CABA: tasa de mortalidad infantil en ascenso

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CABA: tasa de mortalidad infantil en ascenso

15 Septiembre 2017

Por Paula Carrizo

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la jurisdicción con mayor Producto Bruto Interno de todo el país, la Tasa de Mortalidad Infantil (TMI) ascendió a 7,2 muertes por cada mil nacidos vivos en 2016. Configura un sensible aumento respecto al 6,0 registrado el año anterior. Según la evaluación técnica encargada por el propio gobierno porteño a UNICEF Argentina, en el año 2016 se contabilizaron 282 defunciones, 36 más que en el 2015. Esta información fue confirmada por el mismo gobierno porteño en su “Informe de Resultados sobre la mortalidad infantil en la Ciudad en el período 2013-2016”. Por su parte, la Fundación Soberanía Sanitaria publicó un informe analizando la información recabada y compartiendo su mirada en torno al impacto de las políticas de ajuste y el vaciamiento de políticas de salud en esta problemática.

En primer lugar, es necesario comprender en qué consiste este indicador, y el por qué de su importancia. La tasa de mortalidad infantil refleja las defunciones de menores de 12 meses por cada mil nacidos vivos en el período de un año. Está compuesta a su vez por dos ítems: la mortalidad neonatal (muertes ocurridas entre el nacimiento hasta los 28 días de vida) y mortalidad postneonatal (defunciones ocurridas desde los 28 días hasta el año de vida). Durante la primer etapa predominan condiciones vinculadas a problemas congénitos y a la accesibilidad y calidad de la atención de salud tanto de la madre como del recién nacido. Es decir, contempla los controles de embarazo, la atención recibida durante el parto y hacia el recién nacido durante sus primeros días de vida. En la segunda etapa tienen mayor impacto las condiciones ambientales y socioeconómicas.

La tasa de mortalidad infantil constituye entonces un indicador clave para entender la situación de salud de una población, en tanto está vinculada a la accesibilidad y calidad del sistema de salud implicado, y al nivel de pobreza y desigualdad de una sociedad. El nivel de mortalidad infantil está determinado por múltiples factores interrelacionados: biológicos, demográficos, socioeconómicos, culturales, ambientales, de accesibilidad y atención de la salud.

En este sentido, la información oficial divulgada concerniente al año 2016, dejó en evidencia que la principal variación se dio en la tasa de mortalidad infantil neonatal, que ascendió de 4,3 a 5,4. Al respecto, la Fundación Soberanía Sanitaria señaló que “las muertes relacionadas a los problemas en los controles de salud durante el embarazo aumentaron cerca de un 225% respecto al año anterior”. A su vez, en lo que concierne a la mortalidad postneonatal, identificaron un incremento en muertes por causas que podrían ser evitadas con una respuesta eficaz por parte del sistema de salud. Otro dato preocupante es la creciente brecha entre las comunas más ricas y más pobres de la Ciudad: mientras que las 3 más pobres (8,4 y 9) sufrieron un aumento en la tasa de mortalidad infantil, en las 3 más acaudaladas (13, 2  y 14), ésta bajó. Un ejemplo paradigmático es el de la comuna 4, que abarca los barrios de Barracas, La Boca, Nueva Pompeya y Parque Patricios: mientras que en 2015 presentó una TMI de 7,2, en 2016 esta cifra ascendió a 11,9, convirtiéndose en la comuna de mayor TMI de toda la ciudad.

Resulta difìcil imaginar que el distrito más rico de un país, contando con la mayor cantidad de recursos e infraestructura sanitaria, presente una tasa de mortalidad infantil ascendente. Además de los ya mencionados problemas de acceso al sistema de salud local, desde la Fundación Soberanía Sanitaria hicieron hincapié en diversos factores tales como la devaluación ocurrida en Diciembre de 2015 y la transferencia de recursos que supuso, entendiendo esto también condujo directamente a una reducción en la cantidad y calidad de alimentos consumidos por la población en general, y por embarazadas y neonatos en particular. Hicieron mención también a la reducción y subejecución del casi 5% del presupuesto nacional en salud, a la vez que remarcaron los efectos del vaciamiento o derogación de políticas tales como el Plan Remediar, que proveía medicamentos fundamentales para la atención primaria en salud y para embarazadas, y el Plan Qunita, diseñado especialmente con el objetivo de disminuir la mortalidad infantil y materna.

Por último, a este panorama debe sumarse como agravante la no implementación de la Ley de Regionalización Perinatal, sancionada en 2016. Dicha ley fue diseñada precisamente con el objetivo de aportar a la reducción de la mortalidad materna y neonatal, garantizando la gratuidad y accesibilidad total en lo concerniente a salud materno-neonatal, e incorporando además una perspectiva de género.

Para acceder al informe completo de la Fundación Soberanía Sanitaria: http://soberaniasanitaria.org.ar/wp/aumento-de-la-mortalidad-infantil-en-caba/