En su ocaso, Beatriz Sarlo desnudó cómo nos operan

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En su ocaso, Beatriz Sarlo desnudó cómo nos operan

12 Marzo 2021

Por Liliana Urruti

Yo también, como ella lo confesó un día, quisiera indagar en la memoria para que el recuerdo de lo que fui no me provocara dudas. Lo digo porque hubo un tiempo que la leí y llegando al final de uno de esos libros concienzudos, analíticos y bien escritos, sonreí. Beatriz Sarlo deberá conocer esa sensación que no es una mueca sino la expresión visible de un interior cómodo, contento, satisfecho. Lo que provoca toda buena lectura, bah.

Hay que tener cuidado con la derecha, y con la literatura, te transforman en algo distinto a lo que uno cree que es. Y no es que la derecha, la oligarquía, el liberalismo, sea más inteligente. Saben más sobre cómo ser patrones de estancia, sobre cómo hacer inteligencia, sobre infiltrarse, operar, desigualar. Tienen con qué (eso que se llama poder, dinero y las tapas en los diarios). O sea, tienen los medios, me refiero a las herramientas, bueno, y también a los otros.

Dicho esto, a manera de introducción (benévola), la responsabilidad que nos cabe es recoger el guante. No el de Sarlo, sino el que nos tira en la cara las comunicaciones, la prensa, los medios audiovisuales.

Y parados desde este lugar es importante saber de contenido más que de la concentración mediática que ya conocemos y hemos hablado, disertado, profundizado y divulgado. Quién no se asombró con el “mapa de Medios” de Lanata, cuando Jorge era lo mismo que es ahora, pero disimulaba.

A desmenuzar, a indagar cómo se construye la destrucción, nos interpela la realidad. Proceso de destrucción nacional, podríamos llamarlo. Es el que se cargó a Fernando Lugo, en el Paraguay, a Lula da Silva en Brasil, a Evo Morales, en Bolivia. Por qué nosotros seríamos la excepción si Diego Maradona ya se nos fue.

Nuestra responsabilidad consiste en no salir a contestar a Beatriz S., a Alfredo C., a Sandra P., a Horacio L., a la ministra de educación de la ciudad de Buenos Aires. Y si salimos que sea en Caras o en Gente.

Verán que no hablo de la cultura de la cancelación. Al revés quiero complejizar el tema de las comunicaciones y llamar la atención sobre tres operaciones de prensa y de inteligencia, tres diseños de comunicación. Recalco, no es de ellos el armado. Viene del poder verdadero. Pero tampoco podemos pasar por alto que Patricia diga que Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo, le debe pedir perdón. Sobra hablar de Estela, su lucha y compromiso y sobra hablar de Patricia, “su compromiso y su lucha”.

Hablemos entonces, de los tres hechos que delatan la trama. Y esos son los que habría que tener en cuenta a la hora de diseñar una política de Estado para las comunicaciones en la Argentina.

Uno de ellos fue el levantamiento policial frente a la quinta presidencial de Olivos, armados. Claro intento de desestabilización. O hay otras palabras. ¿Golpe blando? ¿Advertencia? ¿Apriete?

Días antes aparece una ex asesora del Ministerio de Seguridad - que pasó del garantismo y la denuncia por gatillo fácil, a apoyar la doctrina Chocobar- diciendo en TN que la policía estaba analizando hacer algún tipo de movilización para pedir mejoras salariales y porque hay un discurso anti policía.

La ex Asesora fue enviada a sondear el humor ciudadano. Resultado: una sociedad cansada por el acoso de un virus que no le permite llevar la vida anterior al 20 de marzo y propensa a las marchas contra el gobierno, no alzaría la voz. La protesta se llevaría a cabo. Ya estaba instalado el tema. Los anti República saldrían a defender la democracia. No había vuelta atrás.

Esta fue calcada a la anterior.

Salió Sarlo a decir que le habían ofrecido la vacuna por debajo de la mesa. Un tiempo después renunció un ministro, porque siempre renuncian los mismos, y cobró sentido la campaña, después de, otra vez, haber sondeado a la sociedad. (No me operen que no quiero decir con esto que esté de acuerdo con la vacunación VIP). ¿Prendería el tema? Este era más redituable que el anterior, incluso. Se llevaría puesta a más personas y, las expectativas sobre el deterioro de la credibilidad si bien no resultó como la esperaban, tuvo su impacto.

Concluída la Operación Vacunas, en el gobierno nacional, y con una idea más redondeada del por qué del relato del “amigo de Ginés”, se fueron a Formosa, vestidos con traje y gorro a rayas -como los presos. Y considerando que la ex ministra mira muchas series que le dan el punto de partida para analizar la realidad, y elaborar políticas públicas. no debió desconocer que al montaje de la escena le faltó algo de glamour.

Y allí se quedarán. Quizás les interese la intervención de la provincia o el aumento de los contagios. Está por verse.

Dice Enrique de la Calle: “Formosa es la provincia argentina que desarrolló la política sanitaria más exitosa contra el coronavirus. Al 4 de marzo, cuenta con 1300 contagios y 21 muertes, sobre una población de más de 500 mil habitantes. Mientras tanto, ¿qué ocurre en el distrito más rico del país? Con 30 muertes ¡por día!, Ciudad Autónoma de Buenos Aires acumula casi 7000 muertos por COVID y 237 mil contagiados”.

Partieron para Formosa, pero la foto del primer día de la vacunación a mayores de 80 en CABA, fue como estar frente al Guernica de Pablo Picasso, mientras algunos medios habían reservado habitaciones de hotel la noche anterior.

Al montaje le faltó glamour, pero el escenario no puede ser mejor ya apareció la presidenta del PRO en la tele sin el traje a rayas propiciando la privatización de la vacuna. Que la compren las farmacias, las obras sociales, y que después si alguien no se la puede comprar, que a ese lo asista el Estado, dijo.

Nadie hace esto por amor, y el Dipy está esperando también su oportunidad, aunque todavía no hizo el mérito suficiente. Ya entrará en la misma galería de Sarlo. Están estudiando el tema.

Hay que mirar más televisión, leer más la revista Gente.