Daniel Dalmaroni: "Hoy pareciera que muchas veces el vecino es un enemigo de las ideas más centrales de tu vida"

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    Daniel Dalmaroni
    Foto: Magdalena Viggiani
ENTREVISTA

Daniel Dalmaroni: "Hoy pareciera que muchas veces el vecino es un enemigo de las ideas más centrales de tu vida"

19 Octubre 2025

Ya se sabe: hay un teatro que siempre está en la primera línea de fuego cuando de batalla cultural se trata. Sus victorias quedan impresas para futuras generaciones, ¿o acaso no volvemos a esa especie de estación de tren que son las bibliotecas en busca de Sartre o Camus, de Pinter o Beckett? Sus trincheras son las tablas, naturalmente.

Durante estos últimos años, gobernados por degenerados mercachifles para quienes la palabra escrúpulos es una isla griega, y ni siquiera, en una sociedad que está demasiado preocupada en no morirse de hambre como para arrojarse sobre los libros o ir al cine o al teatro, éste último, el independiente, vale decir consciente de sí mismo, luego de cada función, apenas un instante después de recibir los aplausos del público y agradecer, piden por favor ser apoyados, apelan humildemente a la estadística del boca en boca porque también se sabe que nadie puede desear lo que ignora. Este pedido no deja de sostener un orgullo como fuego vivo capaz de encender la chispita que propagará la conciencia social, algo que sólo puede hacer el arte. Y así uno entiende, más allá de sus posibilidades económicas que le impedirán asistir a lo que quisiera porque hay que parar la olla en casa, que somos nosotros los que deberíamos apoyarnos en el teatro. El teatro, parece un eufemismo como cuando se habla del campo por televisión para no dar nombre y apellido de los terratenientes y oligarcas.

Por eso esta entrevista a Daniel Dalmaroni, este prestigioso y comprometido dramaturgo que ha escrito una obra tan genial como necesaria en los tiempos que corren hacia una Argentina saqueada y colonizada. Una de película, un thriller argentino, es el título de la obra que se está llevando a escena en el Teatro del Pueblo, dirigida por Leo Prestía e interpretada por Irene Almus, Florencia Patiño, Alfredo Castellani y Pablo Finamore, cuatro artistas en escena para darle vida a una comedia de enredos que tensa la risa lo suficiente hasta convertirla en algo parecido al llanto una vez que se transforma en espejo de la sociedad en la que vivimos.

El argumento es aparentemente simple y será contado de manera parcial porque lo que importa es todo aquello que no dice y se torna niveles de connotación, guiños, una sonrisa socarrona e irónica para preguntarte si de alguna manera te estás identificando, muy propio de la poética que define el arte de Daniel Dalmaroni, por otra parte. Sucede en Una de película, que un matrimonio rapta a un vecino por razones económicas, en principio. El vecino parece ser de la SIDE los vecinos han visto demasiadas películas de esas que nos pasaban en Sábados de súper acción, aunque la verdadera acción estaba, y aún está, en las imposiciones y negociados de las productoras extranjeras.

El talento de Dalmaroni deslumbra por su rigor formal, no tardarán en llegar las preguntas esenciales con respecto a quiénes son los demás, cómo ven, ¿cuando miro soy visto? ¿En qué momento el otro se convirtió en sospecha constante hasta convertirlo en enemigo tan íntimo como silencioso? La relación entre vecinos es una excusa como cualquier otra para abordar temas esenciales de la vida que nos están obligando a vivir desde construcciones discursivas que se enmascaran de ficción.   

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Teatro Una de película

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es la génesis de "Una de película"?

Daniel Dalmaroni: Durante muchos años escribí comedias de humor negro, fue una etapa muy importante en el sentido de muy nutrida para mi obra. En un momento tuve la necesidad de escribir una comedia clásica y escribí Una de película a partir de esa estructura donde hay un giro a mitad de la obra y, treinta segundos antes del final, otro giro, todo alrededor del equívoco central. Con respecto al argumento te diría que a mí me gusta mucho jugar con el límite de lo verosímil, es decir un verosímil al límite del disparate.

