UN CIERRE QUE ABRE: Nunca se trató de un legislador más o menos

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    Axel Kicillof_ Daniela Morán
    Foto: Daniela Morán

UN CIERRE QUE ABRE: Nunca se trató de un legislador más o menos

26 Julio 2025

Respecto a los cierres de lista de 2022 escribíamos: En los cierres de lista, momentos clave de la política si los hay, existen dos planos a considerar que se entrelazan y se superponen haciéndose a veces indivisibles, pero sin dejar de ser dos dimensiones con sus propias reglas: Por un lado; se juega la representación de proyectos políticos con anclajes (disculpen la antigüedad) en sectores económicos y sociales con sus identidades y subjetividades y por otro se ponen a prueba todas las habilidades y miserias de los individuos y los colectivos en el arte de “ser” clase política. El poder y la picaresca. Un “mézclum” donde lo trascendente de lo político y las apetencias individuales de la política se hacen lienzo y pintura a la vez. Como en la película The Purge, todo está permitido en ese sprint final de 24/36 horas de operaciones a cielo abierto.

La corriente de análisis llamada realismo geopolítico, suele decir que en la política internacional sólo hay actores y escenarios. Con esa crudeza discriminan a aquellos que se sientan en la discusión de los que, precisamente, son las sillas y la mesa... Tomando esa disección podemos decir que, pensando en aquel cierre de 2021 en el que el gobernador de la provincia de Buenos Aires fue casi un espectador de las discusiones; este cierre es todo ganancia, pues lo tuvo como protagonista. En esta oportunidad impuso el desdoblamiento de las elecciones contra la opinión pública de la ex presidenta y fue reconocido como uno de los tercios en los que se estructuró el armado electoral de la provincia; el sector de Massa, el cristinismo y su Movimiento Derecho al Futuro. 

Se discutió con él de local, en los términos que propuso. Logró la cabeza de las 2 secciones más trascendentes que nuclean casi 10 millones de votos reafirmándose frente a las exigencias directas de CFK. Para eso tuvo que ceder en el interior provincial y los intendentes de su espacio, a pesar de que en general se recuperó la importancia del papel de los jefes comunales, se quedaron con un sabor amargo: Axel por primera vez arma listas y tiene que pagar el costo clásico del enojo de los que no ven satisfechas sus expectativas.

El reciente y (como diría el gordo Cooke) invertebrado Movimiento Derecho al Futuro, tendrá el desafío de asimilar lo que trajo este cierre. Porque es muy difícil constituirse como parte y como todo al mismo tiempo. Los objetivos e intereses como parte no necesariamente pueden coincidir o no tener contradicción con lo que debe hacer quién conduce esa parte, a la vez que aspira a conducir el todo. Teniendo en cuenta que en el corazón del problema de los límites políticos del cristinismo está esa contradicción, es que no hay que dejar de prestarle mucha atención a ese punto. 

La Cámpora, como representación protagónica de una CFK que fue injustamente sacada de la cancha por una decisión política de la Corte Suprema sin que el quilombo prometido se haya armado, echó mano a todo el arsenal de operaciones, secretismo y gestos que son parte de los recursos con los que hace más de 10 años prepara el terreno para imponer su hegemonía a la hora del uso delegado de la lapicera. Pero esta vez algo cambió. Y no tiene que ver con la mayor o menor habilidad de los negociadores sino con las manifestaciones cada vez más evidentes de un desgaste que todos reconocen en privado, pero callan en público. La fórmula de Axel al respecto es transparente; acompañamiento irrestricto a CFK contra la persecución judicial mientras se planta con firmeza frente al rayo albertizador apuntado por el entorno de salieris de la presidenta del PJ. 

La foto que se desprende del cierre es que el cristinismo bonaerense se vio forzado a aceptar a regañadientes lo que es normal en cualquier otro territorio; el que gana elecciones y gobierna tiene derecho a determinar quiénes lo acompañan legislativamente. Algo tan simple como eso. 

Esta nueva situación no significa que La Cámpora no haya podido conseguir representación. De hecho, se lleva una buena parte de los legisladores con posibilidades de ingresar en las cámaras. Y lo hizo incluso mezclando figuras de peso en su esquema como Mayra Mendoza, con algunos casos de cabezas de lista que no tienen mayor conocimiento más allá de sus distritos, como por ejemplo en la cuarta sección electoral. Está claro que en estos últimos el objetivo no es sumar legitimidad a la futura representación.

Sergio Massa, hizo gala de su astucia política y consiguió mucho con poco. Canjeó su reciente estatura presidencial y su rol de tercero en discordia por un buen resultado en la distribución de candidatos. También dejó un muy cuidado interrogante sobre la conveniencia de la candidatura de su estrecho aliado Máximo Kirchner para la tercera sección. Seguramente lo encontraremos presionando de cara al cierre para diputados nacionales.

