Reseña teatral: "Pieza para maniquíes y un actor de reparto"

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Reseña teatral: "Pieza para maniquíes y un actor de reparto"

20 Marzo 2022

Por Nuria García Cati |​ Fotos: Florencia Mansur y Lorena Paeta

¿Qué es lo que hace al teatro, teatro? ¿El texto dramático? ¿El cuerpo del actor sobre el escenario? ¿Y qué es lo que el espectador espera una vez instalado en la comodidad de la butaca roja, que el personaje despliegue el camino del héroe, que la obra sea vehículo de un mensaje? Estas preguntas sobre las partes constitutivas del teatro aristotélico o dramático estallan a finales del siglo XX y dan paso al teatro posdramático o contemporáneo en el siglo XXI. Este teatro cuya característica principal es la reflexión sobre sí mismo es el que propone Pieza para maniquíes y una actor de reparto (un documental sobre el silencio) de Daniel Penner, con dirección de Ana Alvarado.

Desde la primera escena, experimentamos la proposición entre paréntesis “Un documental sobre el silencio” enunciada por el actor, somos arrancados de la “butaca roja” y sometidos a un silencio de más de un minuto, me atrevo a decir; y esa durabilidad hace que reparemos en los cuerpos en escena y en la incomodidad de la platea. Es la primera clave para entrar en la obra; otra es abandonar toda presunción de narrativa clásica, peripecia, conflicto y dejarse llevar por las sucesiónes de escenas en las que se rompe la unidad de acción, tiempo y espacio a la manera aristotélica.

Más allá de la metateatralidad, Pieza para maniquíes y un actor de reparto despliega la corporalidad de los actores y de los objetos (Ana Alvarado comprende el concepto de objeto en el sentido amplio del término, el objeto es títere, muñeco, maniquí). La dupla cuerpo-objeto deviene en variadas formas. Una máscara animal transforma a un cuerpo en una especie de monstruo. Las prótesis o amputaciones resignifican los cuerpos. Se disuelven los límites entre cuerpo y objeto: el títere es quien domina al titiritero, el actor se funde con su maniquí en un mismo nivel de actuación como la escena que evoca a prostitutas con sus clientes.

Si de formas se trata, la obra juega con la escala de la corporalidad en relación al espacio escénico. Aparece un muñeco gigante casi al borde del escenario y un enano con cara, el rostro del actor en un pañol que se acerca desde la profundidad de campo, en un efecto siniestro y perturbador (con reminiscencias de El periférico de objetos, grupo teatral en el que se formó Ana Alvarado), pero también jocoso. Desde un guiño a nuestra historia política, aparece lo siniestro como la pesadilla de la dictadura sobre el cuerpo, en el peligro de la amputación, en la tortura inminente. Lo siniestro no es un tono en el que la obra se instale ya que nos lleva por una arco que va de lo humorístico a lo paródico, hasta lo extraño.

Pieza para maniquíes… homenajea a la tradición del teatro del siglo XX donde se halla el germen del contemporáneo en las escenas beckettianas de los tres actores y sus monólogos, en los que el lenguaje no comunica sino que se repite, se vuelve sobre sí mismo; son monólogos destinados a nadie, son vacíos de interlocutor. Y los cuerpos no accionan de forma utilitaria, lo hacen en el extrañamiento. 

La premisa del título Pieza para maniquíes y un actor de reparto implica que ninguno de los tres actores, Pablo Maidana, Luciano Mansur y Guillermo Tassara, es protagonista, “reparten” el rol. Los actores más que personajes, son cuerpos y en este sentido es de destacar el trabajo físico; sin olvidar que también son maniquíes, muñecos, objetos. Al asumirse como tales develan el carácter ficcional del personaje. Todo el tiempo nos advierten que estamos frente a una representación. Desarman el maniquí frente a nuestros ojos, nos muestran cómo se articula, de qué están hechos sus partes y resortes.

Pieza para maniquíes … interpela al espectador de “butaca roja” cuando el actor rompe la cuarta pared: de a ratos nos toma lección sobre lo que ocurre en el escenario y sube la apuesta con una chicana al espectador "especialista”, con cierto saber teórico sobre el teatro. Los cincuenta minutos que dura la obra nos pone a prueba y, antes del apagón final, da vuelta el espejo hacia la platea.

Ficha técnica

Dramaturgia: Gabriel Penner.

Actúan: Pablo Maidana, Luciano Mansur, Guillermo Tassara.

Diseño de vestuario: Gabriella Gerdelics.

Diseño de escenografía: Gabriella Gerdelics.

Realización de títeres y máscaras: Gabriella Gerdelics, Pablo Maidana y Luciano Mansur.

Diseño sonoro y música original: Cecilia Candia.

Iluminación: Malena Miramontes Boim.

Diseño de movimiento: Soledad Pérez Tranmar.

Fotografía: Florencia Mansur, Lorena Paeta.

Prensa: Prensópolis.

Redes sociales: Prensópolis.

Asistencia de dirección: Guillermo Echenique.

Producción ejecutiva: Cristina Sisca.

Dirección: Ana Alvarado.

La obra se presenta los viernes de marzo y abril a las 21:00 h en la nueva Sala Inda Ledesma del Espacio Experimental Leónidas Barletta (Diagonal Norte 943, CABA), perteneciente al Centro Cultural de la Cooperación. Entradas por Alternativa Teatral.