes estuvieron presentes durante la noche del 11 de Septiembre de 1986 en un recital de Butthole Surfers, cuentan que alguien le dio ácido a Daniel. El cantante de la banda comenta en el documental que no sabe quién le ofreció las drogas, y que vió a Dan en un estado de confusión que lo alertó, ya que, según sus palabras, “Daniel era el tipo de persona que no te gustaría que tomase LSD”. Esta historia de su viaje psicodélico puede considerarse hoy en día como una leyenda del rock, al mismo nivel que el mensaje subliminal de Hotel California y la supuesta muerte de Paul McCartney. La verdad es que nadie sabe realmente qué pasó esa noche, ni si fue determinante en su salud mental.

Lo curioso de Daniel es que, para muchos, fue un prodigio musical y, para muchos otros, su música es imposible de escuchar. Parecen haber sólo dos opciones: amarlo u odiarlo. Pero lo cierto es que no hay nadie que sea igual a él, ni que se le parezca. Por eso, la obra musical de Daniel fue alabada por grandes artistas de reconocimiento internacional, quienes lo consideraron un prodigio y fuente de inspiración. Entre sus mayores fans se encontraban el ya mencionado líder de Nirvana, la banda neoyorquina Sonic Youth, Eddie Vedder y Matt Groening, el creador de Los Simpson. Incluso el gran David Bowie lo catalogó como “un tesoro americano”. 

Durante años, mientras Daniel estaba internado en un hospital psiquiátrico, disqueras muy importantes de Estados Unidos, que sólo firmaban con los más grandes, se peleaban para tenerlo bajo su sello. En el documental, somos testigos de uno de los momentos más devastadores de su carrera cuando, en 1992, la discográfica Elektra quiso firmar un contrato con él por una gran suma de dinero que lo llevaría al éxito. Pero Dan, sufriendo aún de delirios, no aceptó pertenecer a la firma de la misma compañía que trabajaba con Metallica, pensando que eran satánicos. Ese mismo año abandonó a Jeffrey Tartakov, su fiel mánager, que incluso después de dejar de trabajar con Daniel se dedicó durante muchos años a hacer conocer sus dibujos en distintas galerías de arte y a distribuir su música. “Lo hice porque creo que la gente necesita escuchar a Daniel Johnston”, dice Jeff en el film. Sin dudas, su mayor admirador. 

Eterno fanático de los Beatles —incluso escribió una canción al respecto, que pertenece a su álbum Yip Jump Music—, muchos reconocen en su música una gran influencia de la famosa banda de Liverpool. Esto es extremadamente curioso, teniendo en cuenta que los Beatles fueron una banda de rock inglesa, mientras que Daniel siempre se mantuvo fiel a un estilo más folk y “despreocupado”. Su álbum Hi, how are you fue creado casi exclusivamente con su voz y un teclado, y cuando empezó a tocar en vivo ni siquiera sabía tocar muy bien la guitarra. Uno de los músicos que participan del documental hace una simpática analogía, sosteniendo que cuando surgió este disco empezó la “Daniel Johnstonmanía”.

 

Más allá de su obra constantemente penetrada por su obsesión con los número 6 y 7, Dios y el diablo, y por distintos periodos depresivos a lo largo de su vida, el documental también muestra un lado más esperanzador de Johnston, que convivió con toda la oscuridad que lo atormentaba. Una gran parte de las canciones de Daniel están dedicadas al amor no correspondido y a la esperanza siempre latente de conocer el amor mutuo algún día. Canciones como "Loner"(solitario) y "True Love Will Find You in the End" (El verdadero amor te encontrará al final) son clásicos del lado romántico del artista. Desde el comienzo del film se menciona a Laurie Allen, a quien conoció en la Universidad y que fue “el amor de su vida”; una chica que, a pesar de no tener más contacto, fue la principal inspiración en las canciones de amor de Daniel. Incluso hay un tema en especial que lleva su nombre. 

Se muestra, durante todo el film, tanto el lado destructivo del protagonista como también su costado más suave. Podemos escuchar cintas grabadas por el propio Daniel en las que habla de su profundo deseo de poder comprarle una casa a sus padres para asegurarse de que estén a salvo y cuidar de ellos. También lo escuchamos referirse a su mejor amigo, que se casó con su ex novia, Kathy McCarty. A ambos les desea lo mejor y, con profunda honestidad, admite que siempre piensa en ella y que es un afortunado por tenerla a su lado. 

Kathy, a su vez, fue una de las primeras personas en hacer conocer la música de Daniel y en confiar en su talento, invitándolo a telonear para su banda, Glass Eye, en los 80s. Incluso grabó un disco versionando muchas de sus canciones. Es una de las personas que se mantuvo más cercana al protagonista durante su vida. Cerca del final del documental, la escuchamos hablar sobre cómo todo lo que ocurrió en la vida de Dan generó la ecuación perfecta para convertirse en un mito del rock, sin haberlo pretendido nunca conscientemente: “Por donde pasa Daniel, deja esta estela de destrucción y creación a su paso. Ha hecho de todo, cosas buenas y malas. Pero todas son míticas. Apenas creíbles pero todas ciertas. (...) Ha hecho lo acertado para crear una leyenda”. 

Tal vez el público nunca se ponga de acuerdo con respecto al talento de Daniel Johnston. Para muchos seguirá siendo un ídolo de ídolos, y para otros será un artista sobrevalorado. Lo único seguro es que Daniel fue único entre una multitud, para bien o para mal. Casi sin darse cuenta creó un estilo propio que muchos parecen intentar imitar. Su arte, guste o no, era inesperado, original y único. Tal vez será un incomprendido por siempre, pero, sin lugar a dudas, también fue dueño de una calidad artística poco vista y digna de admiración. Para corroborarlo no hace falta más que escuchar su música, que se encuentra en Youtube. Por su lado, para quien busque conocer un lado aún más íntimo del artista, el documental The Devil and Daniel Johnston es una gran opción. 

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