Si esta es la foto táctica del peronismo de la provincia de Buenos Aires, la película estratégica aún se está filmando. Porque para el movimiento nacional este proceso electoral, además de tener su valor específico, también es un escenario de algo que está en desarrollo y reviste una importancia central; la discusión por la conducción del movimiento para la etapa que se abre.

Y es allí donde el gobernador bonaerense viene dando pasos contundentes, aunque quizás no sean todo lo rápidos que algunos de quienes lo acompañan quisieran. Ya propios y extraños tienen claro que no es un gobernador teledirigido y lo han visto mantener sin estridencias ni altisonancia, pero con mucha firmeza sus posiciones políticas. Del “no se va animar” inicial, se ha pasado a discutir si su táctica en tiempo y espacio es la correcta. Esta comprobación no ha caído bien en el segmento más cercano a un club de fans del cristinismo, pero justamente ello confirma su cualidad de ser uno de los pocos dirigentes que está en condiciones de hacer posible el trasvasamiento del espíritu kirchnerista en una nueva articulación que pueda responder las preguntas de época a las que el peronismo fue dejando de contestar. Volver a ser parte de la solución y no del problema.

Frente a tanto fingir demencia de políticos, panelistas e invitados mediáticos es importante reafirmar que lo que está en juego nunca fue (y todos los que jugaban lo sabían); un legislador más o un legislador menos. El poder no está en el número, sino en la iniciativa, porque las bancas sin poder son solamente sillones elegantes. En ese sentido, Cristina no intervino públicamente en la discusión. Ese silencio vale como un movimiento, sobre todo a la luz de una larga serie de resultados que no revalidaron acríticamente su conducción.

Lo que sigue es la capacidad de plasmar esta lista de candidaturas comunes en potencia electoral en un contexto complicado, pero en el que empieza a sentirse un sentimiento de preocupación y rechazo creciente para con el gobierno nacional. En una reciente encuesta de Zuban - Córdoba apareció el interesantísimo dato de que a menos de 2 años de gobierno; el 53% de los encuestados se identificaron con el antimileismo, mientras que el 45,2% se definió anti kirchnerista. La tercera cifra significativa surgida de esta medición de julio es que “solo” el 39,7% dijo ser antiperonista... Hará falta un fino oído puesto en la sociedad para encontrar la clave del tono de la campaña política capaz de ecualizar lo local con estos nuevos datos generales. Eso, siempre y cuando, todos los actores de Fuerza Patria tengan como objetivo ganar la elección… Lo podremos comprobar en breve.

La fecha del 17 de agosto para la definición de la lista de diputados nacionales, implica que su cierre va a ser discutido en medio de la campaña bonaerense. Queremos suponer que tal situación angosta el escenario para un debate ruidoso y volantazos simbólicos. Pero será interesante ver cómo se administra la tensión con una CFK teniendo más presencia en las definiciones, viniendo de un cierre electoral que trajo una novedad política; la aceptación forzada por su parte de la estrategia del gobernador bonaerense.

Para terminar, en esta época en la que resuenan ecos distorsionados de la década infame; quiero recordar la caracterización que supo tener Arturo Jauretche de aquellos tiempos que fueran la antesala del alumbramiento de una inédita situación política, porque nos permite apropiarnos de una tarea militante de enorme magnitud. 

Aunque es evidente e imperioso el trasvasamiento y renovación en las filas del peronismo, también como puso de moda El Eternauta: Lo viejo sirve. Don Arturo escribió; “Eran tiempos ‘falaces y descreídos’ en el gobierno y abajo, tiempos de cálculo pequeño, con banderines de cantina y posturas de compromiso. No había en la política en qué creer y la necesidad de fe buscó otros derroteros y fue así que los héroes del deporte fueron los ‘héroes’. En la angustia desesperada de los que buscaban la regeneración del país, se empezó a descreer en el pueblo, y hubo momentos en que las voces clamantes del desierto parecían apagarse, ganadas por un escepticismo angustiado que hacía paralelo al escepticismo gozoso de los que mandaban.

Y, sin embargo, esto tenía que ser así. Así ha sido siempre en la historia. En el espacio de tiempo que media entre una fe que muere, y una fe que nace, la frivolidad pone su imperio. Los viejos altares se van apagando y los nuevos tienen solo una llamita incipiente, que no alumbra aún el camino de las oscuras catacumbas donde fermenta el futuro”. 

Hoy los tiempos corren frenéticos y con él los procesos políticos y sociales. De allí que es determinante resguardar esa llamita incipiente. Cuidarla y hacerla crecer para alumbrar un peronismo capaz de edificar el futuro que nos merecemos como pueblo.