Secuestrar al vecino para pedir un rescate, creyendo que es alguien que no es, está dentro del lugar común, la cuestión es poder salir de ahí. En los momentos de estabilidad, en una sociedad más justa y equitativa, la vecindad es algo, o debiera ser, positivo y agradable. Uno trata de vincularse con los vecinos y a ellos les agrada, se invitan a reuniones o fiestas. Hoy pareciera que muchas veces el vecino es un enemigo de las ideas más centrales de tu vida.

APU: En el caso de la obra, resulta muy inquietante el personaje del vecino que pareciera, o no, pertenecer a la SIDE.

D.M.: Bueno, ahí está centrado el tema de trabajar con los límites, porque ese personaje es completamente disparatado. En este sentido, me remití a “El ojo de la patria” de Osvaldo Soriano, un título que siempre me pareció fascinante para definir un mundo de espías.

APU: En términos generales y poniendo en comparación los géneros: ¿qué resulta más complejo, buscar el efecto de la risa o del llanto?

D. M.: Es mucho más difícil hacer reír, y no lo digo porque estemos hablando de una comedia porque también escribo dramas. Ocurre que muchas veces la comedia busca generar el efecto de la sonrisa más que de la risa. Los espectáculos de humor, en cambio, buscan la carcajada. Si no lo logro, tengo un problema. Cuando voy a ver Una de película se puede observar una sonrisa constante, tensa, incluso en los momentos que no hay ninguna clase de efecto deliberadamente buscado. Cuando la platea está en silencio en una obra dramática, no pasa nada, quiero decir que, honestamente, no sabés qué está pasando el espectador. Pero cuando en una comedia la platea está en silencio hay que prestar atención también a ciertas cuestiones que no deben pasar desapercibidas en la revisión, por ejemplo la cantidad de público. No funciona de la misma manera lo que vos escribiste si montás la obra en un teatro para doscientas personas y van veinte a verla.   

 APU: La obra genera una gran variedad de interpretaciones a partir de la coyuntura actual.

D.M.: Es interesante esto que decís porque en otra época esta misma obra podría funcionar perfectamente para una temporada en Carlos Paz, donde por supuesto también se suelen dar obras muy profundas.. Pero hoy, dada la coyuntura que estamos atravesando, se abre un abanico de interpretaciones posibles, es cierto. Por ejemplo, y esto yo no lo había pensado, una temática sobre la identidad, en el sentido de no llegar a conocer nunca verdaderamente a quién tenés al lado, incluso una pareja. 

APU: Es muy interesante el tratamiento de las distintas películas que citan los personajes.

D.M.: En un momento pensé en rendirle un homenaje al cine que a mí me gusta y me formó, pero no funcionaba generar ese entramado con citas de Cassavetes o Bergman, por ejemplo, tratándose de una comedia apta para todo público. Por lo tanto tenía que intentar incluirlos en una determinada identificación donde fácilmente, incluso para quienes no vieron determinada película, pudieran reconocer el género y saber de qué estamos hablando para no tener que contar mucho, es decir películas donde hay violencia y tiros, policías o detectives al estilo Bruce Willis, entre otras, para generar un verosímil con respecto a mis personajes.

APU:¿En qué sentido te referís al verosímil de los personajes?

D.M.: El matrimonio que rapta al vecino no son intelectuales que se pasaron viendo cine de autor, eso no quita que no hayan visto alguna que otra película de Woody Allen, una al estilo Banana, pero algo es seguro, no son devotos de Truffaut o Herzog, y esta decisión fue deliberada porque no hubiera funcionado en el plano de lo que yo necesitaba contar dentro del universo disparatado de mis personajes. En otro nivel de connotación, necesitaba plantear el modo en que determinado cine influye en la manera en que ciertas personas pueden ver la vida.